jueves, 30 de septiembre de 2010

Revista Digital de Cultura de Cruz del Eje MACEDONIO BELARTE - AÑO 5 - Nº 60 - SEPTIEMBRE 2010


Hipóstasis de los Arcontes
(De Wikipedia, la enciclopedia libre)











La Hipóstasis de los Arcontes es un texto que se ha conservado en un único testigo copto, constituyendo el tratado 4 del Códice II de Nag Hammadi (NHC II, 4, pp. 86, 20 – 97, 23).





Está precedido por el Libro Secreto de Juan y los evangelios de Tomás y Felipe, y seguido por el Escrito sin Título y la Exégesis del Alma. Se encuentra en un muy buen estado de conservación, con algunas lagunas menores. El título aparece explícito. La traducción castellana la Hipóstasis de los arcontes se limita a reproducir los términos griegos del título copto. Una traducción según el significado de esos vocablos griegos sería “la realidad de la potestades”.





Idioma y lugar de origen





La lengua de la versión copta es el sahídico con fuertes contaminaciones subacmímicas, como en todo el Códice II. La lengua de la composición del texto habría sido griega. Sus enlaces con el pensamiento de Filón hacen que se proponga Alejandría como un lugar probable de composición. También se ha propuesto Siria como lugar de composición en razón del ambiente lingüístico semita que se muestra en los nombres del creador maléfico del mundo (Saclas = el loco) y Yaldabaoth.






Proceso de formación








El texto, en su estado actual es el resultado de la re-edición cristiana de un texto originalmente judío. La mayoría de los comentaristas aceptan que el escrito griego subyacente al texto copto presenta varios estratos redaccionales, el último de los cuales, por lo menos, es cristiano.
Los estratos más antiguos son por lo menos dos: el antropogónico y el teogónico, y podrían derivar de fuentes comunes al Libro Secreto de Juan (Apócrifo de Juan) y sobre todo al Escrito sin Título (Tratado Sobre el origen del mundo). La primera fuente se trataría de una versión re-escrita del Génesis, considerada "Génesis verdadero", es decir un nuevo relato de la historia de Génesis desde un punto de vista gnóstico. La Hipóstasis, el Escrito sin título, y el Apócrifo de Juan, habrían utilizado esta misma fuente.
La segunda fuente, no tan claramente vinculada al Apócrifo de Juan, puede reconstruirse parcialmente por el análisis comparativo con el Escrito sin Título. De esa reconstrucción hipotética resultan los enlaces con la filosofía de Filón de Alejandría (principios del siglo I e.c.), gran exegeta y filósofo judío, sobre todo en relación a su doctrina de las dos hipóstasis de Dios, y la determinación de características diferentes para cada una. Las fuentes comunes mencionadas podrían ser judías si se confirma la hipótesis de un judaísmo helenístico antiyavista y antinomista. En todo caso, se trata de una especulación teológica estrechamente ligada a la revelación bíblica y a los métodos midrásicos.
El último redactor griego se apoya, ya secundariamente, en el Nuevo Testamento (Pablo), y probablemente agudiza los trazos negativos del universo arcóntico. El texto original dataría de principios del siglo II e.c. y la re- edición de finales de ese mismo siglo.









Finalidad y contenido





El escrito se presenta como una instrucción sobre el tema de los dominadores (arcontes) de este mundo mencionados por San Pablo. La intención expresa de este escrito (86.26 - 27) es enseñar la verdad sobre los poderes que tienen autoridad sobre este mundo. El relato empieza con el alarde del demiurgo, el arconte principal, en palabras atribuidas al Dios de la Biblia:"Yo soy el que soy, Dios no es nada separado mí". Puede agregarse como objetivo del tratadista cristiano la clarificación de la condición del hombre gnóstico (la raza de Set) y su conflictiva relación con los "príncipes de este mundo". Con este fin, el autor procede a una rectificación de la historia sagrada.






Antropogonía





Después de una breve alusión al primer arconte, el tratadista pasa a la antropogonía. La creación del hombre es explicada a partir de los textos del Génesis interpretados con una técnica midráshica y ostentosamente rectificados. Los arcontes crean primero al hombre terrenal como una copia de su propio cuerpo y según la imagen divina. Después de nombrar varios animales y aves, los arcontes ponen a Adán en el Jardín del Edén, y tratan de tomar el espíritu que ha recibido de lo alto. Pero este espíritu se hace una mujer, "Madre de los vivientes" (89: 15). Los arcontes tratan de violarla, pero se convierte en un árbol, dejando que solamente un reflejo de sí sea profanado. Este reflejo es la "Mujer carnal" (90: 2), la bíblica, que se hace esposa de Adán.
La original, mujer dotada de espíritu se hace una serpiente ahora, y en esta forma enseña a Eva, diciéndole que coma del árbol del conocimiento del bien y el mal. Eva y Adán lo hacen y son expulsadas del jardín como en el Génesis; la diferencia está en que aquí el arconte principal es un ser ignorante, celoso y temeroso. El autor conoce una especulación sobre la "ayuda" femenina que auxiliará a Adán, pero la desarrolla confusamente. El cotejo con Sobre el origen del mundo permite reconstruir las secuencias de la fuente original. La Eva psíquica levanta a Adán, y después la Eva espiritual, "viva semejanza de la divinidad", lo convierte en hombre espiritual.
Después de esto, se cuenta la historia de Caín y Abel, y Eva da a luz a Set. Como espirituales, Adán y Eva engendran a Set, que es el antepasado común de la raza gnóstica. Sin embargo, a diferencia de la versión de la historia contada en Génesis, Eva también pare una hija, Norea, que es en realidad la mujer espiritual del Jardín del Edén. Cuando, locos de celos, los arcontes tratan de destruir la humanidad, Norea pide refugio a Noé. Es en este momento que los arcontes tratan de violarla y pide ayuda (93: 1-2). Su llanto es respondido por la llegada del ángel Eleleth. La raza gnóstica es salvada de la extinción por el arconte Sabaot, bajo cuyo poder quedará hasta la venida del Salvador (judaísmo recuperado).






Teogonía





El argumento teogónico (origen de los arcontes) es abordado en segundo lugar y presentado como una revelación del ángel Elelet a Norea. El ciclo teogónico explica el origen del arconte a partir de la materia. En este momento, la voz del relato cambia a la primera persona, y el texto asume la forma de un discurso de revelación, donde el narrador pregunta a Eleleth sobre la naturaleza y el origen de los arcontes, sobre su propia naturaleza y sobre la cantidad del tiempo restante hasta la liberación escatológica de los "hijos de la luz" (97: 13-14).
En sus réplicas a las preguntas de Norea, le cuenta sobre la actividad creadora de Sofía, sobre el abandono de Samael (el demiurgo), hijo de Sabaot; sobre la actividad de Zoe (la "Vida"), hija de Sofía, y el arrepentimiento de Samael. Estas revelaciones últimas provienen de un origen diferente al del que abrió la Hipóstasis y no están totalmente de acuerdo entre sí. El texto concluye con una discusión sobre la venida del "Hombre Verdadero" (96: 33), el elegido, el que viene de la "Luz incorruptible" (96: 21).
La doctrina más importante de este pasaje es la distinción entre un arconte maligno, Yaldabaot, y un arconte converso, Sabaot, el Dios de los judíos. El tratado concluye con una evocación cristiana de la obra del Salvador.







-Un fragmento:





"...Los arcontes se reunieron en asamblea y dijeron: "Vamos, tomemos tierra y creemos un hombre de barro". Y modelaron su criatura haciéndola completamente de tierra. Ahora bien, el cuerpo que tienen los arcontes es de mujer, es un [aborto] de rostro de animal. Así pues, tomaron [barro] de la tierra y modelaron [a su hombre] de acuerdo con el cuerpo de ellos mismos y [de acuerdo con la imagen] de Dios que se les había aparecido en las aguas. Entonces dijeron: "Vamos, apoderémonos (de esta semejanza) por medio de nuestra hechura, de manera que ésta vea a su viva semejanza... y que la capturemos en nuestra hechura", sin comprender, a causa de su impotencia, el poder de Dios.
Y sopló en su rostro: entonces el hombre pasó a ser psíquico sobre la tierra por muchos días, y ellos no pudieron ponerlo en pie a causa de su impotencia. Como vendavales, perseveraron en el propósito de capturar aquella semejanza que se les había manifestado en las aguas, pero ignoraban la potencia de la semejanza. Sin embargo, todo esto sucedió de acuerdo con la voluntad del Padre del todo.
Después de estos sucesos, el Espíritu vio al hombre psíquico sobre la tierra. El Espíritu partió de la tierra adamantina, descendió y habitó en él. Aquel hombre pasó a ser un alma viviente. Y le puso de nombre Adán, puesto que fue hallado arrastrándose sobre la tierra..."









Fuente : http://www.wikipedia.com.ar/










................................................................................................................














Diálogo entre el demiurgo creador y un hombre corriente.












por Morgomir » 19 Feb 2009 23:03

He visto con horror como muchas personas, a las cuales les gusta denominarse hedonistas, andan con la lengua de fuera por las calles en busca de placeres y frivolidades de todo tipo. Pero el camino de la concupiscencia equivale a adentrarse en una puerta falsa. En efecto, a fin de aumentar los goces, algunas bestias humanoides escarban entre la inmundicia, husmean entre la excrementos y persiguen a toda costa lo sensual incrementando de modo deliberado e irracional sus necesidades, que originalmente eran sólo un poco más difíciles de satisfacer que las del animal más pedestre: de ahí provienen la lujuria desenfrenada, el cigarro, las bebidas embrutecedoras, los bailes, y todo cuanto a esto acompaña. Si un hombre de este tipo tuviera la fortuna de poder entrevistarse brevemente con el Demiurgo Creador sobre los padecimientos que le reportó su existencia, el diálogo sería más o menos como sigue. Por cierto, es verdad que los diálogos son un mero recurso de ornamentación que sirven para el lucimiento personal, y que en modo alguno pueden presentarse los alegatos que representen a las partes antagónicas de la disputa, pues en un auténtico debate no se obtienen felices conclusiones sino feroces descalificaciones provistas de insultos y patadas en la cara. Para hacer menos impersonal este diálogo llamaré “David” al interlocutor del Demiurgo.




-David: Mi Señor, agradezco su venia al otorgarme unos minutos de su atención. Procuraré ceñirme a formular preguntas que conciernen a la humanidad en su conjunto. Dígame, ¿por qué, en vez de crear incesantemente nuevos hombres de modo poco menos que prodigioso y de aniquilar a los que ya viven, en una gran variedad de circunstancias crueles, no se contenta de una vez por todas con los que ya hay y les permite continuar existiendo por toda la eternidad?




-Demiurgo (con un gesto de repugnancia): ¿Me reclamas a mí insensato? Ustedes mismos siempre están queriendo hacer nuevos hombres, se reproducen con una irracionalidad que no se observa ni en los simios subidos en las ramas de los árboles, de ahí que tenga que inmolarlos por legiones para hacerle sitio a su descendencia. Aunque, dicho sea entre nosotros, un género humano que siguiese viviendo siempre y haciendo las mismas estupideces que ahora, sin otra finalidad que existir así, sería notoriamente ridículo y aburrido, mucho más de lo que puedes llegar a figurarte. ¡Intenta imaginarlo! He dotado al hombre de una prerrogativa que no tienen los demás animales: la ventaja de las delectaciones propiamente intelectuales que admiten una multitud de grados, desde el más fútil pasatiempo o conversación hasta las más sublimes realizaciones del espíritu.








-David: Dices bien, mas, como contrapartida por el lado de los malestares, nos acecha el hastío, que casi todos los animales desconocen, pues sólo en los más inteligentes, entre ellos los domésticos, se atisban ligerísimos síntomas, mientras que en el hombre es un verdadero azote. Por otra parte, esos placeres del intelecto sólo unos cuantos son capaces de experimentarlo, el resto no vive mejor que los cerdos o las vacas. La ventaja de poder beneficiarse, por medio del pensamiento, de la anticipación de un goce futuro, de las delicias de la imaginación así como de la facultad imaginativa es dominio exclusivo de los espíritus más selectos. La supuesta superioridad del hombre sobre los otros animales inferiores a veces despierta en mí fundadas dudas. He visto con tristeza cómo la ostensible paz y serenidad de un perro tirado en la acera de una calle, o en medio del camino, sucio y hambriento, humilla el ánimo del hombre, que vive angustiado por acontecimientos que aún no se presentan y que quizás nunca tendrán lugar, además de otro tipo de cuidados y pensamientos estrafalarios.




-Demiurgo: Aquí vas de nuevo con tus recriminaciones hombrecillo vulgar, eres asquerosamente nauseabundo e ignorante, y encima, con inaudita frescura y desvarío, te atreves a cuestionar mi obra de la creación. Todos ustedes, desde que desarrollan su inteligencia, buscan desesperadamente llenarse sus bolsas pero jamás sus cabezas, y en cuanto consiguen allegarse una gran cantidad de riqueza material caen abatidos sin saber qué hacer con ella, y procuran escapar a su vacío interior corriendo en todas direcciones, viajando y aprendiendo toda clase de actividades sin sentido. Y al final, ¿no es verdad que tan sólo requerían de las mismas necesidades que los animales, con la salvedad de que éstos las obtienen con incomparablemente menos despilfarro de energías y fatigas? ¡Son ustedes los que se han inventado tantas barreras para vivir con tranquilidad!




-David: (en un arranque de nostalgia): ¡Maldito, me sacaste del sueño de la vida! Aún tenía muchos proyectos pendientes. Me doy cuenta de que el pasado siempre fue vano, al igual que el futuro, y el presente careció de toda extensión, por ende, nada perduró en toda mi existencia. ¿Acaso te diviertes con el sufrimiento ajeno? La vida de los hombres no es más que una existencia sin anchura ni profundidad; se trata de una manifestación que sólo pretende la existencia, tal como una línea geométrica puede colmar el espacio sin ninguna finalidad aparente ni real. -Demiurgo: ¿Te entristeces por la muerte, por la aniquilación de tu individualidad? Nada más antinatural que eso. Si naciste de la nada es de esperar que regreses a ella, dado que todas las cosas retornan al punto de partida. ¿Pensabas que un Dios piadoso decidía tu muerte con base en las acciones bondadosas o maliciosas? Oh pero que torpeza la tuya, sería tanto como decir que ese mismo Dios castiga su propia obra chapucera porque no es como él quiere; o de otro modo más pueril, sería como aquel niño que golpea la silla con la que ha tropezado.










...................................................................................................................






EN QUÉ CREÍA BORGES?












El escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) consiguió, con los solos géneros del ensayo, el poema y el relato -de práctica especialmente breve en su caso-, ir más allá del costumbrismo que imperaba en su entorno para situarse en el patrimonio de lo fantástico y lo abstracto, en el espacio por lo tanto de lo universalmente compartido.





También logró con su obra tramar un completo y unitario mundo, de personal estética y gruesos engranajes conceptuales. Ese mundo, que por un lado no es en absoluto extraño a la manifestación religiosa, sino que más bien se ceba y nutre en la Cábala, en la Escritura, en la tradición, en la teología y en la filosofía, dispone de unos mecanismos internos que evitan desvelar de una forma clara y definitiva las verdaderas convicciones de su autor; ese mundo, aunque unitario, antes que nada huye del sistema y gusta de la contradicción.







Sobre Borges y su obra se ha vertido una incalculable bibliografía, y una no despreciable parte de ella destinada a analizar las creencias, tanto epistemológicas como religiosas, en las que ambos se fundamentan. Libros y artículos se han entregado desde hace años a la interpretación de estos fundamentos, unos de forma más parcial que otros, sin llegar a resultados concluyentes. El presente escrito irá haciendo un recorrido a pie de página por los diversos estudios especializados, coincidiendo sólo a veces con sus juicios -por otro lado poco unánimes-, al tiempo que intentará esclarecer el intrincado rompecabezas que Borges urdió en torno a sus creencias más últimas. Esta tentativa de solución, centrada sobre todo en una cercana y abundante lectura de los textos originales, se ceñirá a un secuencial recorrido: se analizarán los problemas que los presupuestos estéticos de la literatura de Borges imponen a la crítica; se denotará el interés casi utilitario que Borges sintió por la filosofía; se hará inventario de la esencial imaginería filosófica que en efecto se estampó en su obra; se examinará la atracción de nuestro autor por la Biblia, por la Cábala y por el mundo judío; se profundizará detenidamente en los principales elementos religiosos que se repiten en todos sus géneros, y su más o menos constante postura ante ellos; se aludirá también al afán escéptico y agnóstico tantas veces exhibido a lo largo de sus numerosos volúmenes; y se concluirá, por fin, que, por encima de ese anhelo de escepticismo, se acaba incurriendo mayoritariamente en una insistente fe en el panteísmo, eso sí, fuera de toda religiosidad y tentación antropologizadora.


1. El primer escollo: la evasividad de Borges.








Es conocido el uso por parte de Borges de las citas apócrifas, de la bibliografía inventada, del plagio incluso, para dar más cariz científico a sus cuentos o más talante ficticio a sus ensayos. En realidad todo forma parte de un mismo juego: la relativización de los géneros y la falsificación guardan un único propósito común: convertir toda su literatura en un enorme pasatiempo de conceptos, donde el enigma intelectual comience en las unidades mínimas de expresión y termine alcanzándolo a él mismo. El lector se convierte de esta manera en un jugador activo, que tiene que resolver el puzzle de cada cuento, y luego ascender al nivel del metalenguaje, para más tarde buscar el valor del mensaje en el conjunto de la obra, y después buscar soluciones en otras obras -De Quincey, el Corán, la Biblia, Schopenhauer, Stevenson, Poe, Kipling, Spinoza, Shaw, Wells, etc.-, y por fin, si es que acaba aquí el proceso, y si aún le quedaran fuerzas al denodado lector, contrastar los resultados con la propia vida del autor y con la veracidad de los hechos "reales" que narra. De fondo, es el escepticismo epistemológico el que socava cada línea borgesiana.Y es que el escepticismo reconocido de Borges, que lo lleva a falsear los datos, el todo vale, es tomado como la mejor herramienta para crear la ficción total. Esta particularidad esencial de su obra la formula el propio Borges, en lo que a nosotros nos toca, en el "Epílogo" de su libro de ensayos Otras inquisiciones, en 1952; allí confiesa "estimar las ideas religiosas o filosóficas por su valor estético y aun por lo que encierran de singular y de maravilloso. Esto es quizás -dice- indicio de un escepticismo esencial". En 1973, en su entrevista con María Esther Vázquez, declara también: "Yo no tengo ninguna teoría del mundo. En general, como yo he usado los diversos sistemas metafísicos y teológicos para fines literarios, los lectores han creído que yo profesaba esos sistemas, cuando realmente lo único que he hecho ha sido aprovecharlos para esos fines, nada más. Además, si yo tuviera que definirme, me definiría como un agnóstico, es decir, una persona que no cree que el conocimiento sea posible" . Es fácil imaginar, con este tipo de revelaciones, el gran problema que significará interpretar en las páginas siguientes las auténticas creencias de Borges.¿Dónde buscar sus verdaderas convicciones? ¿En sus cuentos? En un escrito dedicado a Wells afirma deplorar que las doctrinas se intercalen en las narraciones (OC II, 76). ¿En sus ensayos? De la aptitud irreverente y utilitaria que adquiere ante las ideas religiosas, a la que hemos aludido más arriba, toma conciencia Borges precisamente al repasar los ensayos del volumen de Otras inquisiciones. ¿En sus fuentes? La erudición de Borges era extravagante y unilateral, limitada a las lecturas hedonistas, a su memoria selectiva, a la Enciclopedia Británica, al Diccionario de Literatura Bompiani, al Diccionario de Filosofía de Fritz Mauthner, al Diccionario Enciclopédico Hispanoamericano de Montaner y Simón, la Enciclopedia de Chambers y su pequeña biblioteca personal; conocía lo que casi nadie conoce e ignoraba lo que conoce todo el mundo, mostrando unas lagunas vergonzosas . ¿En las conclusiones de la crítica? Jaime Rest lo sitúa rotundamente en el nominalismo de la filosofía analítica anglosajona , Juan Nuño en el platonismo , Ana María Barrenechea en el panteísmo nihilista , Jaime Alazraki en el panteísmo espinozista ; Borges, al fin, se burlaba de todas estas clasificaciones, y defendía por encima de todo su escepticismo.Probablemente, la búsqueda habrá de hacerse en todos estos sitios o ninguno.






2. La Metafísica como instrumento.








Como ya se ha ido haciendo evidente, Borges padece una terrible fascinación por la metafísica. Se define a sí mismo como "un argentino perdido en la metafísica"; aunque la frase es mordaz y lo que Borges pretende mostrar con su obra es que la propia metafísica es el extravío, que es ella la que tiene una inmensa destreza para provocar el vértigo intelectual. Este poder es el que embelesa a Borges, la potencia estética del pensamiento abstracto, su capacidad para provocar el asombro, la inquietud o el desfallecimiento de la razón.La filosofía y la metafísica son sin duda en Borges las fértiles tierras donde recoger la materia prima para sus creaciones . Entre sus más recurrentes temas u obsesiones filosóficas podemos encontrar: el problema de los arquetipos o las Ideas platónicas, la naturaleza y la inteligencia de Dios, el solipsismo, la identidad personal, la negación del tiempo, la afirmación del espacio como un accidente del tiempo, la inmortalidad, la memoria, el azar, la necesidad y la predestinación, la unidad y la multiplicidad...Entre sus filósofos predilectos se encuentran Berkeley, Hume, Spinoza y Schopenhauer. Sin embargo, siempre hay que tener presente que todo es parte de un juego que no se sabe donde empieza ni donde acaba; no es que necesariamente Borges comparta los postulados de sus mentores filosóficos: "Yo he compilado alguna vez una antología de literatura fantástica [...], pero delato la culpable omisión de los insospechados y mayores maestros del género: Parménides, Platón, Juan Escoto Erígena, Alberto Magno, Spinoza, Leibniz, Kant, Francis Bradley. En efecto, qué son los prodigios de Wells o de Edgar Allan Poe [...] confrontados con la invención de Dios, con la teoría laboriosa de un ser que de algún modo es tres y que solitariamente perdura fuera del tiempo?" (OC I, 280). Borges, al igual que la Escuela de Viena, considera a la metafísica como una rama de la literatura fantástica; y al Dios de la teología, como tantos otros (Feuerbach, es el ejemplo que primero se me viene a la cabeza), una invención.Es claro que Borges utiliza la filosofía. Los problemas filosóficos son los pequeños núcleos de los que brota cada relato o ensayo, pero en una misma página Borges es capaz de sostener una idea y luego su contraria, lo de menos es lo que se dice, lo que importa es suscitar conmoción estética al decirlo. "Se me han ocurrido fábulas con temas filosóficos, pero no ideas filosóficas. Yo soy incapaz del pensamiento filosófico" .La filosofía está copiosamente presente en la producción borgesiana, pero -o al menos eso se empeña Borges en hacernos creer- sólo como instrumento, como una técnica literaria hasta la época mal aprovechada. Borges proclama que no hay afirmación filosófica o religiosa seriamente sostenida en su obra; pese a ello, la tesis del presente escrito es que incluso de las continuas contradicciones acaba por emerger alguna cosa, y alguna cosa que necesariamente ha de tener una forma: por mucho que descreyera Borges del conocimiento, su actitud ya es una posición.Como escéptico esquivo, como terrorista epistemológico, habremos de avenir en que cometió un error de aficionado: dejar tras de sí un ingente rastro de obras con el que afanosamente se podrá alguna vez volver a recomponer la verdadera imagen de su rostro.






3. La Biblia como inspiración primigenia. El judaísmo borgesiano.











Era previsible que en medio de todo este desbarajuste escéptico no hubiera nada que estuviese a salvo, y puestos a descabezar títeres ¿qué mejor herramienta estética, que esté más cargada de misterio, de esoterismo, de sentimientos enconados y de problemas metafísicos, que las Sagradas Escrituras? En realidad, podemos profundizar mucho más en los motivos que han estimulado la pasión de Borges por la Biblia.Por un lado está su declarada añoranza de haber sido judío . De padre ateo y madre católica, Borges reconocía ya en 1934 que su sueño más acariciado era encontrar en su linaje sangre judía; son conocidos testimonios suyos como: "Yo siempre he hecho todo lo posible por ser judío. Siempre he buscado antepasados judíos. La familia de mi madre es Acevedo, y podría ser judía portuguesa" ; o como aquéllos en los que dice que "todos -quien más y quien menos- somos griegos y judíos", o en los que se inviste a sí mismo "judío honoris causa". Es sensato suponer, o al menos no disparatado, que la aspiración no debía de ser recíproca, y que a los rabinos judíos no les agradaría demasiado la idea de tener entre ellos al voluble escritor argentino, de costumbres literarias tan urticantes para cualquier devoto.Pero el caso es que Borges admiraba a los judíos. Los admiraba porque a lo largo la Segunda Guerra Mundial el Borges simbólico había identificado a los nazis con la brutalidad absoluta, con la maldad infernal, y a los judíos, opuestamente, con el intelecto y con la espiritualidad . Los judíos para Borges son los creadores de la cultura, son los malditos, los sacrificados, son los que tienen al Libro como patria portátil, pero también son los que admirando a Dios lo desafían, los que tienen el coraje y la dialéctica moral para, sabiendo que el nombre de Dios no está dado a los mortales, no cejar de buscarlo. Así, encontramos judíos por los que Borges profesa veneración, como Kafka, Cansinos-Asséns o Spinoza. Entre los personajes de sus relatos nos topamos con el dramaturgo checo-judío Jaromir Hladík, de "El milagro secreto", el poeta judío alemán David Jerusalem, de "Deutsches Requiem", la agraviada y justiciera Emma Zunz, del relato que lleva su nombre, o el doctor Marcelo Yarmolinsky, especialista talmúdico asesinado en "La muerte y la brújula". Este último relato, por su parte, es en esencia una historia detectivesca, heredera de los cuentos analíticos de Edgar Allan Poe, y su protagonista, Erik Lönnrot, es un vástago de C. Auguste Dupin; pero al mismo tiempo es un "cuento judío", no sólo por los nombres judíos, sino también por su exactitud, por su cálculo intelectual, por su método cabalístico. Y esto nos lleva al segundo elemento de atracción de Borges, además de su nostalgia en general por todo lo judío, hacia las Sagradas Escrituras: el mecanismo de precisión que representa la Cábala.La concepción de la Escritura como un libro absoluto que es interrogado hasta el absurdo por la Cábala, la reproduce Borges casi literalmente en decenas de lugares. Quizás el primero de ellos y donde más distendidamente lo hace es en "Una vindicación de la Cábala" (OC I, 209-212), incluida en Discusión (1932); luego repetirá este pensamiento en "La Cábala" (OC III, 267-275), en la conferencia "El libro" (OC IV, 165-171), recogida en Borges oral, en poemas y relatos . El razonamiento no es descabellado: si la Escritura es fruto de la mano del Espíritu Santo, cuya inteligencia divina contempla de una sola vez todos los acontecimientos del mundo, posibles e imposibles, esta obra habría de ser necesariamente, como asumieron los cabalistas, un texto absoluto donde la contingencia del azar sería cero. Ni una sola de las letras sería prescindible, y el número de sentidos del texto, según reza la insistente cita que hace Borges de Escoto Erígena -"Una vindicación de la Cábala" (OC I, 211), "La Divina Comedia" (OC III, 208)-, sería tan infinito como el tornasoleado plumaje del pavo real. Por tanto, el abordaje a la Escritura desde todos los ángulos -la lectura vertical; la lectura de izquierda a derecha en un renglón, de derecha a izquierda en el otro; la sustitución de unas letras del alfabeto por otras; la suma del valor numérico de las letras- estaría justificado. ¿Debemos inferir de todo lo dicho que Borges creía realmente en la divinidad de la Biblia? No; considera la Biblia como "la mejor literatura hecha por distintos hombres en distintas épocas", al igual que a la teología y a la metafísica las consideró la mejor literatura fantástica, y la utiliza como una herramienta más. Y el método y los fundamentos de la Cábala lo dejan especialmente fascinado . ¿Será porque las premisas cabalísticas recuerdan demasiado las pretensiones de la creación borgesiana, donde las palabras parecen estar perfectamente calculadas, las concisas oraciones se antojan imprescindibles, y -una vez más- cada idea juega un papel ambiguamente descifrable en el conjunto superior que la engloba?Por unos u otros motivos -Cábala, tradición, esoterismo o judaísmo-, Borges acaba abismándose en el Antiguo y Nuevo Testamento. La cita de pasajes bíblicos es un uso frecuente que podemos encontrar en sus textos , pero lo realmente significativo, lo que de verdad alterará su obra, es el empleo de la simbología bíblica y la secularización de algunos problemas, a los que acaba convirtiendo en paradigmas fundamentales de su imaginería.Los misterios teológicos que más asiduamente seducen la literatura borgesiana son, entre muchos otros: la naturaleza de la inteligencia divina, la Trinidad, la filosofía del Libro de Job, el problema del mal, el Cielo y el Infierno, la crucifixión de Cristo y su relación con la figura de Judas, y la oposición entre Caín y Abel. Señalaré sumariamente su actitud ante ellos:La inteligencia divina. Nos apunta Borges que generaciones de teólogos han ido trabajando y perfeccionando la mente de Dios durante siglos, a su imagen y semejanza (OC I, 361); entiende que la inteligencia divina de los teólogos debe intuir la figura trazada por el conjunto de cada uno de los pasos de un hombre, desde su nacimiento hasta su muerte, tan inmediatamente como los hombres intuyen un triángulo (OC II, 100); entiende también que debemos desconfiar de la inteligencia de un Dios que mantenga cielos e infiernos (OC II, 76).La Trinidad. En "Una vindicación de la Cábala" dice Borges: "Imposible definir el Espíritu y silenciar la horrenda sociedad trina y una de la que forma parte [...]. Imaginada de un golpe, su concepción de un padre, un hijo y un espectro, articulados en un solo organismo, parece un caso de teratología intelectual, una deformación que sólo el horror de una pesadilla pudo parir [...]. Para los socinianos -temo que con suficiente razón- no era más que una locución personificada, una metáfora de las operaciones divinas, trabajada luego hasta el vértigo" (OC I, 209 y ss.). Unos años más tarde, en la "Historia de la eternidad", transcribe letra a letra la misma idea (OC I, 359).El Libro de Job. En "El primer Wells" se refiere al Libro de Job como a "esa gran imitación hebrea del diálogo platónico" (OC II, 76). Esto no evita que sea para Borges un libro esencial de la humanidad, la obra mayor de todas las literaturas, una obra que concibe a Dios como indescifrable y que trata espléndidamente el problema del mal. A Borges le gusta recordar cómo Job condena a Dios mientras que sus amigos lo defienden, y cómo Dios, cuando habla al fin desde el torbellino, rechaza por igual a quienes lo han justificado y a quienes lo han acusado (OC III, 216); Dios está más allá de todo juicio humano, no lo precisa, está más allá del bien y del mal. Como veremos más adelante, esta concepción de un Dios amoral coincide con las sentencias de Spinoza.El problema del mal. Cómo hay mal en un mundo creado por un Dios todobondadoso, que todo lo sabe y todo lo puede, es un dilema que perturba la mente de Borges. Lo resuelve mediante Job, mediante Escoto Erígena y mediante Spinoza; pero también lo resuelve mediante los gnósticos -"Una vindicación del falso Basílides" (OC I, 213-216), "La Cábala" (OC III, 267-275)-. Las doctrinas gnósticas no representarían para Borges, con toda seguridad, la solución más creíble al problema del mal, pero sí la estéticamente más poderosa. Reproduciré su argumento: postulan un Dios indeterminado (Pleroma) del que emana otro Dios, y de esta emanación otra, y de ésta otra, y cada una de ellas constituye un cielo; la última emanación, la número trescientos setenta y cinco, cuya divinidad tiende a cero, constituye el Dios que se llama Jehová, y éste crea el mundo. Nuestro universo admite el mal -el mal para Borges no es una simple ausencia de bien, el dolor es tan vívido o más que cualquier otra sensación- porque ha sido creado por un Dios deficiente, emanación lejana del verdadero Dios.El Cielo y el Infierno. La inclinación de Borges por cielos e infiernos es de sobra conocida -"Sea el Infierno un dato de la religión natural o solamente de la religión revelada, lo cierto es que ningún otro asunto de la teología es para mí de igual fascinación y poder" (OC I, 236)-; sus peregrinaciones lectoras por los infiernos literarios son pródigas: Dante, Quevedo, Torres Villarroel, Baudelaire, Gibbon, Milton, André Gide, Swedenborg, Weatherhead, Butler y Shaw. En "La duración del Infierno" conjetura que, más allá de la oscuridad y el fuego, el atributo de eternidad es el horroroso, ¿debemos suponer el mismo horror en un Cielo eterno? Hay unas líneas de Borges, las que concluyen la nota al libro de Weatherhead, After Death, que creo que son esclarecedoras respecto a su postura ante cielos e infiernos: "No sé que opinará el lector de tales conjeturas semiteosóficas. Los católicos (léase católicos argentinos) creen en un mundo ultraterreno, pero he notado que no se interesan en él. Conmigo ocurre lo contrario; me interesa y no creo" (OC I, 281).La crucifixión de Cristo y la figura de Judas. La divinidad de Cristo ya se ve afectada por la crítica que hace Borges a la Trinidad, por cuanto a éste le toca de Hijo; pero Borges no se detiene aquí, y lleva a sus últimas consecuencias las contradicciones de un sacrificio protagonizado por un Dios omnisciente. Esta argumentación la desarrolla en "Biathanatos" (OC II 78-80), de la mano del poeta John Donne -autor de un tratado del mismo nombre-: "Antes que Adán fuera formado del polvo de la tierra, antes que el firmamento separara las aguas de las aguas, el Padre ya sabía que el Hijo había de morir en la cruz y, para el teatro de esa muerte futura, creó la tierra y los cielos. Cristo murió de muerte voluntaria [...]. Quizás el hierro fue creado para lo clavos y las espinas para la corona de escarnio y la sangre y el agua para la herida". En otros lugares, Borges trata el sacrificio de otro modo. Así en el relato "Tres versiones de Judas" (OC I, 514-517), donde se mantienen tres tesis sucesivas: la traición de Judas no pudo ser casual, tuvo que ser un hecho prefijado para la economía de la redención; Judas, para mayor gloria de Dios, en vez de mortificar su carne eligió humillar su espíritu, y con ese fin se hizo traidor de su redentor a los ojos de todo el mundo; por último, Dios se hizo hombre, pero hombre hasta la infamia, para salvarnos pudo elegir ser Alejandro, Pitágoras o Jesús, pero no escogió ser ninguno de ellos, escogió ser Judas: "en el mundo estaba y el mundo fue hecho por él, y el mundo no lo conoció" (San Juan 1, 10). En el poema "Cristo en la cruz" (OC III, 453), Borges perfila un poco más su propia versión de la crucifixión de Cristo: Jesús de Nazaret no estaba clavado en la cruz del centro, era el tercero, uno cualquiera; la befa de la plebe no le alcanzaba, porque ésta ya había visto su agonía miles de veces, la suya o la de otro cualquiera, al cabo eso da lo mismo; Cristo desde la cruz sabía que no era un dios, que era un hombre que moría, y no le importaba; el poema acaba: "¿De qué puede servirme que aquel hombre haya sufrido, si yo sufro ahora?". En "Fragmentos de un Evangelio apócrifo" (OC II, 389-390) dice: "Dichosos los que saben que el sufrimiento no es una corona de gloria".Caín y Abel. Lo que le interesa a Borges de la historia bíblica de Caín y Abel es el valor de su símbolo: la interminable y tantas veces mortal confrontación entre las personas. Pero Borges cambia la narración canónica; esta modificación queda resumida en el poema "Génesis, 4, 8" (OC II, 468): "Fue el primer desierto/ Dos brazos arrojaron una gran piedra/ No hubo un grito. Hubo sangre/ Hubo por primera vez la muerte/ Ya no recuerdo si fui Abel o Caín"; los dos hermanos son para Borges dos polos de una misma unidad, sus nombres son sinónimos. La idea aparece también en su glosa "Leyenda" (OC II, 391), donde añade que perdonar es olvidar y que la culpa sólo permanece mientras dura el recuerdo. Las figuras de Caín y Abel se repiten en muchos otros parajes, como en la "Milonga de dos hermanos" (OC II, 333-334) o el poema "In memoriam de J.F.K." (OC II, 231), y las recuerdan las tramas de los relatos "El fin" (OC I, 518-520) y "El Sur" (OC I, 524-529); pero sobre todo se hace imprescindible evocar aquí el desenlace de "Los teólogos" (OC I, 550-556), cuyos dos principales personajes enemistados entre sí descubren tras la muerte que "en el paraíso formaban una sola persona". Con esto nos deslizamos, sin apenas haberlo deseado, desde el anciano mito de Caín y Abel hasta la mayor de las obsesiones borgesianas: la confusión de las identidades y la relatividad de todas las cosas. Transcribiré algunas frases memorables: "La historia universal es la de un solo hombre" (OC I, 395); "Feliz el que no insiste en tener razón, porque nadie la tiene o todos la tienen" (OC II, 389); "¿Habrá en la tierra algo sagrado o algo que no lo sea?" (OC III, 21); "Acaso ser es ser todo" (OC II, 131). Esta noción es relevante porque de nuevo, desde otros caminos, arribamos a un panteísmo ya varias veces sugerido.






4. Hume en Borges: un agnosticismo impreciso.








La forma en que concibe Borges algunos de los elementos cardinales del dogma judeocristiano, basta para que cualquiera se pueda hacer una idea de cuáles eran las proclividades de su credo personal. Pero nos gustaría aventurar ya alguna asunción de base, alguna orientación que pueda ser considerada vertebral. Este apartado constituye un primer intento en ese sentido, aunque quizá sus resultados no sean tan concluyentes como en un principio pudiera esperarse.Como ya aludimos, Jaime Rest sitúa a Borges en la corriente nominalista de la filosofía analítica anglosajona. Obviamente, no es el único que encuentra afinidades. La influencia de Ockam, Wilkins, Berkeley, Hume, e incluso Russell, se manifiesta explícitamente por doquier en la obra borgesiana. La navaja de Ockam se dejó caer en sus versos: "en el nombre de la rosa está la rosa/ y todo el Nilo en la palabra Nilo". Los elementos de no pocos de los cuentos de Borges, de igual manera que las ideas de Berkeley, responden al esse est percipi (ser es ser percibido). Pero sobre todo, es posible que fuera impelido por los argumentos del escocés David Hume como Borges se adentró en su agnosticismo epistemológico más acentuado.En el relato "La busca de Averroes" (OC I, 582-588), Borges parece trasladar de forma expresa la temática de los Diálogos sobre la religión natural a un contexto histórico diferente, para exponer de este modo sus propias similitudes con el pensamiento humenano . Los principales personajes de los Diálogos son: Philo, protagonista y figura más polémica de la obra, con el que se identifica Hume y en boca del cual cuestiona la prueba teleológica de la existencia de Dios; Cleanthes, defensor de la justificación racional de Dios; y Demea, que representa la ciega aceptación ortodoxa del dogma religioso. Estos personajes no repelen la correspondencia con los tres de "La busca de Averroes": el propio filósofo Averroes, el viajante Abulcásim y el alcoranista Fachar, respectivamente. Los personajes más escépticos, Philo-Averroes, son los que triunfan, aunque lo hacen de forma ambigua y confusa, sin caer nunca en el error de una victoria dogmática (que al mismo tiempo tendría como efecto indeseado el desvelamiento de las inconfesadas convicciones de los autores, Hume-Borges). Lo que la historia de Borges resuelve, como la de Hume, es el carácter arbitrario y conjetural que acompaña a toda clasificación humana del universo.Hay otros textos, como "El idioma analítico de John Wilkins" (OC II, 84-87), donde Borges incurre en los mismos testimonios: "La imposibilidad de penetrar el esquema divino del universo no puede, sin embargo, disuadirnos de planear esquemas humanos, aunque nos conste que éstos son provisorios". En el magnífico relato de "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius" (OC I, 431-443) el desconcierto epistemológico se apodera de toda la escena, gobernada en gran medida por las reglas que en el Tratado de la Naturaleza Humana impone Hume al conocimiento, y Borges concluye que "un sistema no es otra cosa que la subordinación de todos los aspectos del universo a uno cualquiera de ellos".Tanto en Borges como en Hume, son meramente el hábito o el instinto los que nos hacen creer en la existencia externa de las cosas; y a pesar de todo este conocimiento no deja de ser más que eso, una creencia.La defensa individual, personal, de unos u otros principios de conocimiento es indiferente al universo o a Dios, como en "Los teólogos", como en el Libro de Job. De nuevo, todos o ninguno tenemos razón; de nuevo, según dicta el décimo octavo mandamiento del Evangelio apócrifo, los actos de los hombres no merecen ni el fuego ni los cielos .Conforme a todo lo precedente, podemos concluir que no hay conocimiento seguro en Borges; ergo: nuestro autor ha de ser necesariamente agnóstico, o más aún, escéptico. Éste podría ser nuestro dictamen, y sin embargo, ni siquiera en esto nos concede el argentino un respiro, un hálito de certeza: en cuanto ahondamos un poco más en nuestro escrutinio, contemplamos cómo emergen, dispersos por toda su producción, enunciados en los que reconocemos cierta fe del autor, cierta confianza soslayada en algunos postulados de conocimiento.


5. Erígena, Spinoza y Borges: el panteísmo inevitable.














El escepticismo y el agnosticismo niegan la posibilidad de conocimiento; sin embargo, las obras de Borges reverberan panteísmo por cada una de sus hendiduras. ¿Es esto contradictorio? En principio sí, pero el escéptico siempre podría contestar: "Sí, me contradigo. ¿Y qué?". Las obra de Borges se puede permitir doblemente las contradicciones: es escéptica y estéticamente oportunista.Cuando tratamos más arriba el problema del mal, recompusimos las teorías de los gnósticos y del heresiarca Basílides (trescientos setenta y cinco cielos con dioses en descendiente decadencia); de ellas provienen las conexiones de Borges con una cosmogonía emanantista, frente a las teorías que reclaman la Creación. También nos salió al paso la concepción de un Dios indescifrable al hablar del Libro de Job; un Dios fuera del alcance humano, lejos de sus limitadas posibilidades cognoscitivas, y al mismo tiempo indiferente ante nuestro nimios actos, un Dios amoral (lo que sea el bien y el mal para Dios es algo totalmente vedado al hombre, Borges -con Hume otra vez- apela por una desantropologización de Dios). Cuando mencionamos a Juan Escoto Erígena, con intención de vindicar la Cábala, estábamos de nuevo poniendo en evidencia el influjo del panteísmo en Borges: Erígena predica un Dios indeterminable, que no percibe el pecado ni las formas del mal, que no sabe quién es ni qué es, porque no es un quién ni un qué; también predica la reversión final de las criaturas (incluso la del tiempo y la del demonio) a la unidad primera de Dios. Con todo, el más poderoso impulso que el pensamiento de Borges experimentó a favor del panteísmo, tuvo su origen en Spinoza.Borges reconocía identificarse con el filósofo holandés Baruch Spinoza, al que admiraba singularmente . Estuvo de hecho a punto de escribir un libro sobre él, "y luego descubrí que no podía explicar a otros lo que yo mismo no puedo explicarme" . En otro lugar dijo: "Me he pasado la vida explorando a Spinoza". Fruto de este deslumbramiento quedaron dos sonetos -"Spinoza" (OC II, 308) y "Baruch Spinoza" (OC III, 151)- y el enérgico rastro de que todo es Dios repartido por toda su producción.De este rastro abundan las pruebas. El poema "Juan, I, 14" (OC II, 355-356) comienza: "No será menos enigma esta hoja/ que la de Mis libros sagrados/ ni aquellas otras que repiten/ las bocas ignorantes,/ creyéndolas de un hombre, no espejos/ oscuros del Espíritu": tan sagrada es la palabra del más sabio como la palabra del más necio, una flor, la luna o un tigre. Todo es parte del Todo.Alguna vez Borges parafrasea a De Quincey: "hasta los sonidos irracionales del globo deben ser otras tantas álgebras y lenguajes que de algún modo tienen sus llaves correspondientes, su severa gramática y su sintaxis, y así las mínimas cosas del universo pueden ser espejos de las mayores", en este caso la cita la hace en "El espejo de los enigmas" (OC II, 98-100), texto que dedica a explicar el pensamiento de Léon Bloy y de paso a facilitarnos una ventana para mirar su universo: en él "todo es símbolo, hasta el dolor más desgarrador". Visto así el mundo, el conocimiento exhaustivo de la más pequeña de las partículas bastaría para reconstruirlo por entero, reescribir el pasado y prever todo lo que está por venir.En otro lugar dice: "Soy una parte del universo, tan inevitable y necesaria como las otras. Soy lo que Dios quiere que sea, soy lo que me han hecho las leyes universales. Ser es ser todo".La equivalencia entre las identidades de todas las personas (y acaso de todas las cosas) es algo que, ya lo hemos dicho, obsesionaba a Borges hasta tal punto que se hace imposible citar todos los cuentos, poemas o ensayos en los que accede -desde innumerables frentes- a la misma idea. En la conferencia "La inmortalidad" (OC IV, 172-179) Borges aboga además, y creo que esto es otro indicio aún más claro de panteísmo, por una inmortalidad impersonal. La justificación de esta inmortalidad impersonal la asienta sobre el inveterado problema del yo -nuevamente Hume-. Si el yo no es más que un momento presente, ese yo lo comparte de una forma u otra toda la humanidad (por ejemplo, como prescribe alguna doctrina oriental, durante el acto del coito todos las personas son una y la misma); si hay inmortalidad, esa inmortalidad no tiene por qué ser personal, puede prescindir de los accidentes del nombre y los apellidos, puede prescindir de la memoria. Unas palabras fatigadas, susurrantes, octogenarias, cierran el discurso: "Para concluir, diré que creo en la inmortalidad: no en la inmortalidad personal, pero sí en la cósmica".Creo que todas las observaciones de este último epígrafe son indicios de que Borges creía. Creía en algo, algo confuso, embrollado, borroso. Tras su líneas, tras su literatura que lo alcanzaba todo, se agazapaba un sistema -¡tanto que él repudiaba los sistemas!-, un sistema que, precisamente por su potencia abrasiva, adopta inevitablemente, por encima incluso de cualquier incursión en el agnosticismo, un denotado cariz panteísta.
Después de tantos pensamientos dedicados al universo y a la muerte, Jorge Luis Borges falleció el 14 de junio de 1986. Quizás ahora por fin, desde su tumba en Ginebra, bajo la fría lápida de piedra áspera y blanca, sepa todo lo que al hombre le ha sido negado saber. O quizá, más posiblemente, no lo sepa.







Juan Jacinto Muñoz Rengel



Reside en: c/Fernando el Católico 64, 4ºA, 29013 Málaga.mailto:Málaga.jjmrengel@worldonline.es



























...................................................................................................................








miércoles 30 de septiembre de 2009
¿CUANTO CUESTA SER IGNORANTE?










Por que pues buscar




Sistemas vanos de vanas filosofías



Religiones, sectas, [voz de pensadores],




Si el error es condición de nuestra vida




La única certeza de la existencia?




Así llegué a esto: todo es error,




De la verdad hay apenas una idea




La cual no corresponde realidad




Creer es morir, pensar es dudar;



La creencia es el sueño y el soñar del intelecto




Cansado, exhausto, que al soñar obtiene




Efectos lúcidos del engaño fácil




Que antepuso a si mismo, más sentido,




Más [una vez] que el usual de su pensar




La fe es esto: el pensamiento




Al querer engañar-se-eternamente




Débil en el engaño, [y así] en el desengaño,




Querer en la ilusión, querer en la desilusión.












Fernando Pessoa



Primeiro Fausto, Segundo Tema, “O Horror de Conhecer”















.......................................................................................................................











Demiurgo
De Wikipedia, la enciclopedia libre














El demiurgo (en griego Dimiurgos ‘creador’), en la filosofía gnóstica, es la entidad que sin ser necesariamente creadora es impulsora del universo. También es considerado un dios creador del Mundo y autor del universo en la filosofía idealista de Platón y en la mística de los neoplatónicos.
Una de las representaciones del demiurgo es la cara de león: una deidad con cabeza de león encontrada en una gema gnóstica, en «La Antigüedad explicada y representada en figuras» de Bernard de Montfaucon, la cual puede tratarse de una representación de demiurgo. Por tanto, Demiurgo significa literalmente: maestro, artesano. Aunque resaltando el griego significaría creador.







Significación platónica








Según el mito de Platón, expuesto en el Timeo, obra en la que describe la disposión, a partir de razonamientos fundados en la teoría de las ideas, del cosmos, al principio en el universo sólo había:

materia, informe y caótica,
ideas, que son perfectas,
el demiurgo, una divinidad,
espacio.









Platón nos cuenta que el demiurgo se compadece de la materia y copia en ella las ideas, obteniendo con ello los objetos que conforman nuestra realidad. De esta forma explicaba la separación entre el mundo de las ideas que son perfectas y el mundo real (material) que siendo imperfecto participa como una copia de la perfección. Esta copia responde a la anterior forma de revisar la esencia en el ser la cual es indicada como fallida e insostenible.









Gnosticismo











El concepto platónico del demiurgo es retomado por el gnosticismo. Lo que en el platonismo era imperfección, en el gnosticismo se transforma en maldad. El Universo era para los gnósticos una gradación, desde lo más sutil (Dios) hasta lo más bajo (la materia). Así el demiurgo como creador y ordenador del mundo material, se convierte en encarnación del mal, aprisionando a los hombres y encadenándolos a las pasiones materiales.
El Espíritu es la única parte de divinidad que le corresponde al ser humano, librando éste una "batalla" permanente frente al cuerpo y lo material, transformando así la tierra en el infierno, entendiendo por infierno no el concepto del Hades o del inframundo sino, simplemente, el lugar más alejado de Dios.




Tan sólo sophia, la sabiduría, la gnosis, llega por amor, desde lo sutil hasta la tierra para librar al ser humano de la esclavitud de la materia. La salvación no es una cuestión de creencia o de piedad divina, sino que se convierte en una revelación, sólo posible para aquellos que aún no han perdido del todo lo poco de divinidad que todos los seres humanos poseen











Hegel








Con Hegel, se convierte en demiurgo el proceso del pensar, al que transforma en fuerza independiente y divinizada.







Cioran


El filósofo rumano Émile Cioran escribió un libro en que trata in extenso de estos asuntos desde un punto de vista nihilista: El aciago demiurgo (1969).








Enlaces externos


Investigación acerca de El status ontológico del demiurgo en el Timeo de Platón




Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Demiurgo"
Categorías: Gnosticismo Deidades Dioses creadores



























.................................................................................................................











EL DEMIURGO, por Rene Guènon


Cap. I, Parte I, de Mélanges, Gallimard, París, 1976. No publicado aún en castellano.





I
Hay unos cuantos problemas que constantemente han preocupado a los hombres, pero el que se ha presentado generalmente como más difícil de resolver es el del origen del Mal, con el que han topado, como si fuera un obstáculo infranqueable, la mayoría de los filósofos y sobre todo los teólogos: "Si Deus est, unde Malum? Si non est, unde Bonum?" ( 1 ). Este dilema es, en efecto, insoluble para aquellos que consideran la Creación como la obra directa de Dios, y que, en consecuencia, están obligados a responsabilizarle del Bien y del Mal. Se dirá sin duda que esta responsabilidad es atenuada, en cierta medida, por la libertad de las criaturas; pero, si las criaturas pueden escoger entre el Bien y el Mal, es que uno y otro existían ya, al menos en principio; y si las criaturas son susceptibles de decidirse a veces en favor del Mal en lugar de hacerlo siempre hacia el Bien, es que son imperfectas. ¿Cómo entonces Dios, si es perfecto, ha podido crear seres imperfectos?
Es evidente que lo Perfecto no puede engendrar imperfección, ya que, si esto fuera posible, lo Perfecto debería contener en sí mismo lo imperfecto en estado principial, con lo que dejaría de ser lo Perfecto. Lo imperfecto no puede entonces proceder de lo Perfecto por vía de emanación; entonces no podría resultar más que de la creación "ex nihilo", ¿pero cómo admitir que algo pueda proceder de la nada, o, en otros términos, que pueda existir alguna cosa carente de principio? Por otra parte, admitir la creación "ex nihilo" sería admitir el aniquilamiento final de los seres creados, ya que lo que ha tenido un comienzo debe también tener un final, y no hay nada más ilógico que hablar de inmortalidad en tal hipótesis. Pero la creación así entendida es un absurdo, puesto que es contraria al principio de causalidad, que es innegable para todo hombre sincero y medianamente razonable, con lo que podemos decir al igual que Lucrecio: "Ex nihilo nihil, ad nihilum nihil posse reverti." ( 2 )
No puede haber nada que carezca de principio; pero ¿cuál es este principio?, y, en realidad ¿no hay más que un Principio único de todas las cosas? Si se considera el Universo total, es evidente que contiene todas las cosas, puesto que todas las partes están contenidas en el Todo. Por otro lado, el Todo es necesariamente ilimitado, ya que, si tuviera un límite, lo que hubiera más allá de este límite no estaría comprendido por el Todo, siendo esta suposición completamente absurda. Lo que carece de límite puede ser llamado Infinito, y como lo contiene todo, es el principio de todas las cosas. Por otra parte el Infinito es necesariamente "uno", porque dos Infinitos que no fueran idénticos se excluirían el uno al otro; resultando de esto que no hay más que un Principio único de todas las cosas, y este Principio es lo Perfecto, pues el Infinito sólo puede ser tal si es lo Perfecto.
Así lo Perfecto es el Principio supremo, la Causa primera, que contiene todas las cosas y las ha producido todas; pero entonces, puesto que no hay más que un Principio único, ¿de dónde salen todas las oposiciones que normalmente se consideran en el Universo: el Ser y el No-Ser, el Espíritu y la Materia, el Bien y el Mal? Nos encontramos aquí con la misma pregunta del comienzo, y ahora podemos formularla de una manera más general: ¿cómo ha podido la Unidad producir la Dualidad?
Algunos han creído que debían admitir dos principios distintos, opuestos el uno al otro, pero esta hipótesis está descartada por lo dicho anteriormente. En efecto, estos dos principios no pueden ser ambos infinitos, pues entonces se excluirían o se confundirían; si sólo uno fuera infinito, éste sería el principio del otro; y, si ambos fueran finitos, no serían verdaderos principios, ya que decir que aquello que es finito puede existir por sí mismo, es admitir que algo puede salir de la nada, puesto que todo lo finito tiene un principio lógico si no cronológico. En este último caso, en consecuencia, uno y otro, siendo finitos, deben proceder de un principio común, que es infinito, lo que nos vuelve a llevar a la consideración de un Principio único. Además, muchas doctrinas que observamos como dualistas, no lo son más que en apariencia; en el Maniqueísmo, como en la religión de Zoroastro, el dualismo no es más que una doctrina puramente exotérica, cubriendo una verdadera doctrina esotérica de la Unidad: Ormuz y Ahrimán son los dos engendrados por Zervané-Akérêné, y deben fundirse con él al final de los tiempos.
La Dualidad es entonces necesariamente producida por la Unidad, puesto que no puede existir por sí misma; ¿pero cómo puede ser producida? Para comprenderlo debemos considerar primeramente a la Dualidad bajo su aspecto menos particular, que es la oposición del Ser y del No-Ser; por otra parte, puesto que uno y otro están forzosamente contenidos en la Perfección total, es evidente, en principio, que esta oposición no puede ser más que aparente. Entonces valdría más hablar únicamente de distinción; pero ¿en qué consiste esa distinción?, ¿existe, en realidad, independientemente de nosotros, o no será simplemente más que el resultado de nuestra forma de ver las cosas?
Si por No-Ser no entendemos más que la pura nada, es inútil seguir hablando, pues ¿qué podemos decir de aquello que no es nada? Pero otra cosa distinta sería considerar al No-Ser como posibilidad de ser; con lo que el Ser sería la manifestación del No-Ser y, entendido de este modo, el Ser estaría contenido en estado potencial en el No-Ser. La relación entre el No-Ser y el Ser es entonces la relación entre lo no-manifestado y lo manifestado, y podemos decir que lo no-manifestado es superior a lo manifestado, puesto que es su principio, ya que contiene en potencia todo lo manifestado más lo que no es, ni jamás ha sido, ni jamás será manifestado. Al mismo tiempo, vemos aquí la imposibilidad de hablar de una distinción real, ya que lo manifestado está contenido en principio en lo no- manifestado; sin embargo no podemos concebir lo no-manifestado directamente, sino únicamente a través de lo manifestado. Esta distinción existe pues para nosotros y sólo para nosotros.
Si es así concebida la Dualidad en cuanto a la distinción entre Ser y No-Ser, con mayor razón debe serlo igualmente en sus demás aspectos. Con esto vemos el carácter ilusorio de la distinción entre Espíritu y Materia, sobre la que se han edificado -sobre todo en los tiempos modernos- gran cantidad de sistemas filosóficos, como si se tratara de una base inquebrantable; y desapareciendo esta distinción, de tales sistemas no queda nada. Además, podemos resaltar de paso que la Dualidad no puede existir sin el Ternario, ya que si el Principio supremo, al diferenciarse, da nacimiento a dos elementos -que por otra parte sólo son distintos en tanto nosotros los consideremos como tales-, éstos y su Principio común forman un Ternario. Y de tal forma esto es así que, en realidad, es el Ternario y no el Binario lo que es inmediatamente producido por la primera diferenciación de la Unidad primordial.
Volvamos ahora a la distinción entre el Bien y el Mal, que no es en sí, más que un aspecto particular de la Dualidad. Cuando oponemos Bien y Mal, consideramos generalmente el Bien como Perfección o, al menos, en un grado inferior, como una tendencia a la Perfección, con lo que el Mal no es otra cosa que lo imperfecto. Pero ¿cómo lo imperfecto podría oponerse a lo Perfecto? Hemos visto que lo Perfecto es el Principio de todas las cosas, y que, por otra parte, no puede producir lo imperfecto; de lo que resulta que lo imperfecto no existe, o que, al menos, lo imperfecto sólo puede existir como elemento constitutivo de la Perfección total, y, siendo así, no puede ser realmente imperfecto, y lo que llamamos imperfección no es más que relatividad. Así, lo que llamamos error es verdad relativa, ya que todos los errores deben ser comprehendidos en la Verdad total, sin lo que ésta, estando limitada por algo que estaría fuera de ella, no sería perfecta, lo que equivale a decir que no sería la Verdad. Los errores, o, mejor dicho, las verdades relativas, no son sino fragmentos de la Verdad total; es pues la fragmentación la que produce la relatividad, y en consecuencia, podríamos decir que, si relatividad fuera realmente sinónimo de imperfección, podría considerarse como causa del Mal. Pero el Mal sólo es tal cuando se lo distingue del Bien.
Si llamamos Bien a lo Perfecto, realmente lo relativo no es algo distinto, ya que en principio está contenido en El; entonces, desde el punto de vista universal, el Mal no existe. Existirá únicamente si consideramos las cosas bajo un aspecto fragmentario y analítico, separándolas de su Principio común, en lugar de considerarlas sintéticamente como contenidas en este Principio, que es la Perfección. Así es creado lo imperfecto; el Mal y el Bien son creados al distinguirlos el uno del otro, y, si no hay Mal, no hay motivo para referirse al Bien en el sentido ordinario de esta palabra, sino únicamente a la Perfección. Es pues la fatal ilusión del Dualismo la que realiza el Bien y el Mal, y que, considerando las cosas bajo un punto de vista particularizado, sustituye a la Unidad por la Multiplicidad, y encierra así a los seres sobre los cuales ejerce su poder en el dominio de la confusión y de la división. Este dominio es el Imperio del Demiurgo.







II
Lo que hemos dicho respecto la distinción del Bien y el Mal permite comprender el símbolo del Pecado original, al menos en la medida en que estas cosas pueden llegar a expresarse. La fragmentación de la Verdad total, o del Verbo -pues son lo mismo en el fondo-, produce la relatividad y es idéntica a la segmentación del Adam Kadmon, cuyas partes separadas constituyen al Adam Protoplastas, el primer formador. La causa de esta segmentación es Nahash, el Egoísmo o el deseo de la existencia individual. Este Nahash no es algo externo al hombre, sino que está en él, primero en estado potencial, y sólo deviene externo en la medida en que el hombre mismo lo exterioriza. Este instinto de separatividad, por su naturaleza, que es provocar la división, empuja al hombre a probar el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal, es decir, a crear la distinción entre Bien y Mal. Entonces sus ojos se abren, pues aquello que le era interior se ha convertido en exterior, a consecuencia de la separación que se ha producido entre los seres. Estos están ahora revestidos de formas, que limitan y definen su existencia individual, y así el hombre se ha convertido en el primer formador. Pero en lo sucesivo, también él se encuentra sometido a las condiciones de esta existencia individual, está revestido de una forma, o, siguiendo la expresión bíblica, de una túnica de piel, y está encerrado en el dominio del Bien y del Mal, en el Imperio del Demiurgo.
A través de esta exposición abreviada y muy incompleta, vemos que el Demiurgo no es en realidad una potencia externa al hombre; en principio no es más que la voluntad del hombre en tanto realiza la distinción entre Bien y Mal. Pero seguidamente el hombre, limitado como ser individual por esa voluntad que es la suya propia, la considera como algo externo a él, y así deviene distinta de él. Además, como dicha voluntad se opone a los esfuerzos necesarios para salir del dominio en que él mismo se ha encerrado, la ve como una potencia hostil, y la denomina Satán o el Adversario. Remarquemos que este Adversario, que hemos creado nosotros mismos y que creamos a cada instante -ya que esto no debe considerarse como algo que ocurrió en un tiempo determinado-, no es malo en sí mismo, sino que constituye únicamente el conjunto de todo lo que nos es contrario.
Desde un punto de vista más general, el Demiurgo, convertido en una potencia distinta y considerado como tal, es el Príncipe de este Mundo del cual se habla en el Evangelio de Juan. No es, propiamente hablando, ni bueno ni malo, más bien es lo uno y lo otro, puesto que contiene en sí mismo el Bien y el Mal. Se considera su dominio como el Mundo inferior, en oposición al Mundo superior o Universo principial del que ha sido separado. Pero hay que tener en cuenta que esta separación jamás es absolutamente real, sólo lo es en la medida en que la realizamos, pues este Mundo inferior está contenido, en estado potencial, en el Universo principial, y es evidente que ninguna parte puede realmente salir del Todo. Por otra parte, esto es lo que impide que la caída continúe indefinidamente; pero esto no es sino una expresión totalmente simbólica, y la profundidad de la caída mide simplemente el grado de separación realizada. Con esta restricción el Demiurgo se opone al Adam Kadmon o a la Humanidad principial, -manifestación del Verbo-, pero solamente como un reflejo, ya que no es una emanación, y no existe por sí mismo; eso es lo que está representado por la figura de los dos ancianos del Zohar, y también por los dos triángulos opuestos del Sello de Salomón.

Esto nos lleva a considerar al Demiurgo como un reflejo tenebroso e invertido del Ser, ya que en realidad no puede ser otra cosa. Por tanto no es un ser; pero después de lo dicho, puede considerarse como la colectividad de los seres en la medida en que son distintos, o si se prefiere, en tanto tienen una existencia individual. Somos seres distintos en tanto que creamos nosotros mismos la distinción, que sólo existe en la medida en que la creamos; y en tanto que lo hacemos somos elementos del Demiurgo, y, como seres distintos, pertenecemos al dominio de este Demiurgo, que es lo que se conoce como la Creación.
Todos los elementos de la Creación, es decir las criaturas, están pues contenidas en el Demiurgo, y en efecto, sólo las puede extraer de sí mismo puesto que la creación ex nihilo es imposible. Considerado como Creador, el Demiurgo produce primero la división, y no es realmente distinto de ella, ya que sólo existe en tanto que la división misma existe; después, como la división es la fuente de la existencia individual y ésta viene definida por la forma, el Demiurgo debe ser considerado como formador y entonces es idéntico al Adam Protoplastas, tal como hemos visto. Podemos decir también que el Demiurgo crea la Materia, entendiendo por esta palabra el caos primordial que es la reserva común de todas las formas; después organiza esta Materia caótica y tenebrosa donde reina la confusión, haciendo surgir de ella las múltiples formas cuyo conjunto constituye la Creación.
¿Debemos decir entonces que esta Creación es imperfecta?, seguramente no se la puede considerar como perfecta; pero, desde el punto de vista Universal, no es más que uno de los elementos constitutivos de la Perfección total. Sólo es imperfecta cuando la consideramos
analíticamente, como separada de su Principio, y lo es en la misma medida que constituye el dominio del Demiurgo. Pero, si lo imperfecto sólo es un elemento de lo Perfecto, no es verdaderamente imperfecto, y de ahí resulta que en realidad el Demiurgo y su dominio no existen desde el punto de vista universal, al igual que la distinción entre Bien y Mal. Igualmente resulta que, desde el mismo punto de vista, la Materia no existe: la apariencia material es una ilusión, de donde no hay que sacar la conclusión de que los seres que tienen esta apariencia no existan, pues sería caer en otra ilusión: la de un idealismo exagerado y mal entendido.
Si la Materia no existe, la distinción entre Espíritu y Materia desaparece; en realidad todo debe ser Espíritu, pero entendiendo esta palabra en un sentido bien diferente del que le han atribuido la mayor parte de los filósofos modernos. Estos, en efecto, oponiendo el Espíritu a la Materia, no lo consideran como independiente de toda forma, con lo que podríamos preguntarnos en qué se diferencia de la Materia. Si afirmamos que es inextenso, mientras que la Materia es extensa ¿cómo es que lo inextenso puede estar revestido de una forma?. Por otra parte, ¿por qué definir el Espíritu?, ya sea con el pensamiento o de otra manera, es siempre a través de una forma como se lo quiere definir, y entonces ya no es Espíritu. En realidad el Espíritu universal es el Ser, y no tal o cual ser particular; es el Principio de todos los seres, y así los contiene a todos. Por eso todo es Espíritu.
Cuando el hombre alcanza el conocimiento real de esta verdad, se identifica e identifica todas las cosas con el Espíritu universal. Entonces para él toda distinción desaparece, de tal forma que contempla todas las cosas como estando en él mismo y no como exteriores a él, pues la ilusión se desvanece ante la Verdad como la sombra ante el sol. Así, por ese mismo conocimiento, el hombre es liberado de las ataduras de la Materia y de la existencia individual, ya no está sometido al dominio del Príncipe de este Mundo, ya no pertenece al Imperio del Demiurgo.







III
De lo que precede resulta que el hombre puede, desde su existencia terrestre, liberarse del dominio del Demiurgo o del Mundo hylico, y que esta liberación se opera por la Gnosis, es decir por el Conocimiento integral. Señalemos que este Conocimiento nada tiene en común con la ciencia analítica y no la supone de ningún modo. Es una ilusión muy extendida en nuestros días creer que no se puede llegar a la síntesis total más que a través del análisis; al contrario, la ciencia ordinaria es totalmente relativa y, limitada al Mundo hylico, tiene la misma existencia que éste desde el punto de vista universal.
Por otra parte, debemos indicar también que los diferentes Mundos, o, según la expresión generalmente admitida, los diversos planos del Universo no son lugares o regiones, sino modalidades de la existencia o estados del ser. Esto permite comprender cómo un hombre viviendo en la tierra puede pertenecer en realidad, ya no al Mundo hylico, sino al Mundo psíquico o incluso al Mundo pneumático. Es lo que constituye el segundo nacimiento. Sin embargo, propiamente hablando, éste no es más que el nacimiento al Mundo psíquico, por el cual el hombre se hace consciente de los dos planos, pero sin alcanzar todavía el Mundo pneumático, es decir sin identificarse con el Espíritu universal. Esta identificación sólo es alcanzada por aquel que posee íntegramente el triple Conocimiento, por el cual es liberado para siempre de los nacimientos mortales; es lo que se expresa diciendo que solamente los Pneumáticos son salvados. El estado de los psíquicos no es más que un estado transitorio; es el del ser que ya está preparado para recibir la Luz, pero que todavía no la percibe, que no ha tomado consciencia de la Verdad una e inmutable.
Cuando hablamos de nacimientos mortales, entendemos las modificaciones del ser, su paso a través de las formas múltiples y cambiantes; no habiendo en ello nada que se parezca a la doctrina de la reencarnación tal como la admiten los espiritistas y los teosofistas, doctrina que algún día tendremos la ocasión de explicar. El Pneumático está liberado de los nacimientos mortales, es decir está liberado de la forma, por lo tanto del Mundo demiúrgico; ya no está sometido al cambio y, en consecuencia, carece de acción; siendo este un punto sobre el que hablaremos más adelante. El Psíquico, por el contrario, no sobrepasa el mundo de la Formación, que es designado simbólicamente como el primer Cielo o la esfera de la Luna; de allí regresa al Mundo terrestre, lo que no significa que tome un nuevo cuerpo en la Tierra, sino simplemente que debe revestirse de nuevas formas, sean cuales fueren, antes de obtener la liberación.
Lo que acabamos de exponer muestra el acuerdo -podríamos incluso decir la identidad real, a pesar de ciertas diferencias en la expresión- de la doctrina gnóstica con las doctrinas orientales y más particularmente con el Vedanta, el más ortodoxo de todos los sistemas metafísicos fundados en el Brahmanismo. Es por este motivo que podemos completar lo dicho anteriormente respecto a los diversos estados del ser, reproduciendo algunas citas del Tratado del Conocimiento del Espíritu de Sankarâchârya.
"No hay otro medio de obtener la liberación completa y final que el Conocimiento; es el único instrumento que desata los lazos de las pasiones; sin el Conocimiento no se puede obtener la Beatitud."
"La acción, no oponiéndose a la ignorancia, no la puede alejar; pero el Conocimiento disipa la ignorancia, como la Luz disipa las tinieblas."
La ignorancia es aquí el estado del ser envuelto en las tinieblas del Mundo hylico, atado a la apariencia ilusoria de la Materia y a las distinciones individuales; mediante el Conocimiento -que no pertenece al dominio de la acción, sino que le es superior- todas las ilusiones desaparecen, tal como hemos dicho anteriormente.
"Cuando la ignorancia que nace de los afectos terrestres es alejada, el Espíritu, por su propio esplendor, brilla a lo lejos en un estado indiviso, como el Sol difunde su claridad cuando las nubes se dispersan."
Pero, antes de llegar a este grado, el ser pasa por un estado intermedio, el que corresponde al Mundo psíquico; entonces cree ser, ya no el cuerpo material, sino el alma individual, puesto que para él no ha desaparecido toda distinción, porque todavía no ha salido del dominio del Demiurgo.
"Imaginándose que es el alma individual, el hombre se asusta, como alguien que toma por error un trozo de cuerda por una serpiente; pero su temor es alejado por la percepción de que él no es el alma, sino el Espíritu universal."
Quien ha tomado consciencia de los dos Mundos manifestados, es decir del Mundo hylico -conjunto de manifestaciones groseras o materiales-, y del Mundo psíquico, -conjunto de las manifestaciones sutiles-, es nacido dos veces, Dwidja; pero aquel que es consciente del Universo no manifestado o del Mundo sin forma, es decir del Mundo pneumático, y que ha llegado a la identificación de sí mismo con el Espíritu universal, Atmâ, éste y sólo éste puede ser llamado Yogui, que quiere decir unido al Espíritu universal.
"El Yogui, cuyo intelecto es perfecto, contempla todas las cosas como morando en él mismo, y así, por el ojo del Conocimiento, percibe que todo es Espíritu."
Notemos de paso que el Mundo hylico se compara al estado de vigilia, el Mundo psíquico al estado de sueño, y el Mundo pneumático al estado de sueño profundo. Debemos recordar a este propósito, que lo no-manifestado es superior a lo manifestado, por ser su principio. Por encima del Universo pneumático no hay más -según la doctrina gnóstica- que el Pleroma, que puede considerarse como constituido por el conjunto de los atributos de la Divinidad. No se trata de un cuarto mundo, sino del Espíritu universal mismo, Principio supremo de los Tres Mundos, ni manifestado ni no-manifestado, indefinible, inconcebible e incomprensible.
El Yogui o el Pneumático, ya que en el fondo es lo mismo, se percibe, no ya como una forma grosera ni como una forma sutil, sino como un ser sin forma; se identifica entonces con el Espíritu universal, y estos son los términos con que Sankarâchârya describe ese estado:




"Es Brahma, tras cuya posesión no hay nada que poseer; tras el gozo de su felicidad, ya no hay felicidad que pueda ser deseada; y tras la obtención de su conocimiento, ya no hay conocimiento que obtener."
"Es Brahma, el que una vez visto, no deja otro objeto que contemplar; habiéndose identificado con El, ya ningún nacimiento es experimentado; habiéndolo percibido, no hay nada más que percibir."
"Es Brahma, esparcido por todas partes, en todo: en el espacio medio, en lo que está por encima y lo que está por debajo; el verdadero, el viviente, el dichoso, sin dualidad, indivisible, eterno y uno."
"Es Brahma, sin tamaño, inextenso, increado, incorruptible, sin rostro, sin cualidades o características."
"Penetra él mismo su propia esencia eterna, y contempla el Mundo entero apareciendo como Brahma."
"Brahma no se parece en nada al Mundo, y fuera de Brahma no hay nada; todo lo que parece existir fuera de él es una ilusión."
"De todo lo que se ve, de todo lo que se oye, sólo existe Brahma, y por el conocimiento del principio, Brahma es contemplado como el Ser verdadero, viviente, feliz, sin dualidad."
"El ojo del Conocimiento contempla al Ser verdadero, viviente, feliz, que todo lo penetra; pero el ojo de la ignorancia no lo descubre, no lo percibe al igual que un hombre ciego no ve la luz."
"Cuando el Sol del Conocimiento espiritual se levanta en el cielo del corazón, expulsa las tinieblas, penetra todo, abarca todo e ilumina todo."






Observemos que el Brahma del que aquí se trata es el Brahma superior; hay que tener cuidado en distinguirlo del Brahma inferior, pues éste no es otra cosa que el Demiurgo, considerado como el reflejo del Ser. Para el Yogui, sólo hay el Brahma superior, que contiene todas las cosas, y fuera del cual no hay nada; el Demiurgo y su obra de división ya no existen.



"El que ha realizado el peregrinaje de su propio espíritu, un peregrinaje en el cual no hay nada que concierna a la situación, al lugar o al tiempo, que está en todo, en el que ni el calor ni el frío se experimentan, que constituye una felicidad perpetua y una liberación de toda penalidad; éste está por encima de la acción, conoce todas las cosas, y obtiene la eterna Beatitud."







IV
Después de haber caracterizado los tres Mundos y los estados del ser que les corresponden, y de haber indicado dentro de lo posible, en qué consiste la liberación de la dominación demiúrgica, debemos retomar todavía el tema de la distinción entre el Bien y el Mal, con el fin de sacar algunas consecuencias de lo expuesto anteriormente.
Para empezar, se podría estar tentado de decir lo siguiente: si la distinción entre el Bien y el Mal es ilusoria, si en realidad no existe, lo mismo debe suceder con la moral, pues es evidente que la moral está basada en esta distinción, a la que considera esencial. Esto sería ir demasiado lejos; la moral existe, pero en la misma medida que la distinción entre el Bien y el Mal, es decir para todo lo que pertenece al dominio del Demiurgo; desde el punto de vista universal, no tendría ninguna razón de ser. En efecto, la moral no puede aplicarse más que a la acción; la acción supone el cambio, y éste sólo es posible en lo formal o manifestado. El Mundo sin forma es inmutable, superior al cambio, por lo tanto a la acción, y es por lo que el Ser que ya no pertenece al Imperio del Demiurgo es no- actuante.
Esto indica que hay que tener mucho cuidado en no confundir los diversos planos del Universo, pues lo que se dice de uno podría no ser verdadero para el otro. Así, la moral existe necesariamente en el plano social, que es esencialmente el dominio de la acción; pero no cuando se considera el plano metafísico o universal, puesto que entonces ya no hay acción.
Establecido este punto, debemos señalar que el ser superior a la acción posee sin embargo la plenitud de la actividad; pero es una actividad potencial, una actividad no actuante. Este ser no es inmóvil - como se podría decir equivocadamente-, sino inmutable, es decir superior al cambio. En efecto, se identifica con el Ser que siempre es idéntico a sí mismo: según la fórmula bíblica "el Ser es el Ser." Esto está relacionado con la doctrina taoísta, según la cual la Actividad del Cielo es no actuante. El Sabio, en quien se refleja la Actividad del Cielo observa el no actuar. Sin embargo, este Sabio -que hemos designado como el Pneumático o el Yogui- puede actuar aparentemente, como la Luna parece que se mueve cuando las nubes pasan delante de ella; pero el viento que aparta las nubes no tiene influencia sobre la Luna. Igualmente la agitación del Mundo demiúrgico no tiene influencia sobre el Pneumático; y a este respecto podemos citar lo que dice Sankarâchârya:




"El Yogui, habiendo atravesado el mar de las pasiones, está unido a la Tranquilidad y se regocija en el Espíritu."
"Habiendo renunciado a los placeres que nacen de los objetos externos perecederos, y gozando de las delicias espirituales, está en calma y sereno como la llama bajo un apagavelas, y se alegra en su propia esencia."
"Durante su residencia en el cuerpo, no es afectado por sus propiedades, como el firmamento no es afectado por lo que flota en su seno; conociendo todas las cosas permanece no afectado por las contingencias."








A partir de ahí podemos comprender el verdadero sentido de la palabra Nirvana, de la cual se han dado tantas falsas interpretaciones; esta palabra significa literalmente "extinción del soplo o de la agitación", o sea el estado de un ser que ya no está sometido a ninguna agitación, que está definitivamente liberado de la forma. Es un error muy extendido, al menos en Occidente, creer que no hay nada cuando no hay forma, cuando en realidad es la forma lo que no es nada y lo informal lo es todo. Así, el Nirvana, muy lejos de ser el aniquilamiento como han pretendido algunos filósofos, es por el contrario la plenitud del Ser.
De todo lo que precede, podríamos sacar la conclusión que no hay que actuar; pero sería inexacto, sino en principio, al menos en la aplicación que quisiéramos hacer. En efecto, la acción es la condición de los seres individuales, pertenecientes al Imperio del Demiurgo; en el Pneumático o el Sabio en realidad no hay acción, pero en tanto que reside en un cuerpo, tiene las apariencias de la acción; exteriormente, es en todo parecido a los demás hombres, pero sabe que no es más que una apariencia ilusoria, y esto es suficiente para que esté liberado de la acción, puesto que es a través del Conocimiento como se obtiene la liberación. Por eso mismo, el que está liberado de la acción ya no está sujeto al sufrimiento, ya que el sufrimiento es un resultado del esfuerzo, por tanto de la acción, y esto es en lo que consiste lo que llamamos la imperfección, aunque en realidad no haya nada imperfecto.
Es evidente que la acción no puede existir para aquel que contempla todas las cosas en sí mismo como existiendo en el Espíritu universal, sin ninguna distinción de objetos individuales, tal como expresan estas palabras de los Vedas: "Los objetos difieren simplemente en designación, accidente y nombre, como los utensilios terrestres reciben diferentes nombres, aunque solamente sean diferentes formas de tierra." La tierra, principio de todas esas formas, es en sí misma sin forma, pero las contiene a todas en potencia; tal es también el Espíritu universal.
La acción implica cambio, es decir la destrucción incesante de formas que desaparecen para ser reemplazadas por otras; son las modificaciones que llamamos nacimiento y muerte, los múltiples cambios de estado que debe atravesar el ser que todavía no ha alcanzado la liberación o la transformación final, empleando esta palabra transformación en su sentido etimológico, que es el de pasaje fuera de la forma. El apego a las cosas individuales, o a las formas esencialmente transitorias y perecederas, es propio de la ignorancia; las formas no son nada para el ser que se ha liberado de ellas, y por eso, incluso durante su residencia en el cuerpo, no le afectan en nada sus propiedades.




"Así se mueve libre como el viento, pues sus movimientos no están afectados por las pasiones."
"Cuando las formas son destruidas, el Yogui y todos los seres entran en la esencia que todo lo penetra."
"Es sin cualidades y sin acción, imperecedero, sin volición; feliz, inmutable, sin rostro; eternamente libre y puro."
"Es como el éter, expandido por todas partes, y que penetra al mismo tiempo el exterior y el interior de las cosas; es incorruptible, imperecedero; es el mismo en todas las cosas, puro, impasible, sin forma, inmutable."
"Es el gran Brahma, que es eterno, puro, libre, uno, incesantemente feliz, no dual, existente,
perceptivo y sin fin."



Tal es el estado al que llega el ser por el Conocimiento espiritual; así es liberado para siempre jamás de las condiciones de la existencia individual, liberado del Imperio del Demiurgo.











Traducción: Antonio Guri y P. Vela








NOTAS
* Reproducimos aquí el texto que, creemos, ha sido el primero, sino en ser redactado, sí al menos publicado por René Guénon. Apareció en el primer número de la revista La Gnose, que data de Noviembre de 1909. (Nota de Roger Maridort, que preparó la edición de Mélanges.) (R)
1 “¿Si Dios es, entonces de dónde el Mal, si no es, entonces de dónde el Bien?". (N.deT.) (R)
2 "De la nada, nada surge; y a la nada, nada puede retornar". (N. de T.) (R)








Splendor Solis, S. Trismosin










...................................................................................................................







¿Que es el Clero-Fascismo?
por Greg Whitlock






El sistema de gobierno Clero-Fascista es una ideología basada en la Encíclicas Papales Ultramontanistas y el Principio Führer. El Clero-Fascismo es la combinación del principio catolico ultramontanista de infalibilidad papal y soberanía global, clericalismo (el poder invistió en el clero) y el principio Führer (la dictadura absoluta).
Un gobierno clero-fascista está fundado económicamente en un "estado corporativo" y legalmente en un decreto papal o clerical dictatorial y la supremacía del derecho canónico. Como un movimiento político o una ideología, el Clero-Fascismo es cualquier cooperación positiva entre Clericalismo y Fascismo; Tal cooperación es generalmente usada contra la amenaza comun del Comunismo ateo internacional (' bolchevismo ' en la jerga clero-fascista) o movimientos de trabajadores algunas veces locales, añadiendo el aspecto religioso para el Clero-Fascismo.
Hay una simetría prefabricada y penetrante y una simbiosis entre la Iglesia y los Sistemas Autoritarios. La iglesia es una jerarquía automática de orden y ejecución. Sus operarios son clérigos cuya autoridad se origina enteramente del Papa (como Arzobispo de Roma en St. Lateran Church). Toda orden es hacia abajo, toda autoridad y la responsabilidad hacia arriba. La encíclica papal juega el mismo papel que los decretos dictatoriales. La Iglesia de Roma se basa en un solo Líder infalible; Éste es el Principio Ultramontanista católico que corresponde al Principio Führer Fascista. La Iglesia es neutral para formas gubernamentales, pero no es neutral para el principio Führer. La Iglesia tiene una jerarquía de autoridades; El Papa, la Curia Romana y los creyentes. Como cualquier estado la Iglesia de Roma tiene un Ministro de Asuntos Exteriores, diplomáticos, Un Secretario de Estado, etc. La Iglesia tiene tratados formales y vinculantes, planes (concordatos) con los cuales se interconecta con otros gobiernos. Estos isomorfismos le permiten a la Iglesia Católica interactuar con entidades fascistas (o entidades de cualquier otra ideología ); siendo esta la estructura hipotéticas y practica del Clero-Fascismo.

El término 'Clero-Fascismo' (en alemán, Klerofaschismus) fue usado por Schuschnigg para describir su política. Dollfu ß usó el término antes de Schuschnigg para describirse a sí mismo. El Obispo Hudal adoptó este término tanto para el fenómeno austriaco en general como así también para si mismo. Hudal también recordó la descripción de Mussolini del gobierno austriaco en 1930 como "el sistema clerical Dollfu ß ". 'Clero-Fascista ' fue usado en la prensa austriaca y en el discurso político popular durante 1930 para describir los populares movimientos austriacos combinando la Encíclica Católica con el principio del Führer. En 1949 una publicación Comunista austriaco usó el término al referirse a Teodoro Innitzer, y advirtió sobre un Klosterreich o Monasterio Reich recurrente.

El término Klerofaschismus abarca, pero que no está limitado a (1) la política social eclesiástica austriaca de Ignaz Seipel, Engelbert Dollfu ß, Kurt Von Schuschnigg, Alois C. Hudal y muchos otros, (2) Ustasha croata, (3) falangismo español y (4) a las políticas estatales de la iglesia fascista italiana de Benito Mussolini. Hudal señala que Pio XI había sido inspirado por El Clero-Fascismo turco de Kamal Ataturk, el cuál Hudal lo llama Kamalism.' Austria, Croacia, Eslovaquia, España, Portugal, Vichy Francia e Italia fueron literalmente Estados Clero-fascistas antes y/o durante la II guerra mundial.




El Premier Volpetch Tuka de Eslovaquia dio su definición de Clero-Fascismo el 28 de agosto de 1940, cuando anunció, "el Sistema gubernamental de Eslovaquia en el futuro será una combinación de nazismo alemán y Catolicismo Romano" Los críticos - como Karlheinz Deschner, historiador de política exterior papal, utilizan el término ' Clero-Fascismo, ' (o ' fascismo clerical ' de Leo H. Lehmann) en un sentido técnico, reflejando su diferencia del fascismo puro, como por ejemplo el Nacional Socialismo Alemán.




Kurt von Schuschnigg aclara el papel de la ecíclica Quadregisimo Anno para su Clero-Fascismo austriaco:
"La orientación de esta encíclica Papal fue reconocida en Austria como las directivas y este reconocimiento encontró expresión en el intento de crear un estado "corporativo". Las corporaciones han sido incorporados en la estructura de la constitución de tal manera que sus representantes libremente elegidos se sientan en el Consulado Económico Federal, y tienen, además, un punto de vista predominante en la cita del Consulado Provincial y Consulados Municipales...Nuestra tarea fue reemplazar una constitución escrita con un instrumento nuevo, escrito y constitucional. Esto servirá para liquidar al parlamentarismo democrático que debido a nuestras condiciones especiales, había resultado ser incapaz de servir al país en su hora de necesidad y sin emitir ni una palabra o fundamento sustentable para el estado. Así fue como Austria se transformó en un estado "corporativo" con un liderazgo autoritario” .




Por ello, la constitución austriaca fue rescrita para seguir las políticas sociales de la encíclica de Pio XI. Esta encíclica obligó a todas las empresas capitalistas, o ' corporaciones, a convertirse en miembros de una burocracia horizontal, vertical y estatal; La libre empresa se transformó en inconstitucional. Hay así sólo un “estado corporativo.” El Consejo de Administración es libremente elegido dentro de este corporativismo estatal, pero no existe estructura democrática para garantizar la libre empresa. Hay propiedad privada y afán de lucro, pero ninguna libre empresa. Asimismo, todas los gremios de trabajadores son organizados dentro de una burocracia horizontal, vertical y estatal. Todas las relaciones laborales se organizan dentro de un solo aparato estatal. De esa forma, toda actividad política por parte de patrones y trabajadores se transforma en algo ilegal.

Ambos Quadregisimo Anno y Mein Kampf utilizan la misma inspiración; El "Estado Corporativo" Clero-fascista de Il Duce Benito Mussolini. Pío XI declaró que esta encíclica "pintó la imagen de la condición corporativa fascista con toques compasivos" Y el 31 de junio de 1931, el Papa Pío XI nos asegura en Osservatore Romano, "en la encíclica Quadragesimo anno todo el mundo fácilmente puede reconocer un signo de atención bienintencionada para el comercio de Italia y las entidades corporativas" El 15 de septiembre, de 1933, el Reichspost católico de Vienna además imprimió un telegrama del Papa Pío XI para ' moderar al' dictador Clero-fascista de Engelbert Dollfu ß, expresando su "placer especial ... por la valoración de la encíclica" Poco despues, el 1 de mayo, de 1934, Austria adoptaba una constitución nueva basada en esta encíclica.



Hablando acerca de Dollfu ß y sí mismo, el canciller del Clero-facista, Chancellor Kurt Von Schuschnigg, confiesa lo siguiente:



Dollfu ß y su sucesor en el gobierno repetidamente y solemnemente profesaron su adhesión a los principios de la encíclica Papal del Anno Quadregisimo. Dollfu ß se refirio a este tema en el transcurso de su gran discurso en el Trabennplatz, y otra vez antes de la Asamblea de la Liga en Génova...encarna... las principales pautas para una reforma de la sociedad que conducirá al derrocamiento del materialismo y la solución de la pregunta social, sin consideración al credo o la denominación”.



Políticamente, la condición Clero-fascista generalmente consta de tres clases (St Nde): El noble, el clero, y el ciudadano. Este St Ndestaat es un compromiso entre el Clericalismo del Sacro Imperio Romano Germánico y la condición burguesa moderna. Los extranjeros y usualmente los judíos son típicamente considerados seres de poca clase con absolutamente ningún derecho en un estado Clero-fascista.
La vision compartida de las condiciones políticas futuras uniendo al Clero-fascismo y a los estados fascistas fue de una Confederación Católica a lo largo de los margenes del Río Danubio. (De Croacia hasta Austria, Eslovaquia y Alemania); se llamó "los Ajes”,Confederación del Danubio," “Triple Alianza” ", “Sacro Imperio Romano Reconstruido”, “Confederación Intermarrium”, “Imperio Hamburgo Reconstituido" o más enigmáticamente, "la question de Europa Central”.



En algunos estados Cleros-Fascistas, el Jefe de Estado es un dictador fascista y un oficial de la Iglesia (Seipel, Slovakia Tiso de Austria y Tuka), pero ni Schuschnigg ni Dollfu ß, por ejemplo, fueron clérigos. Austria bajo Schuschnigg y Dollfu ß fue un Clero-fascismo por Constitución. Los Estados Clero-Fascistas constitucionales adoptan la ley canónica católica papal encíclica y/o romana como ley constitucional nacional. Austria hizo eso en 1934. Pero un Clero-Fascista también puede basarse en el decreto autocrático de un dictador que oficialmente o extraoficialmente es llevado como un profeta religioso o un personaje. Franco el Caudillo, Pavelic el Poglavnik y II Duce Mussolini todos tienen algún aspecto extraoficial de profeta religioso, pero algunos de lo más anticlericales del NSDAP (por ejemplo Rosenberg) había visualizado una iglesia alemana nórdica Volk con Hitler como el único Profeta.
La vista compartida del fascismo-religioso es la denomizacion de los bolcheviques y los trabajadores. El clericalismo considera al marxismo su archí-enemigo, porque el materialismo científico metódicamente y concretamente critíca cada elemento de la religión y al clero: El fascismo ve su nemesis en el marxismo, porque el fascismo es una defensa de mala fe del capital en contra del trabajo.
El Clero-Fascista dice promover la causa del "trabajador" pero siempre subordina los intereses de la clase trabajadoras al capital. Innitzer dijo ser un hombre de los pobres, pero el gobierno de Schuschnigg violentamente reprimió la insurrección de trabajadores de oficina en 1934 y después Innitzer defendió la masacre. El clericalismo también mantiene una relación de mala fe con el capital, predica en contra del materialismo de la sociedad capitalista pero busca estar totalmente involucrado en la economía.
El clericalismo trata de tapar su mala fe hacia el capitalismo mediante el antisemitismo: Los judíos han estropeado al capitalismo introduciendo un materialismo satánico en la sociedad civil, tal como los judíos juegan un papel diabólico en el Nuevo Testamento. Los fascistas usan antisemitismo para obscurecer su mala fe, también, el trabajador Bolchevique es “un judío internacional”, como Henry Ford dijo, quien es a la vez el protagonista y el antagonista del capital.
Por ejemplo, el 21 enero de 1933, el Obispo Dr. Johannes Gf Llner de Linz, Austria, publicó esta Carta Pastoral antisemíta:
"...Por supuesto el espíritu mundial del judío internacional es algo diferente que las personas judías y la religión judía. Indudablemente muchos condenados judíos ejercen una influencia completamente dañina sobre casi toda las áreas de la vida cultural moderna. La industria y el comercio, empresas y finanzas, la ley y la medicina, las agitaciones sociales y políticas son infiltradas y destruidas de muchas formas por los principios materialistas y liberales, los cuales predominantemente se originan en el judaísmo.
La prensa , las publicidades, el teatro y las películas están llenas generalmente de tendencias frívolas y cínicas, las cuáles envenenan el alma del cristiano en lo mas intimo y que asimismo es nutrido y multiplicado en su mayoria por el judaísmo. Judaísmo degenerado, en liga con la Masonería Internacional, es también el primer portador de ese Becerro de Oro Capitalista y fundador predominante y apóstol del Socialismo y Comunismo, el mensajero y el promotor de bolchevismo. Para luchar y destruir esta influencia maléfica del judaísmo, no basta sólo una
buena ley, es necesario el fuerte deber de conciencia en cada cristiano de convicción"
En este delirio desaforado, el judío es culpado de capitalista y bolchevique, aparentemente asumiendo que el capitalismo puede ser mas que materialismo.



De un punto de vista económico, el estado clero-fascista imita la postura de Hitler hacia el capital en Mein Kampf:
"Así, la tarea del Estado hacia el capital fue comparativamente simple y cristalina: Sólo tuvo que asegurar que el capital se mantuviera como la novia del estado y no como la matrona del país. Este punto de vista luego pudo estar definido entre dos límites restrictivos: La preservación de una economía nacional, solvente e independiente, por un lado y la seguridad de los derechos sociales de los trabajadores por el otro " .




Hitler nos explica el sistema económico fascista en detalle:



"La asociación sindical Nacional Socialista no es órgano de lucha de clases, pero sí un órgano para representar intereses ocupacionales. El Estado Nacional Socialista no sabe de ' clases, ' pero políticamente hablando sólo de ciudadanos con derechos absolutamente iguales y obligaciones consecuentemente iguales, y al lado de estos, súbditos del estado quienes en el sentido político están absolutamente sin derechos". "El trabajador Nacional Socialista debe saber que la prosperidad de la economía nacional significa su propia felicidad material. El empleador Nacional Socialista debe saber que la felicidad y satisfacción de sus trabajadores, es el principio de la existencia y el desarrollo de su propia grandeza económica. Los trabajadores Nacional Socialistas y los empleadores Nacional Socialistas son ambos sirvientes y guardianes de la totalidad de la comunidad nacional" "Las cosas para las cuales millones pelean y luchan hoy con el tiempo deben ser solucionadas en la cámara de haciendas y el parlamento económico central. Luego los empleadores y los trabajadores no pelearan unos contra los otros sobre temas de paga y las escalas de salarios, dañando la existencia económica de ambos, sino que solucionan estos problemas conjuntamente en una instancia superior....La función de la unión Nacional Socialista es la educación y la preparación para esta misma meta, lo cual lo es: Todos trabajando juntos para la preservación y la custodia de nuestro pueblo y nuestra patria, de acuerdo con las habilidades y la fuerza interior en el individuo adiestrado por la comunidad nacional" .



En 1934, la Cámara de Diputados alemana completó la organización de su Estado corporativo fascista. Y el 27 de noviembre del mismo año, la Organización Industrial de la Economía es finalizada. Una reorganización completa de la economía alemana se afirma sobre leyes de esta fecha y del 27 de febrero de ese mismo año. El Ministro de Economía Nacional recibió los poderes del “Cartel Tribunal” de 1923. Todas las empresas se convirtieron en miembros de una organización de dobles grupos verticales, llamadas Reichsgruppen, y grupos horizontales, llamados cámaras económicas. Ambos grupos fueron estrechamente asociados con el NSDAP.
La membresía en el esquema fue obligatoria para todos los productores, artesanos, banqueros, comerciantes, aseguradores, transportistas etc... El control democrático sobre las juntas de directores y propiedad no tenían ninguna fuerza legal. Las empresas recibieron órdenes de producción y de distribución del gobierno y las implementaron rigurosamente.
En 1938 la Cámara italiana de Diputados fue reemplazada por la Cámara de Fasces y Corporaciones, la organización horizontal y vertical es la actividad económica característica del fascismo. Acerca de la economía de fascismo, Fritz Von Thyssen, el industrial católico y el financiero de Hitler, escribieron en Pio XII, como Nuncio, llevó a Hitler al poder (1940), "La idea fue organizar un tipo de Estado Corporativo cristiano según las clases, lo cual sería soportado por las Iglesias - en el oeste por las católicas y en el este por las protestante y por el Ejército" .
El Clero-Fascismo es distinguible del fascismo puro. En estado puramente fascista el clero existe separadamente, y en un papel subordinado al partido político fascista o el clero no existe del todo. Clero-Fascismo presupone la existecia de un clero, esto es más o menos idéntico con un elemento fascista. En Croacia el clero y Ustasha, por ejemplo, construyeron un orden paralelo y estructuras organizativas verticales y cuasi-horizontales.

Durante la guerra Alemania, sin embargo, permaneció puramente fascista y no fue ni literalmente ni figurativamente un Estado Clero-fascista. Mientras una gran parte de los clérigos alemanes, incluyendo el primer ministro alemán, el embajador alemán en Roma, el Nuncio Apostólico en Berlín, el Rector de la Universidad Alemana en Roma y muchos otros, apoyaron abiertamente una ideología que fue Clero-fascista en el sentido más estricto, Hitler y el NSDAP emprendieron una estrategia que fue anticlerical en muchas formas. Aunque Hitler, Papen, Ribbentrop y otros fueron muy cuidadosos de no cometer el error de realizar un Kulturkampf generalizado en contra de Roma. Inspirado por las ideas de Richard Wagner, Adolf Hitler también formulo una complicada estrategia en relación con Roma tomando en cuanta los fracasos de Sch Nerer y Bismarck. Esta estrategia 'puramente alemána', o quizás 'puramente bávara', que fue perfeccionada por Wagner y Hitler (o menos desarrolladas por Sey ß - Inquart y Lueger) distingue al fascismo alemán del Clero-Fascismo de Austria-Italia-España-Croacia.



El obispo Kaller quiso extender el Clero-Fascismo en Alemania.
Él dijo en 1933:
"La sociedad ha sido fundada nuevamente. ¿Podemos contribuir nosotros con los valiosos y constructivos bloques católicos para su construcción? Recurramos a la encíclica Quadregesimo anno de Pio XI. La nueva Alemania debería estar construida en los principios básicos de los oficios comercios”.





































El Nuncio Papal Orsenigo goza con la compañia de Joseph Goebbels.

Por ' los oficios ' Kaller quiso decir a los gremios de la condición corporativa fascista.
El Concordato del Reich es, hasta cierto punto, un contrato diplomático y legal Clero-fascista entre la Santa Sede y Alemania. Los treinta y tres artículos principales son ' ordenanzas Clero-fascistas ' en el sentido mas estricto de la palabra. El Vaticano ciertamente creyó que había firmado otro Concordato Clero-fascista, ciertamente, la madre de todos los Concordatos Clero-fascistas. El 26 y 27 de julio de 1933, los pronunciamientos oficiales aparecieron en el Osservatore Romano hacia una explicación y una valoración del Reich Concordat. "...El Codex Juris Canonici es la fundación y la base legal del Concordat " Como este documento demuestra, el Vaticano sabia que el lenguaje legal del Concordato ataba legalmente a Alemania a un reconocimiento pleno de la ley canónica; Ciertamente, el Vaticano interpretó el Concordato del Reich como un reconocimiento oficial de la ley canónica Católica (formalizado por Gasparri y Pacelli en 1918) por Berlín, en vez de un reconocimiento oficial del Tercer Reich por Roma.
Pacelli quería crear un acuerdo Berlín-Vaticano Clero-fascista. En una fecha desconocida en 1935, el anterior Reich , el Canciller alemán Heinrich Brüning dijo a Count Harry Kessler:
"Detrás del contrato [el Concordato del Reich] con Hitler no se encontraba el Papa, pero si la burocracia Vaticana y su líder Pacelli. Ellos Visualizaban un estado autoritario y una Iglesia autoritaria dirigida por la burocracia Vaticana, los dos haciendo un vínculo eterno entre si. Por esa razón, grupos del parlamento católico, como el Centro en Alemania, eran un obstáculo para Pacelli y sus hombres, y fueron abandonados sin pensar dos veces, en varios países. El Papa no compartía estos puntos de vista".
El Clero-Fascismo, sin embargo, no es meramente una versión religiosamente diluida o una versión más acogedora o más santa del fascismo: el Clero-Fascismo engendra gran cantidad de crímenes de guerra parecidos o peores que aquellos cometidos por el Tercer Reich. Los gobiernos Clero-fascistas típicamente emplean a tropas de asalto elite y/o las milicias para combatir a movimientos de trabajadores . El régimen de Schuschnigg mantuvo un campo de concentración en Wöllersdorf para sus adversarios, de la misma forma que los campos de Jasenovac eran comandados por sacerdotes. Los campamentos croatas horrorizaron aun a Heydrich y Himmler. Italia y España nombraron a una gran numero de sacerdotes entre sus criminales de guerra, como tambien lo hizo Ucrania.



Schuschnigg escribio sobre el Prelado Dictador Seipel y su milicia fascista católica:



"...La Milicia Heimwehr fue el primer movimiento que habló de sobrepasar las formas engañosas del sistema democrático austriaco y que más allá inscribió en sus estandartes la determinación de hacer la guerra contra un exagerado parlamentarismo. Tambien representaron con considerable vigor la idea de un estado corporativo, sin embargo la idea no fue claramente pensada o establecida definitivamente. Precisamente con respecto a la reforma de la sociedad, el Heimwehr se encontró con un defensor elocuente en la persona de Ignaz Seipel, quien dedicó los últimos años de su vida para implementar esta reforma mediante las directivas de la encíclica Papal Quadregisimo Anno...."










Fuente : http://www.herenciacristiana.com/












....................................................................................................................













Los amantes






































1.He olvidado sus caderas, he olvidado su nombre.




Los celos, en esa mujer, ofrendaban imágenes.



¿Hasta dónde la voz insomne,



hasta dónde la cabellera suelta y voladora?



Ahora, advertimos que todo fue un error.



Sólo el recuerdo de un árbol, de una hoja,




de un pájaro nostálgico en el cielo.












2.La pasión llamó desde la soledad.



Como sucede en La Pampa o en Edimburgo.



O cuando un caballo vaga su fresco hocico



en un jardín cautivo.




Alrededor de la estación, la mirada flotando.



Y una ventana abierta que descubre




mi chalina en su cuello indolente.











Carlos Penelas, Buenos Aires, agosto de 2010
Publicado por Carlos Penelas para Carlos Penelas el 8/23/2010 11:39:00 PM
















...................................................................................................................







Kirchnerismo bolivariano del siglo XXI











Jorge Fernández Díaz.LA NACION. Sábado 29 de mayo de 2010









Néstor Kirchner fue originalmente un joven e intrascendente militante estudiantil. Después pasó por la derecha peronista y desembocó en el peronismo renovador. Fue en algunos tiempos menemista y en otros un cavallista cabal: con el verdadero padre de la criatura hizo una alianza política importante. Su relación con Domingo Cavallo siempre fue buena, pública y estrecha. Ya en la Casa Rosada, se decía desarrollista, al igual que Mauricio Macri y Elisa Carrió.¿Se le puede adjudicar, por lo tanto, una ideología a Néstor Kirchner? Hasta ahora yo creía que no, que su ideología era el poder. Sin embargo, últimamente algunas evidencias van demostrando que el desarrollo de la acción política con sus triunfos y derrotas, con la generación de aliados y enemigos, va llenando de contenido cualquier frasco vacío.Por necesidad o coartada, Kirchner fue arropando sus actos de gobierno con una determinada ideología, y aunque al principio fue más oportunismo que convicción, con el correr del tiempo el contagio se hizo inevitable. Un simulador al final se convierte en lo que simula. Uno no sólo es lo que es sino muy principalmente lo que hace, y también con quién recorre ese camino. Así como antes no le habían interesado lo más mínimo las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo o los intelectuales progresistas, a quienes luego utilizó como escudos humanos, con el paso de los años se fue impregnando de sus argumentos y simpatizando con esas ideas primigenias que había sabido olvidar para ser simplemente peronista.



La primera vez que tomé un café con un ministro de la mesa chica de los Kirchner, ese funcionario que había estado toda la vida junto al entonces presidente de la Nación y que hoy sigue junto a él con tanta fe como el primer día hizo una caracterización muy precisa de sí mismo. El era lo que siempre fue: un peronista clásico. "Pero Néstor nunca fue monto ni filomonto, ni muy amante del peronismo -me dijo, buscando desesperadamente una definición ideológica del jefe, la idea original que había formateado su disco rígido-. Néstor era, era, a ver..." Yo tuve un relámpago de clarividencia, entre tanto balbuceo, y lo ayudé: "La izquierda nacional -dije-. El querido y brillante Jorge Abelardo Ramos". El ministro chasqueó los dedos como si yo hubiera encontrado una perla. "¡Exactamente eso! -me confirmó-.



La izquierda nacional."Esta corriente política proviene del trotskismo, pero se reconvirtió completamente en lo que después se denominó "socialismo criollo". Una corriente que acompañó al peronismo, como una lancha sigue de cerca un portaaviones, en un apoyo crítico, pero convencida de que el movimiento de Juan Perón tenía el proletariado y que junto con él había que formar un frente nacional antiimperialista, propender a la unión latinoamericana y enfrentar a los cómplices locales (cipayos) de la dependencia: éstos podían ser los conservadores, los radicales, los comunistas e incluso otros socialistas que no acordaran con la visión "nacional" de esa izquierda. El partido era pequeño, pero su argumentación se volvió transversal en los 70 y sobrevivió a través de las décadas como una cultura vasta y firme. Antes de la irrupción de Ernesto Laclau, que legalizó la palabra "populista", los nacionalistas de izquierda rechazaban ese término. Ahora aceptan que el populismo es una praxis política que no respeta ideologías: Bush, para el caso, era tan populista como Perón. Pero por encima de toda esta disquisición lingüística y operativa lo cierto es que los nacionalistas siguen defendiendo su particular identidad. La cuestión central no es, entonces, disfrazar con más palabras lo que en realidad se puede llamar por su nombre: Néstor Kirchner practica una suerte de nacionalismo de izquierda, que Hugo Chávez denomina el "socialismo del siglo XXI". Chávez es un nacionalista nato, y los pequeños partidos de la izquierda nacional de la Argentina lo reconocieron antes que nadie. O al menos en forma simultánea con las fuerzas carapintadas, que también tenían ese halo de nacionalismo militar, reivindicatorio de la Guerra de Malvinas y heredero de una tradición que entronizó en el poder a los generales y coroneles de 1943.






El nacionalismo de izquierda, que excede, obviamente, a Ramos y que se asoció al revisionismo histórico y a figuras como Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz, se interna en una amplia tradición argentina arraigada dentro de distintas fuerzas y concibe su empresa como una lucha permanente entre un campo popular y la partidocracia. De hecho, divide toda la historia en dos: desde 1810 hasta la fecha la gran puja argentina ha sido entre nacionalistas y liberales. Así piensa, concretamente, el ministro de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, que fue un fervoroso acólito de Ramos y que hoy explica bien lo que Carta Abierta explica mal. También Laclau, que antes de ser el pensador de cabecera de los Kirchner fue un entusiasta militante de Abelardo Ramos.Esa división entre nacionalistas y liberales nada tiene que ver con otras divisiones perimidas, como peronistas y radicales o izquierdas y derechas. De hecho, en el nacionalismo hay peronistas, radicales, izquierdistas y derechistas. También los hay en el campo antagónico. La izquierda, sin ir más lejos, se divide muy claramente en tres segmentos: la propiamente dicha hasta el Partido Obrero, la kirchnerista en sus múltiples expresiones y esa fuerza fantasmal e inarticulada que forman socialistas santafecinos, alfonsinistas, peronistas de los años 80 e intelectuales inorgánicos: socialdemócratas. Entre estas dos últimas tendencias hay franjas de indefinición, como las hay en aquellas millas náuticas donde se mezclan el Río de la Plata y el océano Atlántico. Más adelante, sin embargo, es muy claro que uno es marrón intenso y el otro es azul.Ultimamente he escuchado de varios militantes kirchneristas este concepto: "Néstor Kirchner es sólo el instrumento del campo popular. Está lleno de defectos, pero eso no viene al caso. Es la gran ola de la historia la que pasa y no se detiene en los detalles. Néstor viene a dar esta lucha de siempre por la liberación y contra la dependencia".Esa divisoria de aguas termina con amistades y buenas vecindades del pasado, y esta concepción movimientística e histórica hace pensar en una idea vieja y contradictoria: la revolución en democracia. Entiéndase por democracia, en esta visión nacionalista, sólo el derecho a votar y el mantenimiento a regañadientes de ciertas instituciones. Una "revolución nacional" no se detiene en cuestión de formas republicanas, ni en formalidades judiciales o de libertad de expresión. Es por eso que el kirchnerismo se permite a sí mismo violar muchas normas democráticas que considera frenos para una causa mayor. Y es también por todo eso que el problema de la corrupción se hace menor frente a lo que hay en juego: la construcción de "un verdadero país independiente"



Estamos hablando, como se verá, de un sistema de pensamiento revolucionario, que lleva el traje democrático con incomodidad. Al fin y al cabo, la democracia es un sistema opuesto, producto de las grandes corrientes liberales. Ese último término (liberal), que ha sido desprestigiado hasta el cansancio por políticas ineficaces y corruptas, complicidad con dictaduras y finalmente con el fracaso del Consenso de Washington, poco tiene que ver con el liberalismo como filosofía política surgido de la Revolución Francesa y de las luces. España, después de nacionalismos de derecha y de republicanos en guerra y de miles de muertos, logró construir un sistema liberal donde la izquierda (el PSOE) y la derecha (el PP) son capaces de gobernar alternativamente sin destruir la democracia. La socialdemocracia europea y también mucha de la latinoamericana (Chile, Uruguay, Brasil) ha logrado desde esa posición el progreso y la libertad. El chavismo las ve como expresiones de la derecha (serían, a lo sumo, la izquierda liberal y reformista) frente al gran movimiento bolivariano, en el que incluye a Evo Morales, Rafael Correa y el matrimonio Kirchner. Unos son socialdemócratas y otros son nacionalistas. Los dos expresan la oposición al Consenso de Washington, pero con estilos diferentes. Unos profundizan la democracia, otros viven en estado de revolución.No estamos hablando, claro está, de una verdadera revolución en los términos absolutos y clásicos, sino de un proceso político que se autopercibe como revolucionario y que ha logrado instalar esa idea en el imaginario de crecientes segmentos de la grey universitaria. Revolución y democracia son dos palabras que en nuestro país tienen buena prensa. Pero me temo que no se puede servir a dos banderas a la vez y que al final siempre se vuelven incompatibles. Los argentinos tarde o temprano van a tener que elegir entre una y otra palabra. Porque la crisis de 2001 era más profunda de lo que creíamos. Ya no existen peronistas y antiperonistas, ni peronistas versus radicales, ni izquierdas contra derechas. Hoy está instalada en nuestro país una discusión simbólica y asordinada entre revolución y democracia. Así de simple, y así de complejo.Es notorio cómo el proyecto kirchnerista fue variando. En un comienzo, se veía a sí mismo como un partido reformista de centroizquierda que soportaba la hipotética alternancia de uno de centroderecha. Pero con los años y las batallas, y la desesperación por no perder el poder, los kirchneristas comenzaron a hablar del peligro de una "restauración conservadora". Ese término implica de por sí la imposibilidad de una alternancia pacífica, puesto que si la gran amenaza es una "restauración" lo que se impone es una "resistencia patriótica contra el entreguismo" a todo o nada. Se trata de un dramatismo revolucionario alejado de cualquier atisbo de consenso, y que como toda epopeya prendió rápidamente en nuevas generaciones politizadas de la pequeña burguesía. Esos jóvenes son más kirchneristas que Kirchner, a quien consideran un simple piloto del gran buque nacional. Y están seguros de que esta "revolución" necesita profundizarse día a día y sostenerse en el tiempo. Un tercer, cuarto y hasta quinto mandato de los Kirchner les suena, obviamente, no sólo lógico y aceptable, sino imprescindible para garantizar esta "revolución inconclusa". "No hay vuelta atrás", dictaminaron hace unos días los intelectuales kirchneristas, quemando las naves.La situación se vuelve inquietante si se piensa que a una "revolución" no la puede seguir un partido, sino la refundación épica del mismísimo sistema democrático, hundido hace nueve años por una implosión de la economía. Un verdadero líder de la oposición que quisiera tener alguna chance frente a semejante mística debería quizá pensar menos en cuestiones programáticas coyunturales y en divergencias ideológicas dentro del espectro político (cualquier partido tiene ala derecha e izquierda) y pensar más en propalar el regreso de los argentinos a una democracia plena después de años de democracia manca y condicionada vivida bajo emoción violenta. Y garantizarle, de paso, a la sociedad electoral que no echará abajo, una vez más, a pico y pala los logros de la actual administración, que los tiene y son muchos.




Ese gesto democrático, si fuera exitoso en las urnas, reencauzaría al mismísimo nacionalismo, que tal vez sería obligado así a jugar de nuevo el juego bipartidista, los acuerdos de políticas de Estado y una vida cívica con menos divisiones, ataques, represalias económicas, golpes de mano, violaciones institucionales y lenguaje bélico.
© LA NACION.-





Comentarios :

Aurelio Argañaraz Aunque está hecha para asustar a cierto público y la imagen que Jorge Fernández nos da de Néstor Kirchner pretende desconocer su evidente moderación (digo esto para ser objetivo, sin ánimo de menoscabar al ex presidente), es llamativa la pintura que realiza, que tal vez responda al temor de los Mitre y la tribu oligárquica. El objetivo político inmediato del texto, me parece, es descalificar a Laclau y a Coscia. El escriba mitrista ignora que los honra con ese ataque!



Aurelio Argañaraz Desconocía el texto hasta que lo ví en el muro de Marta Gorsky. Gracias Marta, vale la pena hacerlo conocer, aunque sea con atraso.

Jose Luis Planas Osorio Tiene aspectos interesantes el articulo. la opcion es clara: nacionalismo popular o pseudo-democracia globalizada ...!!!
















..................................................................................................................
















El país Lunes, 30 de agosto de 2010
Opinión
Un análisis del poder
Por José Pablo Feinmann



El discurso que la presidenta CFK ofreció el 24 de agosto fue más allá de lo que han ido todos los discursos de los presidentes argentinos hasta la fecha. Nadie –ni siquiera el primer Perón o Evita– procedieron a una destotalización de la estructura del poder en la Argentina. Analíticamente, destotalizó, en primer término, la totalidad y luego la armó otra vez para exhibir su funcionamiento. ¿De qué estaba hablando la Presidenta? Del poder en las sombras, del poder detrás del trono, del verdadero poder. ¿Cuál es? Es el poder mediático. La filosofía occidental de los últimos 45 años se ha equivocado gravemente. Para salir de Marx y entrar en Heidegger (como crítico exquisito de la modernidad pero desde otro lado al de Marx) se vio obligada a eliminar al sujeto, tal como Heidegger lo había hecho con innegable brillo desde su texto La época de la imagen del mundo. También Michel Foucault dio por muerto al hombre. Barthes, al autor. Al estilo. Deleuze, desde Nietzsche, a la negatividad, o sea: al conflicto en la historia. Y la academia norteamericana sistematizó todo esto incorporando con fervor a los héroes de la French Theory. El fracaso es terrible y hasta patético. En tanto los posmodernos postulan la muerte de la totalidad, el Departamento de Estado postula la globalización. En tanto proponen la muerte del sujeto, el Imperio monta brillantemente al más poderoso sujeto de la filosofía y de la historia humana: el sujeto comunicacional. Y ésta –hace años que sostengo esta tesis que en Europa causa inesperado asombro cuando la desarrollo– es la revolución de nuestro tiempo. El sujeto comunicacional es un sujeto centrado y no descentrado, logocéntrico, fonocéntrico, ajeno a toda posible diseminación, informático, bélico, enmascarador, sometedor de conciencias, sujetador de sujetos, creador de realidades virtuales, creador de versiones interesadas de la realidad, de la agenda que determina lo que se habla en los países, capaz de voltear gobiernos, de encubrir guerras, de crear la realidad, esa realidad que ese sujeto quiere que sea, quiere que todos crean que es, que se sometan a ella, y, sometiéndose, se sometan a él, porque lo que crea el sujeto absoluto comunicacional es la verdad, una verdad en la que todos acabarán creyendo y que no es la verdad, sino la verdad que el poder absoluto comunicacional quiere que todos acepten. En suma, su verdad. Imponer su verdad como verdad para todos es el triunfo del sujeto comunicacional. Para eso debe formar los grupos, los monopolios. Debe apoderarse del mercado de la información para que sólo su voz sea la que se escuche. Para que sean sólo sus fieles periodistas los que hablen. Una vez que esto se logra el triunfo es seguro. El arma más poderosa de la supraposmodernidad del siglo XXI radica en el mayor posible dominio de los medios de información. Que ya no informan. Que transmiten a la población los intereses de las empresas que forman el monopolio. Intereses en los que todas coinciden. Asombrosamente ningún filósofo importante ha advertido esta revolución. Foucault se pasó la vida analizando el poder. Pero no el comunicacional. ¡Por supuesto! ¿Si había negado al sujeto cómo iba a analizar los esfuerzos del poder por constituirlo de acuerdo a sus intereses? Nadie vio –además, y se me antoja imperdonable– al nuevo y monstruoso sujeto que se había consolidado. Superior al sujeto absoluto de Hegel. Algo atisbó Cornelius Castoriadis. Pero poco. Relacionó las campañas electorales con las empresas que las financian. Pero –insisto–, aquí lo esencial es que el tema del sujeto ha vuelto a primer plano. Colonicemos al sujeto, hagámosle creer lo que nosotros creemos, y el poder será nuestro. El poder empieza por la conquista de la subjetividad. Empieza por la construcción de algo a lo que daré el nombre del sujeto-Otro.



Formulemos –como punto de partida de esta temática esencial– la obligada pregunta: ¿qué es el sujeto-Otro? Es lo Otro del sujeto. Escribo Otro con esa enorme O mayúscula para marcar la ajenidad que el Poder consigue instaurar entre el sujeto y lo Otro de sí. Heidegger transitó bien está temática. Lo que yo llamo sujeto-Otro es ese sujeto que –según Heidegger– ha caído “bajo el señorío de los otros” (Ser y Tiempo, parágrafo 27). He aquí un señalamiento brillante y preciso: el señorío de los otros. Heidegger amplía el concepto: quien cae bajo ese señorío (el de los Otros) “no es él mismo, los otros le han arrebatado el ser”. “El Poder, al someter mi subjetividad, elimina mis proyectos, mi futuro más propio, lo que hubiera querido hacer con mi vida. Mis posibilidades (...) son las del Otro, son las del Poder, las que me vienen de afuera. Ya no soy yo quien decide, soy decidido” (JPF, La historia desbocada, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2009, p. 128). Heidegger, sin embargo, se remite a la esfera ontológica: lo que se pierde es el ser. No creo que debamos poner el acento ahí: lo que se pierde es la subjetividad, la conciencia, la autonomía de pensar por nosotros mismos, pues pensamos lo que nos hacen pensar, decimos lo que nos hacen decir y nos convertimos en patéticos, bobos, manipulados defensores de causas ajenas. CFK manejó la temática con precisión y con una audacia que –yo, al menos, y ya tengo mis años viviendo siempre en este país– no le vi a ningún presidente. Cuando retoma la frase de tapa de Clarín y la da vuelta es donde revela qué es el Poder. Clarín titula: “El Gobierno avanza en Papel Prensa para controlar la palabra impresa”. Detrás de esta frase está toda la campaña “erosionante” (por utilizar un concepto del revolucionario popular agrario Buzzi, fiel a sus bases hasta la muerte, hasta matar a la FA sometiéndola a los intereses de la Sociedad Rural, manejada hoy por el “Tano” Biolcati, descendiente de la “chusma ultramarina” que Cané desdeñaba, y no por Martínez de Hoz o por el elegante señor Miguens) de la oposición. Es decir, el Gobierno es autoritario, enfermo de poder y siempre empeñado en silenciar a todos. CFK le da la razón a Clarín: “Clarín piensa que quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa. Quiero en esto coincidir con Clarín. Claro, quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa. ¿Por qué? Porque Papel Prensa Sociedad Anónima es la única empresa que produce en el país pasta celulosa para fabricar papel de diario, fabrica el papel de diario, lo distribuye y lo comercializa en lo que se conoce en términos económicos y jurídicos como una empresa monopólica integrada verticalmente. ¿Por qué? Porque va desde la materia prima hasta el insumo básico, pero no solamente produce ese insumo básico sino que además determina a quién le vende, cuánto le vende y a qué precio le vende. Por eso coincido con Clarín en que quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa en la República Argentina”.



El Poder –en cada país– tiene que formar monopolios para tener unidad de acción. No se tiene todo el poder si se tiene sólo Papel Prensa, que implica, es verdad, el control de la palabra impresa. Pero hay que tener otros controles. Sobre todo –hoy, en el siglo XXI, en esta supraposmodernidad manejada por la imagen– el poder de la imagen. Y el de la voz radial, siempre penetrante, omnipresente a lo largo de todo el día. Se trata de la metralla mediática. No debe cesar. ¿Por qué este Gobierno se complica en esta lucha con gigantes sagrados, intocables? O lo hace o perece en cualquier momento. Desde la campaña del señor Blumberg se advirtió que los medios podían armar una manifestación popular en pocas horas. Toda la gilastrada de Buenos Aires salió con su velita detrás del ingeniero que no era e impulsada por Hadad y la ideología-tacho que –en ese entonces– era una creación de Radio 10. La ideología-tacho es un invento puramente argentino. Como el colectivo, el dulce de leche y Maradona. Uno toma un taxi en cualquier parte del mundo y el taxista no lo agrede con sus opiniones políticas. Lo deja viajar tranquilo. Sigamos: la segunda, terrible señal de alarma fue durante las jornadas “destituyentes” y “erosionantes” del “campo”. Sin el apoyo inmoderado de “los medios” habría sido un problema menor. Pero la furia mediática llegó a sus puntos más estridentes. La “oposición” no es esa galería patética de ambiciosos, torpes e impresentables políticos que pelean mejor entre ellos que con sus adversarios. Son los medios. La derecha no tiene pensadores, tiene periodistas audaces, agresivos. Y la mentira o la deformación lisa y llana de toda noticia es su metodología.



El análisis de CFK fue excesivamente rico para una sola nota. Hasta aquí tenemos: Videla convocó a La Nación, Clarín y La Razón y les entregó Papel Prensa. Al ser el Estado desaparecedor socio de la sociedad que se formó, esos diarios no sólo apoyaron o colaboraron con un régimen abominable, fueron sus socios. ¿Para qué? CFK lo dice así: “Durante esos años se escuchaba mucho el tema defender nuestro estilo de vida. Nunca pude entender exactamente a qué se referían cuando se hablaba de defender nuestro estilo de vida. Yo no creo que la desaparición, la tortura, la censura, la falta de libertad, la supresión de la división de los poderes puedan haber formado en algún momento parte del estilo de vida de los argentinos”. Sí, en el momento en que se constituye Papel Prensa y Videla les pide a los grandes diarios que –ahora sí: a muerte– defiendan la lucha en que están empeñados, el estilo de vida argentino, para ser defendido, requería los horrores de la ESMA. Hay un libro de Miguel Angel Cárcano: El estilo de vida argentino. En sus páginas se traza una imagen idílica, campestre, cotidiana y señorial del general Roca. Ese es –para Cárcano– un héroe de nuestro estilo de vida. El de ellos, el de la oligarquía que hizo este país a sangre fuego y a sangre y fuego lo defendió siempre que se sintió atacada. Los herederos de Cárcano y Roca todavía lo defienden. Si se les deja el poder de “formar la opinión pública” como siempre lo hicieron volveremos al país que desean: el del neoliberalismo, el de los gloriosos noventa. Conservarán el poder. Al que CFK dibujó así: “Si hay un poder en la República Argentina, es un poder que está por sobre quien ejerce la Primera Magistratura, en este caso la Presidenta, también por sobre el Poder Legislativo y, mal que pese, también por sobre el Poder Judicial (...) es invisible a los ojos”. Es el poder que tan impecablemente definió un otrora misterioso personaje: “¿Presidente? Ese es un puesto menor”.


Fuente : http://www.pagina12.com.ar/





........................................................................................................................







Apareció donde todos lo esperaban
de Lipe Planas, el El Lunes, 06 de septiembre de 2010 a las 10:55
ESPECTÁCULOS
Un caso insólito
Apareció donde todos lo esperaban







Ayer el sol, como todos los días, cambió su curso. Los ríos, como todos los días, cambiaron de cauce y dirección. Las casas, como todos los días, cambiaron de posición. Las sillas, como todos los días, cambiaron de forma y de color. Los políticos, como todos los días, cambiaron de opinión. Los periódicos, como todos los días, cambiaron los hechos. Los seres humanos, como todos los días, cambiaron de trabajo, de nación, de familia, de cuerpo. El mundo, como todos los días, cambió las especies, los continentes, la composición química del agua, de la sangre y de la arcilla.
“Es demasiado previsible ya”, se queja un espectador, “nunca sabes lo que te va a ocurrir”.
“Es un poco infantil”, asevera el conocido crítico Bretio Bertoldo, “del grifo sale un día salsa tártara, otro fuego, otro crin de caballo, otro un vuelo de palomas. Y detrás de la puerta de tu cuarto puede estar el Museo del Prado o una celda de Abu Ghraib”.
“Tardé diez años en volver a encontrar las llaves en el bolsillo”, se lamenta Gabriel Goldoni, conductor de ambulancia.
El llamado Ajuste Geológico Global, patrocinado por Monsanto y Barrick Gold y del que se cumple hoy un año, sólo ha dejado fuera algunas zonas del planeta.
En Bula Dakrur, suburbio de El Cairo, Ahmed Yahin, de 5 años de edad, rompió a llorar en mitad de la noche. Al lado de su cama, no apareció entonces Micky Mouse ni un elefante rosa ni la banda municipal; de repente, entró quien se esperaba: una mujer gorda y malhumorada, que hizo también lo que se esperaba. Regañó al niño, lo arropó y se lo comió a besos.
En Sintopía, un suburbio de Utopía, un hombre amasó deshonestamente una fortuna, invadió tres países, mató a miles de personas. No recibió por ello medallas ni acciones de la Shell ni la visita de una actriz desnuda. Ocurrió exactamente lo que se esperaba: entró el pueblo e hizo justicia.


Por Santiago Alba Rico, filòsofo español





*********************************************************












Macedonio Belarte
AÑO V - Nº LX - JUEVES, 30 DE SEPTIEMBRE DE 2010
Revista Digital de Cultura de Cruz del Eje
Arte, Cine, Literatura, Música, Poesía, , Historia, Tecnologìa, Política, Filosofía




Sumario :



Hipòstasis de los Arcontes. 01 / Diàlogo entre el demiurgo creador y un hombre corriente . 04 / EN QUE CREÌA BORGES ?. 06 / ¿Cuànto Cuesta Ser Ignorante ? 14 / Demiurgo. 15 / El Demiurgo, por Rene Guènon. 17 / ¿Què es el Clero-Fascismo?. 27 / Los amantes, por Carlos Penelas. 34 / Kirchnerismo bolivariano del Siglo XXI. 35 / Una anàlisis del Poder, por J.P. Feinmann. 39 / Apareciò donde todos lo esperaban. 42



Cd. de música- Demiurgo- los ancianos del zohar



No hay comentarios: