lunes, 31 de marzo de 2008

revista digital macedonio belarte - año III- n° XXXI - marzo 2008





EMMA SHAPPLIN : CARMINE MEO

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América profunda




Hace veintisiete años, el 30 de septiembre de 1979, murió en Buenos Aires Rodolfo Kusch, quien hizo aportes originales fundamentales al pensamiento filosófico iberoamericano. Sus restos descansan en el cementerio del pequeño pueblo de Maimará, en el paisaje bello y áspero de la Quebrada de Humahuaca, donde se le permitió vivir con su familia después de ser despedido de todos sus cargos universitarios por el golpe de 1976. Gunter Rodolfo (él nunca usó su primer nombre) había nacido el 25 de junio de 1922 en esta misma ciudad, hijo único de un matrimonio de inmigrantes alemanes.

Los textos de Kusch han inaugurado una nueva etapa en la búsqueda de un filosofar situado. Para él, el pensar propio implicaba un pensar culturalmente arraigado, “caído en el suelo”, porque sin suelo no hay arraigo, sin arraigo no hay sentido y sin sentido no hay cultura. Así, sondeó entonces como pocos en nosotros mismos y nuestras vivencias inconfesadas, a fin de encontrar en los rincones oscuros del alma la confirmación de que estamos comprometidos con América en una medida mucho mayor de la que creíamos.La de Kusch es una aventura que está al margen de la cultura oficial. Su pensamiento es pura libertad e intuición, renunciante y denunciante de las pulcritudes académicas, portador de una verdad interior y una constante confesión. Desde un primer momento supo que no se trataba de hurgarlo todo en el gabinete, sino de recoger el material viviente en interminables andanzas por todas las tierras del continente, y comer junto a su gente, y participar de sus fiestas y sondear su pasado y sus costumbres; y tener en cuenta ese pensar natural que se recoge en los remotos caminos de la montaña y de la selva y en las calles y en los barrios de la gran ciudad.Así ganó una firmeza insobornable en la difícil tarea de asegurar un fundamento para pensar lo americano.





El hedor de América





(Introducción de América profunda, Buenos Aires, Hachette, 1962)









Cuando se sube a la iglesia de Santa Ana del Cuzco –que está en lo alto de Carmenga, cerca de donde en otros tiempos había un adoratorio dedicado a Ticci Viracocha- se experimenta la fatiga de un largo peregrinaje. Es como si se remontaran varios siglos a lo largo de esa calle Melo, bordeada de antiguas chicherías. Ahí se suceden las calles malolientes con todo ese viejo compromiso con verdades desconocidas, que se pegotean a las caras duras y pardas con sus inveterados chancros y sus largos silencios, o se oye el lamento de algún indio, el grito de algún chiquillo andrajoso o ese constante mirar que nos acusa no sabemos de qué, mientras todos atisban, impasibles, la fugacidad de nuestro penoso andar hacia la cumbre.Todo parece hacerse más tortuoso, porque no se trata sólo del cansancio físico, sino del temor por nuestras buenas cosas que hemos dejado atrás, allá, entre la buena gente de nuestra gran ciudad. Falta aire y espacio para arribar a la meta y es como si nos moviéramos en medio del magma de antiguas verdades. Más aún, se siente resbalar por la piel la mirada pesada de indios y mestizos con ese su afán de segregarnos, como defendiendo su impermeabilidad.

De pronto se ve rezar a un indio ante el puesto de una chola por ver si consigue algún mendrugo o un borracho que danza y vocifera su chicha o un niño que aúlla, poseso, ante nosotros, junto a un muro.
Entonces comprendemos que todo eso es irremediablemente adverso y antagónico y que adentro traemos otra cosa –no sabemos si peor o mejor- que difícilmente ensamblará con aquélla.Y aunque entremos en la iglesia de Santa Ana, como quien se refugia en ella, siempre nos queda la sensación de que afuera ha quedado lo otro, casi siempre tomando la forma de algún mendigo que nos vino persiguiendo por la calle. Ahí está parado y nos contempla desde abajo, con esa quietud de páramo y una sonrisa lejana con su miseria largamente llevada, y quizá le demos una limosna, aunque sepamos que ella no cumple ya ninguna finalidad.Y nos acosa cierta inseguridad que nos molesta. No sabemos si esa limosna es un remedio para una mala situación o es sólo una manera de obligarnos a realizar un gesto.

La misma inseguridad como cuando nos hablaba una vieja india y no alcanzábamos a entenderle y estábamos ahí como si nada oyéramos y nos sentíamos recelosos y acobardados, porque todo eso no es lo que acostumbramos a tolerar. Nos hallamos como sumergidos en otro mundo que es misterioso e insoportable y que está afuera y nos hace sentir incómodos.¿Serán los cerros inmensos, los paisajes desolados, las punas heladas, las chicherías? ¿Serán las caras hostiles y recelosas que nos contemplan de lejos como si no existiéramos y que nos tornan tan fatigoso ese trajín y este ascenso hasta Santa Ana y nos sumergen en este lento proceso de sentirnos paulatina e infinitamente prisioneros, en medio de una exterioridad que nos acosa y nos angustia?


En ningún lado como en el Cuzco se advierte esa rara condición de un mundo adverso, con esa lamentable y sorda hostilidad que nos sumerge en un mundo adverso.Sin embargo, le encontramos el remedio. Es el remedio natural del que se siente desplazado, un remedio exterior que se concreta en el fácil mito de la pulcritud, como primer síntoma de una negativa conexión con el ambiente.Porque es cierto que las calles hieden, que hiede el mendigo y la india vieja que nos habla sin que entendamos nada, como es cierto, también, nuestra extrema pulcritud. Y no hay otra diferencia, ni tampoco queremos verla, porque la verdad es que tenemos miedo, el miedo de no saber cómo llamar todo eso que nos acosa y que está afuera y que nos hace sentir indefensos y atrapados.Es más. Hay cierta satisfacción de pensar que efectivamente estamos limpios y que las calles no lo están, ni el mendigo aquel, ni tampoco la vieja quichua. Y lo pensamos aunque sea gratuito, porque si no, perderíamos la poca seguridad que tenemos, aunque sea una seguridad exterior, manifestada con insolencia y agresión, hasta el punto de hablar de hedor con el único afán de avergonzar a los otros, los que nos miran con recelo. Además es importante sentirse seguro, aunque presintamos que somos poca cosa y que tenemos escasa resistencia cuando el mundo exterior nos es adverso.


De ahí el axioma: el vaho hediento es un signo que flota a través de todo el altiplano, como una de sus características primordiales. Y no es sólo el hedor, sino que es, en general, la molestia, la incomodidad de todo ese ambiente. Por eso se incluye la tormenta imprevista, la medida de aduana, el rostro antipático de algún militar impertinente o el silencio que responde a nuestra pregunta ansiosa, cuando pedimos agua a algún indio. La tormenta, el militar y el indio son también el hedor.

El hedor es un signo que no logramos entender, pero que expresa, de nuestra parte, un sentimiento especial, un estado emocional de aversión irremediable, que en vano tratamos de disimular. Mas aún, se trata de una emoción que sentimos no sólo en el Cuzco, sino frente a América, hasta el punto que nos atrevemos a hablar de un hedor de América.Y el hedor de América es todo lo que se da más allá de nuestra populosa y cómoda ciudad natal. Es el camión lleno de indios que debemos tomar para ir a cualquier parte del altiplano y lo es la segunda clase de algún tren y lo son las villas miserias, pobladas por correntinos, que circundan Buenos Aires.Se trata de una aversión irremediable que crea marcadamente la diferencia entre una supuesta pulcritud de parte nuestra y de un hedor tácito de todo lo americano. Mas aún, diríamos que el hedor entra como categoría en todos nuestros juicios sobre América, de tal modo que siempre vemos a América como un rostro sucio que debe ser lavado para afirmar nuestra convicción y nuestra seguridad. Un juicio de pulcritud se da en Ezequiel Martínez Estrada cuando expresa que todo lo que se da al norte de la pampa es algo así como los Balcanes. Y lo mismo pasaba con nuestros próceres, también ellos levantaban el mito de la pulcritud y del hedor de América, cuando creaban políticas puras y teóricas, economías impecables, una educación abundosa y variada, ciudades espaciosas y blancas y ese mosaico de republiquetas prósperas que cubren el continente.

La categoría básica de nuestros buenos ciudadanos consiste en pensar que lo que no es ciudad, ni prócer, ni pulcritud no es más que un simple hedor susceptible de ser exterminado. Si el hedor de América es el niño bobo, el borracho de chicha, el indio rezador o el mendigo hediento, será cosa de internarlos, limpiar la calle e instalar baños públicos. La primera solución para los problemas de América apunta siempre a remediar la suciedad e implantar la pulcritud.La oposición entre pulcritud y hedor se hace de esta manera irremediable, de tal modo que si se quisiera rehabilitar al hedor, habría que revalidar cosas tan lejanas como el diablo, dios o los santos. Y mover la fe desde la pulcritud al hedor constituye casi un problema de índole religiosa. Porque para mostrar en qué consiste y cuál es el mecanismo y los supuestos del hedor, habrá que emprender con la mentalidad de nuestros prácticos ciudadanos americanos una labor como de cirugía para extraer la verdad de sus cerebros a manera de un tumor. Y eso ya es como una revelación, porque habrá que romper el caparazón de progresismo de nuestro ciudadano, su mito inveterado de la pulcritud y ese fácil montaje de la vida sobre cosas exteriores como ciudad, policía y próceres.Pero, claro está, que se nos pasó el siglo de las revelaciones. Sería desusada e incómoda una revelación hoy en día y menos cuando ella ocurre en el plano individual.

Quedan, sin embargo, las revelaciones colectivas como lo fue la Revolución Francesa. En este caso los iniciados –que eran los burgueses de nuestro siglo- ejecutaron a Luis XVI porque sabían que estaban en la verdad. Y para retomar nuestra terminología, diríamos que la burguesía de entonces constituía algo así como la solución hedienta para la aristocracia francesa. Como la historia europea se encauzó luego por la senda de aquellos y no de éstos, la muerte del rey no fue un crimen sino un acto de fe. La destrucción del rey y de las cosas de la aristocracia puso en vigencia la revelación que habían sufrido los revolucionarios.Claro que en América ese tipo de revelación no pasó nunca a mayores, porque siempre careció posteriormente de vigencia. En todos los casos se trataba del hedor que ejercía su ofensiva contra la pulcritud y siempre desde abajo hacia arriba. Arriba estaban las pandillas de mestizos que esquilmaban a pueblos comos los de Bolivia, Perú o Chile. En la Argentina eran los hijos de inmigrantes que desbocaban las aspiraciones frustradas de sus padres. Contra ellos luchaban los de abajo, siempre en esa oposición irremediable de hedientos contra pulcros, sin encontrar nunca el término medio. Así se sucedieron Tupac Amarú, Pumacahua, Rozas, Peñaloza, Perón como signos salvajes. Todos ellos fueron la destrucción y la anarquía, porque eran la revolución en su versión maldita y hedienta: eran en suma el hedor de América.Esta es la dimensión política del hedor, que pone a éste en evidencia y lo convierte en un antagonista inquietante. Quizá sea la única dimensión que se le conozca. Pero ¿qué pasaría si se tomase en cuenta su realidad, el tipo humano que lo respalda, su economía o su cultura propias? Hacer eso sería revivir un mundo aparentemente superado, algo así como si se despertara el miedo al desamparo, como si se nos desalojara del hogar para exponernos a la lluvia y al viento o como si se nos diera la vida de aquel mendigo que nos esperaba a la puerta de la iglesia, y en adelante tuviésemos que recorrer la puna, expuestos al rayo, al trueno y al relámpago.

Es un miedo antiguo como la especie, que el mito de la pulcritud remedió con el progreso y la técnica, pero que repentinamente se aparece en una iglesia del Cuzco, provocado, entre otras cosas, por un mendigo que nos pide una limosna para humillarnos.Y es que el hedor tiene algo de ese miedo original que el hombre creyó dejar atrás después de crear su pulcra ciudad.

En el Cuzco nos sentimos desenmascarados, no sólo porque advertimos ese miedo en el mismo indio, sino porque llevamos adentro, muy escondido, eso mismo que lleva el indio. Es el miedo que está antes de la división entre pulcritud y hedor, en ese punto en donde se da el hedor original, o sea esa condición de estar sumergido en el mundo y tener miedo de perder las pocas cosas que tenemos, ya se llamen ciudad, policía o próceres.Pero este miedo de ser primitivos en lo más íntimo, un poco hedientos, no obstante nuestra firme pulcritud que nos asalta en el Cuzco, comprende también el temor de que se nos aparezca el diablo, los santos, dios o los demonios. Tenemos miedo, en el fondo, de que se nos tire encima el muladar de la antigua fe, que hemos enterrado, pero que ahora se nos reaparece en el hediento indio y en la hedienta aldea. En ese plano, el planteo del hedor y la pulcritud se ensambla con ciertos residuos cosmogónicos, algo así como el miedo a la antigua ira de dios desatada en la piedra, en los valles, en los torrentes y en el cielo con sus relámpagos y sus truenos.Y sentimos desamparo porque nuestra extrema pulcritud carece de signos para expresar ese miedo. En cierto modo es un problema de psicología profunda, porque se trata de llevar a la conciencia un estado emocional reprimido, para el cual sólo tenemos antiguas denominaciones que creemos superadas.


El miedo actúa desde nuestro inconsciente, en la misma manera como cuando los antiguos hablaban de la ira de dios, esa misma que Lutero creyó haber superado con su postura religiosa, en la misma medida como también lo había hecho San Pablo con la ira de Jehová. Y en nuestro caso el temor ante la ira de dios es el temor de quedarnos atrapados por lo americano. Es el miedo al exterminio de un Jehová iracundo, quien en el Antiguo Testamento exigía el sacrificio de un hijo para afirmar la fe del creyente. Es el miedo a la ira de dios desatada como pestilencia y desorden, que en América se nos muestra a nuestras espaldas con toda su violencia y que nos engendra el miedo de perder la vida por un simple azar. Por eso nos sentimos pequeños y en cierto modo mezquinos pese a nuestras grandes ciudades. Es como si nos sorprendieran jugando al hombre civilizado, cuando en verdad estamos inmersos en todo el hedor que no es el hombre y que se llama piedra, enfermedad, torrente, trueno.Y esa vivencia, ya profundizada, no puede tener otra expresión que la que tuvo cuando Jehová descendió sobre el Sinaí y “vinieron truenos y relámpagos, y graves nubes sobre el monte... porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo de él subía, como el humo de un horno, y todo el monte se estremeció en gran manera”. La ira de Jehová se mostraba a Moisés para dictar una ley a un pueblo miserable y humilde que quería salvarse en medio de un desierto. Pero este pueblo utilizó la ira para encontrar un camino interior y para toparse en su confín con una ley moral que lo sostuviera y para llegar a la tierra prometida. El milagro consistió en convertir la violencia exterior en un camino interior.La visión de una ira divina descendiendo sobre un monte responde a un momento auténtico. Es algo así como una emoción mesiánica que nos coloca, de pronto, en el margen que separa al hombre de la naturaleza, a fin de que el hombre encuentre una moral controlada por la ira divina que yace en la naturaleza. Y esto es auténtico porque surge en esa alternativa que se da en el equilibrio entre la vida, por un lado, y la muerte, del otro. Y es un momento creador porque ahí brota la gran mística que confiere sentido al hecho de vivir.Y en el juicio aquél sobre el hedor de América y sobre la afanosa pulcritud, se halla implícito el afán de encubrir una ira que nadie quiere ver. Está en juego un planteo primario que el hombre siempre ha necesitado, pero que el caparazón de progresismo de nuestros ciudadanos e intelectuales –progresismo alimentado casi exclusivamente en la Europa burguesa del siglo XIX- trata de mantener a raya, porque si no, ellos perderían salud y bienestar.
En verdad esta actitud mesiánica se encuentra sólo hacia el interior de América, remontando su pasado o bajando hacia las capas más profundas de su pueblo. Arriba, en cambio, aquella actitud se halla encubierta y reprimida. De ahí entonces la necesidad de delimitar a cada uno de los dos grupos como si fuera antagónicos. Por una parte, los estratos profundos de América con su raíz mesiánica y su ira divina a flor de piel y, por la otra, los progresistas y occidentalizados ciudadanos. Ambos son como los dos extremos de una antigua experiencia del ser humano. Uno está comprometido con el hedor y lleva encima el miedo al exterminio y el otro, en cambio, es triunfante y pulcro, y apunta hacia un triunfo ilimitado aunque imposible.Pero esta misma oposición, en vez de parecer trágica, tiene una salida y es la que posibilita una interacción dramática, como una especie de dialéctica, que llamaremos más adelante fagocitación. Se trata de la absorción de las pulcras cosas de Occidente por las cosas de América, como a modo de equilibrio o reintegración de lo humano en estas tierras.La fagocitación se da por el hecho mismo de haber calificado como hedientas las cosas de América. Y eso se debe a una especie de verdad universal que expresa que todo lo que se da en estado puro, es falso y debe ser contaminado por su opuesto. Es la razón por la cual la vida termina en muerte, lo blanco en lo negro y el día en la noche. Y eso ya es sabiduría y más aún, sabiduría de América.




Publicado por Agenda de Reflexión el Septiembre 30, 2006 12:10 PM



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Textos Sagrados de la India
EL SRIMAD BHAGAVATAM































El Srimad Bhagavatam es una obra épica y filosófica y un clásico de la literatura, que ocupa una posición sobresaliente dentro de la profusa sabiduría escrita en la India. Lo perdurable sabiduría del a India se encuentra expuesta en los Vedas, antiguos textos escritos en sánscrito que abracan todos los campos del conociminto humano. Los Vedas se preservaban originalmente a través de la tradición oral, y la primera recopilación escrita que se hizo de ellos fué realizada por Srila Vyasadeva, " la encarnación literaria de Dios . Después de que Srila Vyasadeva recopiló los Vedas, su maestro espiritual lo inspiró para que presentara la profunda esencia de ellos en la forma de El Srimad-Bhagavatam. conocido como "el fruto maduro del árbol de la literarura védica", El Srimad Bhagavatam es la presentación más completa y autoritativa que hay sobre el conocimiento védico .


Explicación de la Cubierta :


1. El planeta espiritual original, elcual se asemeja al verticilo de una inmensa flor de loto, se llama Goloka Vrndavana. Ese planeta es la morada del Señor Krsna, la Personalidad de Dios original.


2. Ese planeta original, Goloka, despide una refulgencia espiritual, denominada brahmajyoti, que constituye la máxima meta de los imeprsonalistas.


3. En el seno de ese ilimitado bramajyoti hay cantidades ilimitadas de planetas espirituales, de la misma manera que hay innumerables planetas materiales en el seno de los rayos solares de los universos materialess. Eso planetas espirituales están regidos por expansiones plenarias del Señor Krsna, y sus habitantes son seres vivientes perpetuamente liberados . Todos ellos tienen cuatro manos. Allí el Señor es conocidocomo Nasrayana, y los planetas como Vaikunthas.


4. A veces, una nube espiritual ocupa repentinaqmente unrincón del bramajyoti del cielo espiritual y la porción cubierta recibe el nombre de mahat-tattva. El Señor, mediante Su porción de Maha-Visnu, se acuesta entonces en el agua del mahat-tattva.El agua se denomina océano Causal ( karana-jala).


5. Mientras Él duerme en el océano Causal, de Su respiración se generan innumerables universos. Esos universos flotantes están diseminados por todo el océano Causal, y permanecen durante una respiración de Maha-Visnu.


6. En todos y cada uno de los globos universales entra de nuevo el mismo Maha-Visnu en la forma de Garbhodakasayi Visnu, y se acuesta allí, en el océano Garbha, en la serpentina encarnación Sesa. De su abdomen brota un tallo de loto, y sobre el loto nace Brahma, el señor del Universo. Brahma crea a todos los seres vivientes con sus diferentes formas, en función de los deseos que hay en el universo. Él también cre el sol, la Luna y otros semidioses.


7. Situado prácticamente en el centro de todos y cada uno de los universos, hay un sol, el cual distribuye profusa luz y calor entodos ellos. Existen millones y billones de soles, en virtud de los millones ybillones de universos que hay en el mahat-tattva. Los soles y lunas son necesarios en lso universos, pues éstos son oscuros por naturaleza. Los Vedas nos instruyen que salgamos de los universos oscurosy alcancemos la refulgencia radiante, el brahmajyoti.


8. El brahmajyoti se debe a los iluminadores planetas Vaikuntha, los cuales no requieren de sol, luna, ni energía alguna .


El Srimad-Bhagavatam nos ayuda a alcanzar el planeta supremo, Goloka Vrndavana. La puerta está abierta a todo el mundo. La vida humana tiene ese propósito en particular, pues ello constituye su mas alta perfección.






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martes 4 de septiembre de 2007


JORGE LUIS BORGES Y EL TANGO



JORGE LUIS BORGES, ILUSTRACION DEL ARTISTA PLASTICO ARGENTINO Y UNIVERSAL, LUIS DE BAIROS MOURA-DE LA SERIE 'MITOS ARGENTINOS'.



EL TANGO


¿Dónde estarán? Pregunta la elegíade quienes ya nos son, como si hubierauna región en que el Ayer pudieraser el Hoy, el Aún y el Todavía.
¿Dónde estará (repito) el malevajeque fundó, en polvorientos callejonesde tierra o en perdidas poblaciones,la secta del cuchillo y del coraje?
¿Dónde estarán aquellos que pasaron,dejando a la epopeya un episodio,una fábula al tiempo, y que sin odio,lucro o pasión de amor se acuchillaron?
Los busco en su leyenda, en la postrerabrasa que, a modo de una vaga rosa, guarda algo de esa chusma valerosade los Corrales y de Balvanera.
¿Qué oscuros callejones o que yermodel otro mundo habitará la durasombra de aquel que era una sombra oscura,muraña, ese cuchillo de Palermo?
¿Y ese Iberra fatal (de quién los santosse apiaden) que en un puente de la vía,mató a su hermano Ñato, que debíamás muertes que él, y así igualó los tantos?
Una mitología de puñaleslentamente se anula en el olvido;una canción de gesta se ha perdidoen sórdidas noticias policiales.
Hay otra brasa, otra candente rosade la ceniza que los guarda enteros;ahí están los soberbios cuchillerosy el peso de la daga silenciosa.
Aunque la daga hostil o esa otra daga,el tiempo, los perdieron en el fango, hoy, mas allá del tiempo y de la aciagamuerte, esos muertos viven en el tango.
En la música están, en el corajede la terca guitarra trabajosa, que trama en la milonga venturosala fiesta y la inocencia del coraje.
Gira en el hueco la amarilla ruedade caballos y leones, y oigo el ecode esos tangos de Arolas y de Grecoque yo he visto bailar en la vereda,en un instante, que hoy emerge aislado,sin antes ni después, contra el olvido,y que tiene el sabor de lo perdido,de lo perdido y lo recuperado.
En los acordes hay antiguas cosas:el otro patio y la entrevista parra.(Detrás de las paredes recelosasel Sur guarda un puñal y una guitarra.)Esa ráfaga, el tango, esa diablura,los atareados años desafía;hecho de polvo y tiempo, el hombre duramenos que la liviana melodía,que sólo es tiempo. El tango crea un turbiopasado irreal que de algún modo es cierto.Un recuerdo imposible de haber muertopeleando, en una esquina de un suburbio.



Jorge Luis Borges




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MACEDONIO FERNÁNDEZ




TODO-TÚ


A poco que se elogie la acción de un hombre le oiremos decir: "Mi descanso es pelear", o "Para dormir y reposar me sobrará tiempo en la muerte" Ya hubo quien lo dijo entre los hombres célebres. Embotamiento de sí mismo y cinismo, de todo hombre es la miseria y la derrota: el hombre que no las ve en sí, en su roto y golpeado curso individual, es un poco más ciego que los ciegos que somos todos, así sea un Julio César o un Newton. Honrado es el hombre del tranvía, el cliente que espera en la antesala de un estudio. Habiendo de esperar, reemplaza la espera por el sueño, que es el artículo de sustitución apropiadísimo y a su alcance: lo tiene y lo usa. Mi prójimo allí enfrente se ha quedado dormido en su silla. Se ha dicho: qué hacer del tiempo: dormirlo.
Cuando la vida sólo es tiempo, lo único absolutamente honesto, lo que haría un niño, debe hacerlo un hombre, un poeta, un genio: dormirlo.
Al azar me he traído dos libros: "Extractos de Schopenahuer"; otro: "Extractos de Goethe" Además de esa semejanza se trata de dos autores alemanes; los dos libros están en inglés; ambos de agradable aspecto, encuadernación inglesa y parecida y de parecido tamaño. Y comienzan con una biografía de Schopenahuer y de Goethe, en cuya última página trátase de los rasgos de sus últimas horas de vida.
Aparece el "Mehr licht" de Goethe tan rememorado y tan tontamente fantaseado y que significa meramente que en sus ojos se refugiaba un último apetito fisiológico: el placer de la luz, apetencia universal zoológica, vegetal, quizá mineral. El pobre hombre en todo hombre, como diría Schopenhauer, el pobre diablo que llora, se acobarda y se atonta en todos nosotros, el pobre diablo improgresable que no será reducido nunca a un cuantum disimulable por los supuestos progresos de la Inteligencia, se moría en el envase glorioso de un Schopenahuer o un Goethe; había durado tanto como ellos, había sido el dueño de casa en ellos y tenía la última palabra: pedía luz, aplausos, cualquier cosa. Pedía para sí, para Schopenhauer, para Goethe: pedía, mendigaba. El que pide para otro no mendiga. Una madre, un padre como hay tantos que no han escrito, que no han inventado nada más que el altruísmo y la modestia, pediría para su hijo, para su esposo, porque hay humanos sin pobre diablo.
En el pedir para sí y en el obrar para sí intelectual o muscularmente, no hay ética ni estética. Sólo el altruísmo es ética y es belleza. Y es felicidad.



Macedonio Fernández (1929)



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Lovecraft

Los fantasmas de Lovecraft en el comic


José Antonio Huichamán





Toda obra por muy imaginaria, fantástica o irreal que pueda parecer guarda, según mi entender, un profundo y silencioso sentido de pertenencia respecto de su autor y su realidad. Ya Tolkien decía: “Todo aquello en lo que el hombre cree pasa a ser creado, por lo tanto tiende a cobrar existencia”. A estas alturas puede que esto parezca una expresión degastada o sobreabusada pero creo que pocas veces los artistas logran cohabitar de tal manera con su obra que la frontera entre imaginación y realidad pareciese no existir.

Ese, es a mi juicio, el concepto de este cómic.

El Trabajo en conjunto de Rodionoff (guionista colaborador de Carpenter), Breccia (Batman Black & White), y Giffen (Liga de a justicia de América) esta muy bien equilibrado. Nos muestra una visión me atrevería a decir simbólica de lo que fue la vida de H. P. Lovecraft, no siendo estrictamente biográfica sino más bien situándolo como elemento representativo del concepto de unidad entre artista y obra, una indisolubilidad tal parece necesaria para plasmar mundos internos y hacerlos universales, logrando incluso lindar amistosamente con la locura. “Pesadillas…pero tan vívidas. Para mí, son más reales que el mundo real…” dice el protagonista y hace recordar a clásicos personajes, tan locos como veraces, de la literatura universal como el mismísimo Quijote. Así es mostrado Lovecraft en esta obra, como un personaje que desde su niñez coexistió con seres fantásticos solo visibles por él. Herencia recibida según se muestra de su padre y continuada por su abuelo, que guardaba en su biblioteca el Necronomicon, libro que determina cada uno de los sucesos del cómic. Es un viaje a través de páginas plenas de color no para descubrir detalles 100% comprobables de la vida del influyente autor, esta es aquí, más bien un instrumento para dar a entender que tan lejos puede trasladarse uno sin necesidad de mover pié alguno. En este punto es muy representativo incluso dentro del libro el viaje que hace el protagonista junto a su esposa Sonia a la “imaginaria” Arkham. Curioso resulta por lo menos el encuentro entre Houdini y Lovecraft y la metáfora que existe entre alguién que se guía por lo racional, dominando la ilusión y otra persona que no es capaz de establecer diferencias entre ambas.





En cuanto a su presentación debo decir que es un trabajo que conjuga de muy buena manera los requerimientos del guión con soluciones gráficas que demuestran la capacidad de Enrique Breccia en el manejo de distintas técnicas representativas, que refuerzan la idea de cuantas realidades puede atravesar una misma persona durante su vida. Realidades que se entrelazan en un correlato que logra linealidad a pesar de los distintos niveles narrativos, desde lo cotidiano a lo onírico, usando las lineas, acuarelas, achurados e incluso contaminando gutters de negro, todo en función de transiciones en el carácter de la historia.







Pensando la vida de esa manera y tomando en cuenta la producción del escritor se puede asumir realmente que un escritor puede escribir desde cualquier parte.








Lovecraft (Col. VERTIGO 261) Norma Editorial 2004 Hans Rodionoff; Enrique Breccia; Keith Giffen.




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La Doma de los Jóvenes Bravíos




Juan Gelman

Hay una verdadera parafernalia para lograrlo en EE.UU. y el remedio es sencillo: consiste en criminalizar y más, en patologizar a los jóvenes norteamericanos rebeldes, disconformes con el autoritarismo y que lo retan. Se los considera trastornados mentales y carne de tranquilizantes, anfetaminas y otras sustancias psicotrópicas. La Asociación Estadounidense de Psiquiatría bautizó el presunto padecer en 1980: porta el nombre de desorden de oposición desafiante (ODD, por sus siglas en inglés) y no se aplica a los delincuentes juveniles. Más bien a quienes no incurren en actividades ilegales, pero muestran "un comportamiento negativo, hostil y desafiante". Los síntomas incluyen "desafiar o negarse activamente a cumplir las demandas y normas de los adultos" y "discutir a menudo con ellos". Son definiciones oficiales de la Asociación (alternet.org, 28-1-08).

El especialista en salud mental Bruce E. Levine indica que sus colegas estadounidenses no toman en cuenta que un medio opresivo suele originar esa clase de rebelión juvenil y la "curan" con drogas. Las grandes empresas farmacéuticas, muy agradecidas. Como señalara Fernando Savater, la tendencia a considerar "enfermos" a quienes se comportan de manera "excéntrica, vituperable o peligrosa... es una tradición bien documentada desde comienzos de nuestra época moderna y racionalista" (Clarín, 31-10-04). Existe en EE.UU., desde luego. John Adams, su segundo presidente y uno de los Padres Fundadores del país, promulgó en junio de 1798 cuatro leyes de eterna duración: a) el plazo para optar por la ciudadanía estadounidense se amplió de 5 a 14 años de residencia; b) el presidente puede deportar a los extranjeros "peligrosos" según su soberana voluntad; c) el presidente puede expulsar o encarcelar a extranjeros enemigos en tiempos de guerra; d) toda conspiración contra el gobierno, incluyendo los disturbios, es un delito mayor. Otro Padre Fundador, el médico presbiteriano Benjamin Rush, diagnosticó en 1813 que la rebelión contra la autoridad federal centralizada es "un exceso de pasión por la libertad" y que "constituye una forma de insania".




En 1851, el Dr. Samuel Cartwright descubrió la "drapetomanía", mal que, según él, provocaba en los esclavos el deseo de huir, y también lo que llamó dysaesthesia aethiopis, enfermedad que impedía que los esclavos prestaran la debida atención a las órdenes del amo. No había esclavitud, había enfermedades. Hoy sucede lo mismo. El gobierno estadounidense necesita una juventud sumisa, dispuesta a sacrificar su vida en cualquier guerra que a la Casa Blanca se le antoje, y que no participe en pujas "subversivas" como los movimientos por la paz o en defensa de los derechos humanos. Drogas aparte, el Pentágono ha tomado medidas para evitar esos "peligros", particularmente en las universidades, cuna del rechazo a la guerra de Vietnam. La ley de prevención de la radicalización violenta y del terrorismo en el país, aprobada por la Cámara de Representantes, está destinada precisamente a los campus.


La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) ha revelado que el Pentágono acumulaba, en 2006, 186 expedientes de "protestas antimilitares" –algunas calificadas de "amenazas probables"– de grupos universitarios (The Nation, 25-1-08). Los cuerpos policiales de dos tercios de las universidades cuentan –según el Departamento de Justicia– con un arsenal que incluye desde balas de goma y proyectiles de pimienta hasta rifles y armas semiautomáticas, aunque suelen más bien utilizar paralizantes eléctricos, esos parientes de la picana eléctrica, para reprimir manifestaciones. La "guerra antiterrorista" impulsó a incrementar la vigilancia en los campus mediante incontables circuitos cerrados de televisión, que se decuplicaron desde el 11/9. La industria electrónica y otras, muy agradecidas. Por lo pronto, el Departamento de Educación y el FBI han confeccionado una base de datos que registra a los 14 millones de estudiantes que solicitaron cada año becas en el período 2001-2006. ¿La razón? Identificar a "gente de interés" por su posible vinculación con alguna "actividad terrorista".Los estudiantes extranjeros gozan de una vigilancia especial: el Departamento de Seguridad Interior (DHS, por sus siglas en inglés) lleva registrado el nombre de más de 4,7 millones de ellos, aunque sólo uno de cada veinte indocumentados ingresa en la universidad. Algunos carecen de medios y otros tienen buenas razones para no hacerlo: no pocos fueron deportados antes de graduarse. Pero no todos los estudiantes son candidatos a demonio para el DHS: otorga becas a alumnos y profesores para "promover una cultura de la seguridad interior en la comunidad académica" y ha fundado seis centros de excelencia en la materia (http://www.dhs.gov/). Se trata de crear "un capital intelectual" contra el terrorismo. Más bien parece que el DHS se aplica a controlar estrictamente todo capital intelectual.



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Impresa Opinión CBA SAB 2 FEB 22:28

Del terrorismo occidental y cristiano





Luego de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, los Estados Unidos perpetraron cinco ataques nucleares: primera guerra de agresión contra Irak (1990/91), Bosnia (1992), Kosovo y Serbia (1999), Afganistán (2001) y segunda guerra de agresión contra Irak (2003).

Juan F. Marguch. Periodista

Arturo Parisi, ministro de Defensa de Italia, afirmó el 9 de octubre de 2007 en el Parlamento que 37 soldados de su país murieron y otros 255 padecen diversas enfermedades tumorales, luego de haber servido en las fuerzas de paz enviadas por las Naciones Unidas a Bosnia y Kosovo. Mintió. Según la ONG Osservatorio Militare , que difunde información fidedigna, no sometida a censura, las muertes ascienden a 164 y los soldados repatriados que presentan patologías tumorales son 2.536. Son los efectos perniciosos de los proyectiles de uranio empobrecido (Depleted Uranium, DU) que utilizaron los Estados Unidos en los Balcanes para detener la neonazi operación de “limpieza étnica” lanzada contra los musulmanes por el dictador serbio Slobodan Milosevic. Las armas que utilizan uranio empobrecido están prohibidas por convenciones internacionales, lo que no ha impedido que los Estados Unidos, durante los gobiernos de Bill Clinton y George Bush Senior y Junior, ejecutaran cinco ataques nucleares luego de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki: primera guerra de agresión contra Irak (1990/91), Bosnia (1992), Kosovo y Serbia (1999), Afganistán (2001) y segunda guerra de agresión contra Irak (2003). Además, existen por lo menos dos antecedentes de empleo del DU:





1) En la guerra de Yom Kipur (1973) los proyectiles antitanques de Israel, proporcionados por los Estados Unidos, perforaron como hojalata los blindados soviéticos de Egipto y sus tripulaciones que sobrevivieron a la aniquilación murieron a lo largo de una década de atroces sufrimientos; 2) Durante la guerra entre Irak e Irán (1980/1988), los Estados Unidos proveyeron a Irak de proyectiles DU, que Saddam Hussein no vaciló en utilizar. Los proyectiles DU son verdaderas armas de destrucción masiva, porque suman a las devastaciones que provocan sus estallidos, las terribles consecuencias de las guerras químicas y biológicas. Son fabricados con los residuos del funcionamiento de las centrales atómicas. Los Estados Unidos producen anualmente unas 30 mil toneladas de residuos; por eso, aunque emiten radiaciones durante miles de años, sería una pena desaprovecharlos. Ya en 1943 se iniciaron estudios para extraerles alguna utilidad cuando entrasen en funcionamiento las plantas nucleares de generación de energía. Desde luego, lo más conveniente resultó utilizarlos en la industria bélica.




El DU tiene mayor perforante que el tungsteno y es más barato; es verdad que emite radiaciones, pero no se puede tenerlo todo... Y como los Estados Unidos tienen el sano hábito de combatir fuera de su territorio, las regiones contaminadas quedan siempre a saludable distancia. Ese Golfo y ese árido Afganistán, por ejemplo, que están poblados por demonizados musulmanes. La muerte lenta. Al estallar el DU, un gramo de uranio empobrecido libera 12 mil partículas alfa por segundo; las partículas miden menos de 0,1 micrón (un micrón equivale a un millonésimo de metro), y son fácilmente transportables a gran distancia por el viento y las aguas. Su radiactividad perdura durante más de cuatro mil millones de años. Al respirar el aire y al beber o utilizar para riego y aseo personal el agua así contaminados, comienza la muerte lenta.




El problema es que, a pesar de todas las prevenciones y cuidados en el manipuleo del DU y de todas las protecciones estudiadas para las fuerzas armadas de Estados Unidos y la Otan, miles de soldados son contaminados por las radiaciones, y quedan condenados a muerte por tumores cancerígenos en los pulmones, el cerebro, la piel, los bronquios y la gradual destrucción del sistema inmunológico (de hecho, producen en el cuerpo humano los mismos efectos que el sida, con la diferencia de que en los países del Primer Mundo el sida ya no es mortal y el DU sí lo es). En la primera guerra del Golfo, lanzada el 16 de enero de 1991 por Bush, papá del artífice de la segunda, participaron 580.400 soldados de la llamada “coalición” (en la que, para su imprescriptible infamia, Carlos Menem involucró a la República Argentina enviando una chatarra naval). De esos 580.400 soldados, 11 mil murieron de cáncer y 325 mil padecen procesos cancerígenos que los conducen lenta e implacablemente a la muerte. Esto representa el 57 por ciento del total de las fuerzas despachadas a Irak, mientras que en la Segunda Guerra Mundial el porcentaje de bajas poscombates no superó el cinco por ciento, y luego de Vietnam fue del 10 por ciento... Pero el Pentágono no debe preocuparse demasiado, porque más de la mitad de las fuerzas expedicionarias estadounidenses (320 mil soldados) estaba integrada por afroamericanos y por latinoamericanos. A cambio de un puñado de dólares y la carta de ciudadanía que otorga el privilegio de habitar en el “paraíso” y sin riesgo de expulsión o cárcel, los latinoamericanos se resignan a ser carne de cañón y a ingresar en la historia de la medicina como los primeros pacientes del “síndrome de la guerra del Golfo”.





La herencia genética.





Aún más atroz es la herencia genética. Un informe oficial difundido en 2004 por la Secretaría (Ministerio) de Asuntos de los Veteranos reveló que el 67 por ciento de los soldados que se contaminaron en Irak, y que antes de combatir habían sido padres de niños normales, han procreado ahora criaturas con graves malformaciones: bebés nacidos sin cerebro o sin brazos o sin ojos o sin piernas. ¿Y qué se sabe de los iraquíes que sobrevivieron a los ataques con DU y han vuelto a engendrar? Nada; en fin de cuentas, son musulmanes; sunitas o chiítas, da igual. No vale la pena contarlos y hacer estudios estadísticos sobre sus padecimientos. Las bajas italianas en Kosovo, víctimas del síndrome, se registraron en la pequeña área de Pec y Prizern, donde la fuerza aérea de los Estados Unidos disparó más de 31 mil proyectiles DU (equivalentes a 10 toneladas de uranio empobrecido). Estremece pensar en las dimensiones de los crímenes contra la humanidad que se han perpetrado en Irak y Afganistán, donde han quedado desparramados más de un millón de proyectiles que no detonaron pero emiten radiaciones; muchos fueron recogidos por criaturas para jugar con ellos (y la muerte jugó con los pequeños). Nadie conoce el número exacto de las matanzas perpetradas con DU en Irak; según algunas fuentes, superan el millón y medio de muertos.




Y el trágico balance del genocidio sigue acrecentándose, porque la muerte lenta no descansa. Y pensar que estos genocidios, crímenes de lesa humanidad, se perpetran en nombre de la libertad y de la democracia (en realidad, en nombre del petróleo). Se dice combatir al terrorismo islámico, pero esto es lo mismo que combatir al canibalismo comiéndose a los caníbales, como decía Jorge Luis Borges.












Existe, es cierto, el terrorismo practicado por pequeños grupos que profesan una aberrante interpretación del Islam. ¿Pero cuándo se hablará del terrorismo occidental y cristiano, perpetrado por grupos de poder que profesan la aberrante interpretación del Evangelio que cohonesta la creación de sus Estados terroristas?



© La Voz del Interior




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Ampliación de la conciencia







Aldous Huxley. Escritor


"Vivimos juntos y actuamos y reaccionamos los unos sobre los otros, pero siempre, en todas las circunstancias, estamos solos. Los mártires entran en el circo tomados de la mano, pero son crucificados aisladamente. Abrazados, los amantes tratan desesperadamente de fusionar sus aislados éxtasis en una sola autotrascendencia, pero es en vano. Por su misma naturaleza, cada espíritu con una encarnación está condenado a padecer y gozar en la soledad. Las sensaciones, los sentimientos, las intuiciones, imaginaciones y fantasías son siempre cosas privadas y, salvo por medio de símbolos y de segunda mano, incomunicables. Podemos formar un fondo común de información sobre experiencias, pero no de las experiencias mismas. De la familia de la nación, cada grupo humano es una sociedad de universos islas.
La mayoría de los universos islas tienen las suficientes semejanzas entre sí para permitir la comprensión por inferencia y hasta la empatía o "dentro del sentimiento". Así, recordando nuestras propias aflicciones y humillaciones, podemos condolernos de otros en análogas circunstancias, podemos ponemos –siempre, desde luego, un poco al estilo Pickwick– en su lugar. Pero, en ciertos casos, la comunicación entre universos es incompleta o hasta inexistente. La inteligencia es su propio lugar y los lugares habitados por los insanos y los excepcionalmente dotados son tan diferentes de aquellos en que viven los hombres y mujeres corrientes, que hay poco o ningún terreno común de memoria que pueda servir de base para la comprensión o la comunidad de sentimientos. Se pronuncian palabras, pero son las palabras que no ilustran. Las cosas y acontecimientos a que los símbolos hacen referencia pertenecen a campos de experiencia que se excluyen mutuamente.
Vernos a nosotros mismos como los demás nos ven es un don en extremo conveniente. Apenas es menos importante la capacidad de ver a los demás como ellos mismos se ven. Pero ¿qué pasa si los demás pertenecen a una especie distinta y habitan en un universo radicalmente extraño? Por ejemplo, ¿cómo puede el cuerdo llegar a saber lo que realmente se siente cuando se está loco? O, a menos que también se haya nacido visionario, médium o genio musical, ¿cómo podemos visitar los mundos en los que Blake, Swedenborg o Johann Sebastián Bach se sentían en su casa? Y ¿cómo puede un hombre que se halla en los límites extremos de la ectomorfia y cerebrotonía ponerse en el lugar de otro situado en los límites de la endomorfia o viscerectonía o, salvo en ciertas zonas muy circunscriptas, compartir los sentimientos de quien se encuentra– en los límites de la mesomorfia o somatotonía? Supongo que estas preguntas carecen de sentido para el behaviourista sin paliativos, atento únicamente a los comportamientos. Pero, para quienes teóricamente creen lo que en la práctica saben que es verdad –concretamente, que hay un interior para la experiencia, lo mismo que un exterior–, los problemas planteados son problemas reales, tanto más graves cuanto que algunos son completamente insolubles y otros solubles tan sólo en circunstancias excepcionales y por métodos que no están al alcance de cualquiera. Así, parece Virtualmente indudable que nunca sabré que se siente cuando se es un Sir John Falstaff o un Joe Louis. En cambio, siempre me ha parecido que, por ejemplo, mediante la hipnosis o la autohipnosis, por medio de una meditación sistemática o también tomando la droga adecuada, es posible cambiar mi modo ordinario de conciencia hasta el punto de quedar en condiciones de saber, desde dentro, de qué hablan el visionario, el médium y hasta el místico.
Por lo que había leído sobre las experiencias con la mezcalina, estaba convencido por adelantado de que la droga me haría entrar, al menos por unas cuantas horas, en la clase de mundo interior descrito por Blake y A. E. Pero no sucedió lo que yo había esperado. Yo había esperado quedar tendido con los ojos cerrados, en contemplación de visiones de geometrías multicolores, de animadas arquitecturas llenas de gemas y fabulosamente bellas, de paisajes con figuras heroicas, de dramas simbólicos, perpetuamente trémulos en los lindes de la revelación final. Pero no había tenido en cuenta, era manifiesto, las idiosincrasias de mi formación mental, los hechos de mi temperamento, mi preparación y mis hábitos."


Fragmento de : “Las Puertas de la Percepción "




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Morales, Rubén Ufólogo, Redactor, Psicólogo Social y Publicitario




Nació en Buenos Aires, el 9 de noviembre de 1958. Desde los años 70 mantiene una amplia y activa participación en la ufología de investigación. Es Psicólogo Social y Operador en Salud Mental graduado en la Escuela de Psicología Nacional dirigida por Alfredo Moffatt. En la actualidad es Director de Arte de una importante agencia publicitaria argentina. También es Webmaster del sitio Mitos del Milenio (www.advance.com.ar/usuarios/moralesr/).Desde 1973, Gurú-como le llaman sus amigos- comenzó a dedicarse activamente a la investigación de campo y a tareas de difusión en grupos ufológicos de orientación cientifica, tales como AAA-DIOVNI (dirigido por Jorge S.O. Milanese) y CIU (dirigido por el Lic. Guillermo C. Roncoroni), donde colaboró en la realización de la revista “UfoPress” e hizo aportes para el catálogo Argencat. Ya en los 80, dirigió “Boletín Ufológico” y “Ufología”.

INVESTIGADOR “TODO TERRENO”

Su percepción de los OVNIs comenzó a cambiar cuando, entre 1974 y 75, dejó de leer relatos sobre OVNIs para empezar a investigarlos. “Entonces noté que había una diferencia tajante -sin entender por qué, percibí en ese momento que aquella era una brecha esencial- entre los testimonios vivenciales, cargados de emotividad, y los relatos periodísticos obsesionados por redactar informes según un clisé prefijado, que seguía el molde de los ‘casos clásicos’. Ese esquema justificaba ciertas engañifas, como la sobrehumana ‘honestidad y sinceridad’ de los testigos y, lo más importante, el deliberado ocultamiento de datos que podrían abrir otras posibilidades de interpretación al suceso. Los propios denunciantes raramente quedaban conformes con esos informes, ya que ellos se intuían poseedores de ‘otra’ verdad”.Como redactor, publicó artículos de periodismo científico sobre Ufología y Psicología Social en medios como el diario Página/12 y las revistas Hum(R), Descubrir, Ufo Press y Cuadernos de Ufología. También participó como invitado en numerosos programas dedicados a debatir la existencia de fenómenos como los OVNIs en la televisión Argentina.Entre las investigaciones de Morales se destacó su revisión del caso La Dulce (observación de un OVNI con entidades luminosas, en 1978) y el relevamiento social y fotográfico que realizó en Capilla del Monte entre 1988 y 1989, que dio lugar a la obra “El santuario extraterrestre”, aún inédita. Elaboró originales desarrollos teóricos desde el enfoque de la Psicología Social Argentina (línea E. Pichon Riviere-Alfredo Moffat), parcialmente expuestos en el artículo “El Rol de los extraterrestres en nuestra cultura”, publicado en la revista española Cuadernos de Ufología.

LAS CREENCIAS: UNA PERCEPCIÓN PERSONAL

Siempre se destacó por poseer un nítido discurso propio. Para Morales, las fronteras entre ciencia, religión y lo paranormal son arbitrarias. “Muchos científicos -dice- necesitaron el sostén de su fe para llevar adelante sus investigaciones, otros no. En cambio, la prescripción religiosa de que la carne debía cortarla el rabino tenía una función sanitarista. La perfección científica del calendario maya, realmente más exacto que el gregoriano, fue posible gracias al fatalismo de su culto que daba importancia crucial a las fechas del año como indicadoras de presagios. ¡Y que sería de un logro tecnológico como las pirámides si los egipcios hubieran sido ateos! Lo ‘paranormal’, por su parte, se inscribe dentro de las creencias clandestinas, contestatarias al dogma oficial y al poder dominante. Funciona psicológicamente como una expresión popular que emerge en respuesta a los aspectos opresivos de la ‘comunidad científica’ y la ‘religión oficial’. Por eso, desde el Neolítico hasta hoy, los estados que dominan al mundo lo hacen con el poder de la tecnología en alianza con el poder religioso; en tanto las creencias contestatarias son mantenidas bajo control, con diversos métodos según las épocas, claro.”Morales mantiene claras diferencias con los escépticos empeñados en erradicar la creencia en lo paranormal. “Disuadir no es constructivo. Creo que los escépticos erran el camino. Negar es un mensaje que no sirve ¡Y eso lo saben los creativos publicitarios desde hace años! Un ejemplo: concéntrate y luego de leer este párrafo, cierra los ojos y absolutamente NO pienses en el color verde… Una vez abiertos los ojos ¿en que color pensaste? Si un libro explicara cómo desactivar bombas terroristas, sería inmediatamente utilizado por un terrorista para armar bombas. Sintetizo con una imagen: las creencias fluyen como un torrente que tiene su propia dinámica interna, y si se trata de modificar un curso de agua, siempre es más fácil desviar el cauce que construir un dique.”

"ESCÉPTICO" DE LOS "ESCÉPTICOS"

Para Gurú Morales, los autoproclamados adalides del llamado “pensamiento crítico” se manejan con veleidades que, en su afán por defender lo que creen “la verdad”, a menudo esclerosan y niegan el ejercicio de la inteligencia. “De la misma forma que si una idea original es difundida, deja de ser original, hacer apología del ‘pensamiento crítico’ es negar la propia esencia del espíritu crítico. Creo, más bien, que es una actitud cómoda de seudointelectuales que propenden a construir un estereotipo de pensamiento crítico, con lo cual dejará de serlo. Lo que sí puede hacerse es favorecer una actitud crítica ante la información que recibimos, entendiendo que ninguna manzana se divide exactamente en dos mitades (Teorema de Sofovich), y que la vida jamás nos ofrece solo dos posibilidades. Los que dicen: ‘La solución es yo o el caos’ son fascistas autoritarios. Toda opción dicotómica es falsa y discriminatoria; si algo no es blanco, tal vez sea negro, pero lo más seguro es que tenga alguna de las decenas de millones de colores que está comprobado puede reproducir tu monitor de PC, y que son solo una parte de los colores visibles por el ojo humano. Esta respuesta es también una muestra de pensamiento crítico y en la medida de que la difundas, dejará de serlo”.

EL “OTRO” GURÚ (QUE ES EL MISMO)

Morales realizó trabajos de redacción publicitaria y produjo coberturas fotográficas de artículos, postproducción en Photoshop, ilustraciones e infografías anexas a la tarea de redacción, utilizando equipos Macintosh propios con software de edición de textos, diseño gráfico y tratamiento de imágenes.Como Psicólogo Social realizó diversas actividades en docencia, investigación, coordinación de grupos de trabajo y de aprendizaje. Así, fue docente sobre técnicas psicosociales en emergencias emocionales en los seminarios de la Asociación de Psicólogos Sociales de la República Argentina y en el curso de capacitación del personal de Defensa Civil (Municipalidad de Buenos Aires). Fue además Coordinador durante dos años de adolescentes en riesgo en la Escuela Media Municipal EMEM N°4, de Villa Lugano, Buenos Aires, docente de Dinámica Grupal para el Curso de Capacitación de Guardavidas (Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires) y organizador del Centro Profesional de Psicólogos Sociales de la Escuela de Psicolgía Nacional.También es miembro fundador del EPS, Programa de Emergencias Psicosociales de la Asociación de Psicólogos Sociales de la República Argentina. Este equipo -único en el país especializado en brindar asitencia psicosocial en situaciones de angustia pública- intervino en numerosas emergencias. Se ocupó, por citar dos casos conocidos, de atender a los familiares de las víctimas del atentado a la AMIA en julio de 1994 y, al año siguiente, a los damnificados por la explosión de un polvorín en Río Tercero, Córdoba. Allí pudo verificar “la validez de las técnicas de asistencia planificadas” por su equipo y contribuir con desarrollos teóricos propios sobre contención emocional en emergencias.Actualmente, y desde 1987, es Director de Arte de Gallo Mendoza Publicidad, con más de 20 años de trayectoria en Estrategias de identidad, campañas publicitarias, diagramación de publicaciones, diseño gráfico, publicidad política y social, desarrollo de imagen política, conducción y selección de personal a cargo, redacción publicitaria y periodística, corrección ortográfica y de estilo, fotografía publicitaria, docencia, manejo de softwares profesionales de dibujo vectorial, paginación, edición de textos y tratamiento de imágenes.-









Un Encuentro Cercano del Tercer Tipo

















Hola Marisa y José Luis.Adjunto la foto, recuerdo de nuestro encuentro en Capilla del Monte,con el cerro como testigo.Un gran saludo para ustedes desde la contaminada Buenos Aires.









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03.03.2006

Juan Filloy Op Oloop ( fragmento )


10.00Sonaron las diez.Ya había escrito todas las invitaciones. Sólo le faltaba redactar el sobre de la última, para su amigo más íntimo: Piet Van Saal. Pero una fuerza enorme le inhibió. Algo así como dos garras plúmbeas se posaron en sus hombros. Y lo sustrajeron a su empeño. Permaneció largo rato con la cabeza apoyada en el respaldo del sillón giratorio. La laxitud parecía hacerle la barba. Después abrió los ojos con dulzura. Y como engañando a la fatiga, lentamente, aproximó de nuevo su busto al escritorio. Miró a izquierda y derecha, lleno de cautela —como quien va a cometer una mala acción— y tomó la pluma. Pero no pudo escribir más que la S de Señor. Una ese mayúscula fina y elegante en forma de gancho de carnicería. Y colgó en ella la carne: su cansancio, y el alma: su fastidio.Op Oloop acababa de convencerse una vez más que no es posible ser traidor a sí mismo. Domingo: escribir de siete a diez, era la regla. Cuando la vida está ordenada como una ecuación no se pueden saltar las coyunturas matemáticas. Era incapaz de cualquier impromptu allende las normas preestablecidas; aun del levísimo impromptu gráfico de poner el nombre y domicilio en un sobre ya empezado. —Lo veré personalmente —se consoló. Verdugo paulatino de toda espontaneidad, Op Oloop era ya el método en persona. El método hecho verbo. El método que canaliza en profundo las ilusiones, las sensaciones y las voliciones. El método ya consubstancializado que evita los respingos del espíritu y los corcovos de la carne. ¿Cómo romper su vaivén rítmico? ¿Cómo alterar su fluencia consuetudinaria?—Es inútil. No podré nunca emanciparme. El hábito me ha forjado una tiranía atroz. Yo no quise nada más que trabajarme, hacerme grande desde la pequeñez, como una de esas joyas diminutas del Renacimiento, cinceladas sobre la paciencia que ostentan el decoro de una fresca intuición y una larga sagacidad. Pero me he adiestrado idiotamente en una amarga escuela de constricción. He hecho de mi espíritu un cronómetro de exactitud ineluctable, con timbre despertador y esfera luminosa… Oigo y veo mi “exacto” fracaso a cada instante. Y sufro no poder vencerme, venciendo el arte indigno que ahogara desde el escrúpulo más tenue al impulso más poderoso. Un factor novel de rebeldía, tímido ayer, implacable ahora, trabaja la populosa pena de mis ideas. Estérilmente. Me ha castrado el afán de ser algo, ¡algo notable! en el concepto del mundo. Y sólo he logrado ser algos en el sentido patológico de la palabra: un dolor vivo, que se desliza oculto bajo las horas y la mentira de mis propias sumisiones.No hablaba. Su voz era dirigida hacia adentro a un daimon acurrucado en la conciencia.El valet entró en ese momento:—Señor: me permito recordarle que hoy, domingo, a las diez y media, debe usted tomar su baño turco. No le quedan más que pocos minutos para llegar a tiempo ¿Pido el auto?—¡Todavía esto! Ya le he dicho que no olvido nunca nada. El auto está pedido. Entregue hoy mismo esta correspondencia a sus respectivos destinatarios. Un movimiento automático de cabeza cercenada hizo chocar la barbilla con el tórax del mucamo. Se contrajo a entregarle el sombrero, el bastón y los guantes. Hay personas que conocen los días en que viven por los boletos de combinación que expenden los tranvías, por los avisos bancarios de próximos vencimientos o por el almanaque de las oficinas donde llenan gratuitamente de tinta la pluma—fuente. Op Oloop no era de ésos. Su casa era una agenda viva, un archivo meticuloso, un emporio de mementos. Cada pared ostentaba profusión de tablas sinópticas, mapas estadísticos y diagramas policromados. Cada mueble era un almacén repleto de datos y reseñas, de estudios y experiencias. Cada cajón, un fichero que custodiaba la fidelidad de su memoria. Hasta en sus bolsillos guardaba extractos de profundas lucubraciones.Unigénito del método y la perseverancia, Op Oloop era la más perfecta máquina humana, la más insigne creación de autodisciplina que conociera Buenos Aires. Cuando se llevan compulsados y seriados desde la pubertad los fenómenos más importantes del universo y los actos fallidos más leves del ser, se puede afirmar con seriedad que el sistema ha sido constreñido a su mínima expresión: vale decir endiosado a su mayor jerarquía metodológica; ¡porque la grandeza del método se revela en su soberanía sobre lo nimio!



Juan Filloy (1894-2000)nació en Córdoba, Argentina.En su provincia natal ejerció sin descanso y con igual entusiasmo el derecho y la literatura. Después de sus primeras siete obras, se mantuvo 28 años sin publicar. Entre 1939 y 1967 existe una enorme pausa en su bibliografía, aunque no dejó de escribir ni un solo día. Y si se llamó a silencio (editorial, no escritural) fue porque en esos años su labor como juez lo forzó al recato y le impidió hacer pública la constante impudicia de sus textos, así como sus opiniones polémicas, abundantes en su obra. Títulos como Estafen (novela, 1932), Balumba (poesía, 1933), Op Oloop (novela, 1934), Caterva (novela, 1937), Vil y Vil (novela, 1975), Gentuza (relatos, 1991), La Purga (novela, 1992) y Decio 8ª (novela, 1997) son algunos de los editados y, junto a los aún inéditos, componen una obra de más de cincuenta volúmenes, cuya heterogeneidad, unida por obsesiones comunes, colaboró en la construcción de un mito patriarcal de la literatura argentina. Celebrados por Julio Cortázar y Alfonso Reyes, leídos por Freud, retomados por Leopoldo Marechal, traducidos al holandés y al alemán, sus libros recorren casi un siglo de una escritura prodigiosa por su aliento, que sobrevive felizmente incluso al mito de su propia longevidad.Es posible hablar del "mito Filloy", un mito que ha sido alimentado por múltiples factores: su asombrosa personalidad e inusual productividad, las características de su obra y su errática publicación, el escamoteado reconocimiento y el olvido generalizado de la crítica, la costumbre de utilizar siempre siete letras en todos sus títulos; el hecho de que por lo menos uno de ellos se corresponde con cada letra del abecederario, su afición a la palindromia; su antigua vocación prostibularia, y su pertinaz fobia antiporteña.Filloy es una leyenda que creció en la medida en que era un escritor casi secreto, enigmático y peculiar.




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GUARDIA DE HIERRO

De Perón a Kirchner Editorial Sudamericana
$ 36 Pesos

Los exégetas









Un libro que hacía falta en la literatura histórica y política de nuestra Patria. . En realidad no faltan hoy en día miradas sobre las diversas organizaciones de cuadros que existieron (¿ existen?...) en el peronismo a lo largo de su historial, en especial en las décadas de los 60 y 70 ,cuando proliferaron varias organizaciones de este tipo, especialmente dentro de la juventud.- Ya se han realizado ensayos sobre la organización “Tacuara”,( del Nacionalismo Católico con influencias dentro del movimiento nacional justicialista), sobre “Montoneros”, se han escrito varios libros,ya sea ensayos medianamente objetivos, como versiones de algunos de sus protagonistas. Restaba un libro que acometiera el análísis de la organización conocida como “Guardia de Hierro”, que formó parte de lo que se conociera como “Organización Unica para el Transvamiento Generacional” (OUTG), o simplemente “ el Transvasamiento”, conducida por quién fuera su líder indiscutido, Alejandro Alvarez, (a) “El Gallego”, personaje poco conocido, por su propia personalidad y las características de su liderazgo.



Los “guardianes”, como se los conocía, eran una de las tantas “orgas”, que existían en esos tiempos setentiles, a los cuales los sectores derechistas los señalaban como “zurdos”, y los grupos de izquierda, los llamaban “fachos”, criticándoles ambos bandos su falta de acción política concreta , ausencia de protagonismo y compromiso político concreto, y un accionar mas bién de “pensantes”, de poseedores de la verdad revelada y de interpretación exclusiva de la Palabra del General Perón .-



En realidad, parte de esas acusaciones eran ciertas, los militantes de Guardia, eran personas de muy alta formación intelectual, profesional, de mucha cautela en su accionar, estudiosos de todos los textos y discursos de Perón,( especialmente “Condución Política”, “La Comunidad Organizada”, “Apuntes de Historia Militar”, “la Hora de los Pueblos”) , de Evita, (tales como, “Historia del Peronismo”, “Porqué soy Peronista”), cuanto se escribiera sobre el peronismo, de textos de Mao-Tzé-Tung, de Ho-Chi-Minh, de Lenin, Trotsky, Stalin, de Marx y Engels, de León Bloy,”El Alma de Napoleón”, de los teóricos prusianos Von Clauzewitz ,y Van der Goltz ( “De la Guerra”, y “La Nación en Armas”, respectivamente), de los autores nacionales, tales como Arturo Jauretche, Scalabrini Ortiz, J.J. Hernandez Arregui, John Williams Coocke, Jorge Abelardo Ramos, Leopoldo Marechal, y contaban en sus filas a muchos actuales dirigentes del peronismo, filósofos como Amelia Podetti, sacerdotes,( como el jesuita Bergoglio, muy cercano a la “Orga”), figuras “históricas” del peronismo, pero su fuerte eran los claustros universitarios, siendo protagonistas de lo que se llamó la “peronización de la clase media” y los estudiantes en esas épocas de bulliciosa y multitudinaria efervescencia política y social .- Eran una “organización de cuadros”,con múltiples frentes de trabajo, u organizaciones de superficie, como se las conocía, tales como la “Juventud Secundaria Peronista” (JSP), el “Frente Estudiantil Nacional “(FEN), las” Brigadas de la J.P”., el Frente Profesional, Frente Sindical, (de escaso desarrollo), diversos Centros de Estudios, Ateneos, el Frente Barrial, el Grupo Cine-Liberación de “Pino” Solanas y Osvaldo Gettino, p.ej., quienes realizaron la película “La Hora de los Hornos” , prohibida en la Argentina y premiada internacionalmente y la célebre “Actualización Política para la Toma del Poder”, filmada en la residencia de “Puerta de Hierro”, de Perón en Madrid - Se entrevistaron varias veces con “ El Viejo”, – como se le decía a Perón entonces- , en el exilio, y en el país, señalando que éste los había preservado del desgaste del accionar de los grupos violentos, sugiriéndoles su ubicación como una “retaguardia generacional” del movimiento Peronista, dentro del dispositivo desplegado por Perón para la lucha por la Toma del Poder y el Regreso a la Patria .-Esta organización, que llegó a abrigar en su seno a más de 15.000 cuadros de dirección y encuadramiento tenía una organización verticalista de tipo político-militar, aunque nunca estuvieran armados, más aún siempre “el Transvasamiento” rechazó por equívoca, inoportuna, y contraria al Proyecto Político de Perón, la acción de las organizaciones armadas dentro del movimiento peronista, adjudicando el accionar violento de éstas, especialmente la de “Montoneros”, a factores de poder y tendencias extrañas al movimiento nacional, que pretendían coparlo, ya sea “por derecha”, como “por izquierda”.-El libro, es también una biografía personal del líder de la organización, Alejandro Alvarez, haciendo hincapié en los aspectos de su fuerte y desbordante personalidad, su linea argumentista, su tendencia a resguardarse, a no comprometerse con la acción política concreta, a no asumir nunca ningún cargo ni partidario, ni mucho menos ejecutivo o electoral, a refugiarse en lo conocido, a considerarse como intérprete cuasi-exclusivo de la Palabra del General y del Proyecto de éste., es decir de la Comunidad Organizada, como un Sistema de Poder Popular, tan alejado del del demoliberalismo burgués capitalista, como del marxismo internacional dogmático, y de los regímenes totalitarios de entreguerras.- En este caso solo el nombre parece haberse tomado de la “Guardia de Hierro”, rumana, de Cornelio Codreanu, organización espiritual, religiosa y política, de estudintes y campesinos ,marcada por un fuerte nacionalismo, aunque en los ultimos movimientos de Alvarez, pareciera abrevar en la fuente del misticismo católico del fundador dacio de la misma.-Los guardianes, siempre se reinvindicaron como “peronsistas” , es decir, intérpretes y estudiosos de la doctrina y del mensaje de Perón, y su misión era la de “dar contenido”a los dirigentes, funcionarios, y técnicos de los gobiernos justicialistas -Un libro interesante, y que hacía falta para arrojar luz sobre esta organización, ignorada por algunos, temida por otros, y señalada siempre, como cerrada, “esotérica”, hermética ,o poco menos que indescifrable .-



Licurgo

Cruz del Eje, 26 de Octubre 2005



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José Luis Planas Osorio

01/02/2008


Dos Poemas



Memoria



Ojalá algún día mi memoria se resetee, desaparezcas de mi disco rígido cerebral y te transformes en un recuerdo nada más. Sin hacerme acordar lo feliz que fuí a tu lado, los momentos de ternura, de amor, de locura a tu lado . Ojalá ese día no llegue nunca, para poder saborearte con tu recuerdo y dormirme con tu sonrisa.


José Luis Planas Osorio
Cruz del Eje, 11 de Enero de 2008





Viniste



Viniste un día de improviso, cuando menos lo esperaba para alegrar mi tiempo y consolar mis penas. Llenaste los lugares con tu presencia, tus cosas, tus risas, tus llantos, tus ocurrencias. Fuiste enviado en el momento justo, oportuno, necesario. A pedido de mi Espíritu que, al parecer lo ansiaba imperiosamente para devolver la vida, la alegría y el sentir dichoso. Qué hacer Para decírtelo, Para que sepas Todo lo que fuiste, sos Y serás en mi peregrinar por los laberintos del interior del Ser, muchas veces cansado, pesado, lento y sin siquiera ver o intuir siquiera una salida. Si hay una entrada, es que hay una salida, me dije, eterna, inmutable, increada, Imperecedera .


José Luis Planas Osorio
Cruz del Eje, 13 de Diciembre de 2007



Comentarios

Estimado Jose Luis, me conmueve tu poesia, nos surrura las contradicciones del alma, Habia leido antes tu obra Me encanta tu estilo
Marite 2/02/2008

Poesía




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Amarretes, una raza aparte
Ser esclavos del dinero

La tacañería es objeto de críticas, bromas y dichos populares


Viernes 4 de enero de 2008 . Publicado en la Edición impresa


Tarde o temprano, todo el mundo da en la vida con uno o una representante de los llamados avaros -los amarretes-, con todo lo que eso significa. La avaricia y la usura son plagas tan ancestralmente arraigadas que tuvieron que ser declaradas oficialmente como pecados por la Iglesia. Un viejo refrán de origen itálico dice que el dinero le sirve al pobre en beneficio y al rico de suplicio.
Tener riquezas y la generosidad de compartirlas no siempre van de la mano. Así lo expresa el Diccionario de la Real Academia, que define la avaricia como el "afán desmesurado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas". El clásico Larousse reemplaza el adjetivo desmesurado por desorganizado . Son sus sinónimos: avidez, cicatería, codicia, mezquindad, miseria, ruindad, sordidez y tacañería.


La mezquindad a menudo se asocia a diversas localidades. Así, muchas comarcas poseen su tópico de tacañería: si vas a Arquillos, échate pan en los bolsillos , refiere el dicho popular, y el convite del cordobés dice, ya habréis almorzado, no queréis comer . Es curioso que existan pocos insultos para los dilapidadores: manirroto, derrochador, despilfarrador.
Los árabes designan con el término zacatín a aquellos que regatean a la hora de comprar. Se cree que tacaño deriva de hebreo taqanah . Lo cierto es que a muchos pueblos se los vincula con el amarretismo. Sin ir más lejos, cerca de Coronel Vidal, en la provincia de Buenos Aires, hay una pulpería a la que bautizaron Don Prudencio, en recuerdo del personaje de ficción de la obra Don Prudencio Amarra , creado por Gustavo Pueyrredón, en los años setenta.


Bueno, bonito y barato


"El amarrete siempre está cuidando algo, es como esclavo de sus posesiones", reflexiona el psicoanalista Buby Navedo. Y expresa: "La codicia, ese afán en la época de la plata dulce de tener la cosa deseada, fue una actitud neurótica que iba más allá del consumo. La lectura que hacen ciertas personas que consumen algo muy barato es muy parcial, no se trata solamente de lo que compran. Luego está lo circunstancial, situaciones que nos convierten a todos en amarretes (por ejemplo, la época del Corralito) y eso también se notó en los sentimientos, en todo. Pero esas crisis, a veces, ayudan a los amarretes a pasar inadvertidos... Existe también avaricia detrás de lo bueno, bonito y barato . Hay una postura social de quedar bien desde lo formal".
Navedo confirma lo que muchos saben por propia experiencia: "Salir con un amarrete frena el goce. Con todo habrá siempre una historia. Son ese tipo de personas que no comen huevos para no tirar la cáscara y que tienen cocodrilos en los bolsillos del pantalón. Esos que gastan menos que Tarzán en corbatas, que un ciego en novelas y que un ruso en catecismo".


Mal histórico


Santo Tomás de Aquino (1226-1274), en su famosa obra Suma Teológica , dedica a la avaricia un espacio, otorgándole el status de pecado "espiritual", más que "capital". Siglos después, Erasmo de Rotterdam (1466-1536), en Elogio de la locura , considera que la causa de todos los males sociales está en el ansia de dinero. "... la fortuna ama a los insensatos, a los más arriesgados, a los hombres que lo apuestan todo a una carta. La sabiduría, en cambio, hace a los hombres tímidos y ésta es la causa de que con frecuencia los sabios vivan asociados a la pobreza y el hambre". Bernard de Mandeville (1670-1733) manifiesta en La fábula de las abejas , de 1724, que "cuanto más atesoren unos, más escasez habrá entre los demás; por tanto, cuando los hombres increpan a los avaros, en el fondo no hay generalmente más que interés".
El alemán Max Weber (1864-1920) resalta ciertos excesos del ahorro y cita el caso de Holanda, "donde la sobriedad de su vida unida al nivel de riqueza condujo a una excesiva propensión a acumular". La visión del ahorro de John Maynard Keynes (1883-1946) sostuvo que esa práctica era perjudicial en una depresión, porque "la acumulación y la frugalidad podían llevar al empobrecimiento". Para el economista británico, el ahorro es el resultado de la previsión, la precaución o el cálculo de una persona. "Los motivos para no ahorrar son los contrarios, disfrute, imprevisión y generosidad."
En The Soul of Economics , aparecido en 1991, sus autores, D. Breton y Ch. Largent, advierten que "el exceso de avaricia polariza la economía y la puede desestabilizar. Si corregimos las tendencias desestabilizadoras podemos evitar lo peor, si no entraremos en dificultades".
Aquellos iconoclastas, perseguidores de famosos avaros, enumeran en sus insobornables listados al ruso León Trotski, que parece llevarse los laureles. Cuenta uno de sus biógrafos, Harry Wilde, que mientras su padre se iba haciendo rico, Trotski "llevó su sentido del ahorro cerca de la avaricia, y a su dureza de corazón". Señalan también como grandes "agarrados" al vil metal al escritor español Miguel de Unamuno. Dice el escritor y estudioso catalán Josep Plá, que "Don Miguel, estando en París, no quería entrar en el Louvre porque había que pagar la entrada".
Picasso y otros famosos
El notable artista Pablo Picasso fue también un gran avaro. Así lo calificó hace algunos años el periodista español José Luis de Villalonga, en un artículo del diario El País, en el que aseguraba que el creador del cubismo guardaba sus billetes en un baúl de madera. Según su esposa Françoise, el artista decía: "No me fío de los bancos, te pagan intereses, pero eso les da derecho a jugar con tu dinero. Prefiero mil veces mi baúl".
Un artículo de la revista Noticias, titulado Historias de amarretes y escrito por Ana Peré Vignau, señala con dedo acusador y ánimo de escrache a Felipe Solá, debido a que resolvió no dar regalos a los periodistas en su día; a Mirtha Legrand; Gino Bogani; Gerardo Sofovich; Bernardo Neustadt; Carlos Bianchi; Mauricio Macri; Pampita; Nazarena Vélez; Adrián Suar; Eduardo Escasany, y al Tío Rico, la creación de Walt Disney.



Alejandro Schang Viton

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SONIDOS DEL TAMBOR CHAMÁNICO


Por Mircea Eliade


El chamanismo fue una religión sustentada en la idea del viaje extático. Nació en el Asia central, en Siberia. El chamán debía abandonar su cuerpo para, en éxtasis, viajar hacia el infierno y el cielo. Para consumar su mágico viaje, era indispensable una "sesión chamánica" en la que la danza y el sonido mágico del tambor era un estímulo esencial para la mística proyección del hombre sagrado hacia planos invisibles de la existencia. En este momento de Temakel, difundiremos ese poder mágico del sonido del tambor chamánico, cuyo sonidos eran percibidos como "la voz de los espíritus" por los antiguos chamanes, tal como nos lo recuerda Mircea Eliade, el gran historiador de las religiones, en su clásico obra El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, que es la fuente de las consideraciones sobre el tambor chamánico que compartimos ahora con ustedes.








Fotografía arriba, chamán con su tambor en imagen del CD Voices from the distant Steppe, cantos rituales chamánicos del pueblo Tuva. Obra editada por el sello RealWorld.El tambor chamánico . Por Mircea Eliade

El tambor asume un papel de primer orden en las ceremonias chamánicas. Su simbolismo es complejo; múltiples sus funciones mágicas. Es indispensable para el desarrollo de la sesión, ya conduzca al chamán al "Centro del Mundo", ya le consienta volar por los aires, ya convoque y "aprisione" a los espíritus, o ya, por último, que el tamborileo permita al chamán concentrarse y volver a establecer un contacto con el mundo espiritual que se dispone a recorrer.Se recuerda que muchos sueños iniciáticos de los futuros chamanes llevan aparejado un viaje místico al "Centro del Mundo", a la residencia del Árbol Cósmico y del Señor Universal. Con una de las ramas de este Árbol, que el Señor deja caer para ello, el chamán fabrica la caja de su tambor. La significación de este simbolismo nos parece que surge con bastante claridad del conjunto del cual es parte: la comunicación entre el Cielo y la Tierra por medio del Árbol del Mundo, esto es, por el Eje que se hallaen "Centro del Mundo". Por el hecho de que la caja de su tambor está sacada de la propia madera del Arbol Cósmico, el chamán, al tañerlo, es proyectado mágicamente cerca de ese Árbol: es proyectado al "Centro del Mundo", y, por el mismo impulso, puede ascender a los Cielos. Desde este punto de vista, el tambor puede ser identificado con el árbol chamánico de múltiples peldaños por el cual el chamán sube simbólicamente al Cielo. Trepando por el álamo, el chamán se aproxima al Árbol del Mundo y después sube efectivamente a él. Los chamanes siberianos tienen también sus árboles personales que no son sino representantes del Arbol Cósmico; algunos utilizan asimismo "árboles invertidos", esto es, clavados por sus raíces en el aire, y que, como se sabe, son uno de los símbolos más arcaicos del Arbol del Mundo. Todo este conjunto, unido a las relaciones ya notadas entre el chamán y los álamos de las ceremonias, muestra la solidaridad entre el Árbol Cósmico, el tambor chamánico y la ascensión celeste.La misma elección de la madera con la que se hará la caja deltambor depende únicamente de los "espíritus" o de una voluntad trans-humana. El chamán ostiaco-samoyedo coge su hacha y, cerrando los ojos, entra en un bosque y toca un árbol a la ventura; de éste sacarán sus compañeros la madera para la caja, al siguiente día....También se procede a la "animación del tambor" rociando su caja con alcohol. Entre los Yakutes se recomienda escoger un árbol herido por el rayo. Todas estas costumbres y precauciones rituales muestran claramente que el árbol concreto ha sido transfigurado por la revelación sobrehumana y que en realidad ha dejado de ser un árbol profano y simboliza al propio Arbol del Mundo.La ceremonia de "animación del tambor" es sumamente interesante. Cuando el chamán altaico lo rocía con cerveza, el aro se "anima" y, por conducto del chamán, cuenta cómo el árbol del cual formaba parte creció en el bosque, cómo fue talado, traído al pueblo, etc. Después el chamán rocía la piel del tambor y ésta "animándose", cuenta también su pasado. Por medio de la voz del chamán, el animal habla de su nacimiento, de sus padres, de su infancia y de toda su vida hasta que el cazador lo mató. Termina asegurándole al chamán que le prestara muchos servicios. ...Todas las imágenes de los tambores están dominadas por el simbolismo del viaje extático, esto es, por los viajes que suponen una ruptura de nivel y, por tanto, un "Centro del Mundo".
El redoble inicial de la sesión, destinado a evocar los espíritus "encerrarlos" en el tambor del chaman, constituye el momento preliminar del viaje extático. Por este motivo se dice que el tambor es el "caballo del chamán". ...La idea del viaje extático se encuentra también el nombre que dan a su tambor los chamanes de los Yurak de la tundra: arco o arco cantante. Según Lehtisalo y Harva, el tambor chamánico servía originariamente para echar a los malos espíritus, cosa que se podía hacer también valiéndose de un arco. Es totalmente exacto que el tambor se utiliza a veces para expulsar los malos espíritus, pero en semejantes casos su empleo particular se ha olvidado y se acude a la "magia del ruido" con la que se expulsa a los demonios. Tales ejemplos de modificación de función son bastante frecuentes en la historia de las religiones. Pero no creemos que la función originaria del tambor haya sido la de expulsar espíritus. El tambor chamánico se distingue precisamente de los demás instrumentos de la "magia del ruido", porque hace posible una experiencia extática. Que ésta, en sus orígenes, fueron preparada por el encanto de los sonidos del tambor, encanto que era valorado como "voz de los espíritus", o que se haya llegado a una experiencia extática después de la extrema concentración suscitada por un redoble prolongado, es un problema que no afrontamos de momento. Pero hay un hecho cierto; es la magia musical la que ha decidido la función chamánica del tambor, y no la antidemoníaca magia del ruido. (*)(*) Fuente: Mircea Eliade, El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, Ed. Fondo de Cultura Económica, México.
La misma elección de la madera con la que se hará la caja deltambor depende únicamente de los "espíritus" o de una voluntad trans-humana. El chamán ostiaco-samoyedo coge su hacha y, cerrando los ojos, entra en un bosque y toca un árbol a la ventura; de éste sacarán sus compañeros la madera para la caja, al siguiente día....También se procede a la "animación del tambor" rociando su caja con alcohol. Entre los Yakutes se recomienda escoger un árbol herido por el rayo. Todas estas costumbres y precauciones rituales muestran claramente que el árbol concreto ha sido transfigurado por la revelación sobrehumana y que en realidad ha dejado de ser un árbol profano y simboliza al propio Arbol del Mundo.La ceremonia de "animación del tambor" es sumamente interesante. Cuando el chamán altaico lo rocía con cerveza, el aro se "anima" y, por conducto del chamán, cuenta cómo el árbol del cual formaba parte creció en el bosque, cómo fue talado, traído al pueblo, etc. Después el chamán rocía la piel del tambor y ésta "animándose", cuenta también su pasado. Por medio de la voz del chamán, el animal habla de su nacimiento, de sus padres, de su infancia y de toda su vida hasta que el cazador lo mató. Termina asegurándole al chamán que le prestara muchos servicios. ...Todas las imágenes de los tambores están dominadas por el simbolismo del viaje extático, esto es, por los viajes que suponen una ruptura de nivel y, por tanto, un "Centro del Mundo". El redoble inicial de la sesión, destinado a evocar los espíritus "encerrarlos" en el tambor del chaman, constituye el momento preliminar del viaje extático. Por este motivo se dice que el tambor es el "caballo del chamán". ...La idea del viaje extático se encuentra también el nombre que dan a su tambor los chamanes de los Yurak de la tundra: arco o arco cantante. Según Lehtisalo y Harva, el tambor chamánico servía originariamente para echar a los malos espíritus, cosa que se podía hacer también valiéndose de un arco. Es totalmente exacto que el tambor se utiliza a veces para expulsar los malos espíritus, pero en semejantes casos su empleo particular se ha olvidado y se acude a la "magia del ruido" con la que se expulsa a los demonios. Tales ejemplos de modificación de función son bastante frecuentes en la historia de las religiones. Pero no creemos que la función originaria del tambor haya sido la de expulsar espíritus. El tambor chamánico se distingue precisamente de los demás instrumentos de la "magia del ruido", porque hace posible una experiencia extática. Que ésta, en sus orígenes, fueron preparada por el encanto de los sonidos del tambor, encanto que era valorado como "voz de los espíritus", o que se haya llegado a una experiencia extática después de la extrema concentración suscitada por un redoble prolongado, es un problema que no afrontamos de momento. Pero hay un hecho cierto; es la magia musical la que ha decidido la función chamánica del tambor, y no la antidemoníaca magia del ruido. (*)



(*) Fuente: Mircea Eliade, El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, Ed. Fondo de Cultura Económica, México.



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LEOPOLDO LUGONES : “ LA LLUVIA DE FUEGO “

Leopoldo Lugones ha sido uno de los poetas, ensayistas y narradores argentinos más influyentes. Nació en Córdoba en 1874, y murió en Tigre en 1938.Su constante oscilación entre los extremos opuestos en cualquier ámbito de la vida (el político, el cultural, el literario) quedaron plasmados en la riqueza y variedad de su obra poética, considerada como una de las que más influyeron en las generaciones de poetas hispanoparlantes. En su actividad profesional, Leopoldo Lugones desempeñó diferentes cargos como inspector de enseñanza normal y secundaria en su país natal, donde también se hizo cargo durante algún tiempo de la dirección del prestigioso suplemento literario del diario La Nación, de Buenos Aires. Además, trabajó algunos años como bibliotecario del Consejo de Educación.En su faceta política, se inició como un firme partidario de la ideología socialista. Entre 1896 y 1903 integra, con Roberto Payró, Alberto Gerchunoff y Miguel Ugarte, el grupo de asaltos rebeldes contra el orden social y político. Este grupo se disoció pronto. Sin embargo, poco a poco fue retrocediendo hacia posturas más conservadoras: tras un breve período de adscripción al pensamiento liberal, se inclinó decididamente hacia la derecha, sobre todo a partir de 1924, fecha en la que proclamó que había llegado "la hora de la espada". Seis años después, colaboró activamente con el golpe de Estado del general José Félix Uriburu (6 de septiembre de 1930).Hombre de innegable influencia, entre sus cuantiosas obras podemos citar: Los muchachos, La guerra gaucha, Las fuerzas extrañas, Lunario sentimental, La limadura de hiphaestos, Odas seculares, Historia de Sarmiento, El libro fiel, Elogio de Ameghino, El payador, Hijo de la pampa, Mi beligerancia, El libro de los paisajes, Las industrias de Atenas, La torre de Casandra, El tamaño del espacio, Las horas doradas, Cuentos fatales, Romancero, La organización de la paz, Nuevos estudios helénicos, La patria fuerte, La grande Argentina, Romances del Río Seco, Roca, Diccionario etimológico del castellano usual.



“La Lluvia de Fuego”

Evocación de un desencarnado de Gomorra


“Y tornaré el cielo de hierro y la tierra de cobre”. Levítico, XXVI –19.


"Recuerdo que era un día de sol hermoso, lleno del hormigueo popular, en las calles atronadas de vehículos. Un día asaz cálido y de tersura perfecta.Desde mi terraza dominaba una vasta confusión de techos, vergeles salteados, un trozo de bahía punzado de mástiles, la recta gris de una avenida...A eso de las once cayeron las primeras chispas. Una aquí, otra allá —partículas de cobre semejantes a las morcellas de un pábilo; partículas de cobre incandescente que daban en el suelo con un ruidecito de arena. El cielo seguía de igual limpidez; el rumor urbano no decrecía. Unicamente los pájaros de mi pajarera, cesaron de cantar.Casualmente lo había advertido, mirando hacia el horizonte en un momento de abstracción. Primero creí en una ilusión óptica formada por mi miopía. Tuve que esperar largo rato para ver caer otra chispa, pues la luz solar anegábalas bastante; pero el cobre ardía de tal modo, que se destacaban lo mismo. Una rapidísima vírgula de fuego, y el golpecito en la tierra. Así, a largos intervalos.Debo confesar que al comprobarlo, experimenté un vago terror. Exploré el cielo en una ansiosa ojeada. Persistía la limpidez. ¿De dónde venía aquel extraño granizo? ¿Aquel cobre? ¿Era cobre?...Acababa de caer una chispa en mi terraza, a pocos pasos. Extendí la mano; era, a no caber duda, un gránulo de cobre que tardó mucho en enfriarse. Por fortuna la brisa se levantaba, inclinando aquella lluvia singular hacia el lado opuesto de mi terraza. Las chispas eran harto ralas, además. Podía creerse por momentos que aquello había ya cesado. No cesaba. Uno que otro, eso sí, pero caían siempre los temibles gránulos.En fin, aquello no había de impedirme almorzar, pues era el mediodía. Bajé al comedor atravesando el jardín, no sin cierto miedo de las chispas. Verdad es que el toldo, corrido para evitar el sol, me resguardaba...¿Me resguardaba? Alcé los ojos; pero un toldo tiene tantos poros, que nada pude descubrir.En el comedor me esperaba un almuerzo admirable; pues mi afortunado celibato sabía dos cosas sobre todo: leer y comer. Excepto la biblioteca, el comedor era mi orgullo. Ahíto de mujeres y un poco gotoso, en punto a vicios amables nada podía esperar ya sino de la gula. Comía solo, mientras un esclavo me leía narraciones geográficas. Nunca había podido comprender las comidas en compañía; y si las mujeres me hastiaban, como he dicho, ya comprenderéis que aborrecía a los hombres.¡Diez años me separaban de mi última orgía!Desde entonces, entregado a mis jardines, a mis peces, a mis pájaros, faltábame tiempo para salir. Alguna vez, en las tardes muy calurosas, un paseo a la orilla del lago. Me gustaba verlo, escamado de luna al anochecer, pero esto era todo y pasaba meses sin frecuentarlo.La vasta ciudad libertina, era para mí un desierto donde se refugiaban mis placeres. Escasos amigos; breves visitas, largas horas de mesa; lecturas; mis peces; mis pájaros; una que otra noche tal cual orquesta de flautistas, y dos o tres ataques de gota por año...Tenía el honor de ser consultado para los banquetes, y por ahí figuraban, no sin elogio, dos o tres salsas de mi invención. Esto me daba derecho —lo digo sin orgullo— a un busto municipal, con tanta razón como a la compatriota que ……acababa de inventar un nuevo beso.Entre tanto, mi esclavo leía. Leía narraciones de mar y de nieve, que comentaban admirablemente, en la ya entrada siesta, el el generoso frescor de las ánforas. La lluvia de fuego había cesado quizá, pues la servidumbre no daba muestras de notarla.De pronto, el esclavo que atravesaba el jardín con un nuevo plato, no pudo reprimir un grito. Llegó, no obstante, a la mesa, pero acusando con su lividez un dolor horrible. Tenía en su desnuda espalda un agujerillo, en cuyo fondo sentíase chirriar aún la chispa voraz que lo había abierto. Ahogámosla en aceite, y fue enviado al lecho sin que pudiera contener sus ayes. Bruscamente acabó mi apetito; y aunque seguí probando los platos para no desmoralizar a la servidumbre, aquélla se apresuró a comprenderme. El incidente me había desconcertado.Promediaba la siesta cuando subí nuevamente a la terraza. El suelo estaba ya sembrado de gránulos de cobre; mas no parecía que la lluvia aumentara. Comenzaba a tranquilizarme, cuando una nueva inquietud me sobrecogió. El silencio era absoluto. El tráfico estaba paralizado a causa del fenómeno, sin duda. Ni un rumor en la ciudad. Sólo, de cuando en cuando, un vago murmullo de viento sobre los árboles. Era también alarmante la actitud de los pájaros. Habíanse apelotonado en un rincón casi unos sobre otros. Me dieron compasión y decidí abrirles la puerta. No quisieron salir; antes se recogieron más acongojados aún. Entonces comenzó a intimidarme la idea de un cataclismo.Sin ser grande mi erudición científica, sabía que nadie mencionó jamás esas lluvias de cobre incandescente. ¡Lluvias de cobre! En el aire no hay minas de cobre. Luego aquella limpidez del cielo no dejaba conjeturar la procedencia. Y lo alarmante del fenómeno era esto. Las chispas venían de todas partes y de ninguna. Era la inmensidad desmenuzándose invisiblemente en fuego. Caía del firmamento el terrible cobre —pero el firmamento permanecía impasible en su azul. Ganábame poco a poco una extraña congoja; pero, cosa rara: hasta entonces no había pensado en huir. Esta idea se mezcló con desagradables interrogaciones. ¡Huir! ¿Y mi mesa, mis libros, mis pájaros, mis peces que acababan precisamente de estrenar un vivero, mis jardines ya ennoblecidos de antigüedad, mis cincuenta años de placidez, en la dicha del presente, en el descuido del mañana?...¿Huir?... Y pensé con horror en mis posesiones (que no conocía) del otro lado del desierto, con sus camelleros viviendo en tiendas de lana negra y tomando por todo alimento leche cuajada, trigo tostado, miel agria…" (…)



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Descentralización en la Ciudad de Buenos Aires 


Un poco de historia

Los conflictos entre la ciudad de Buenos Aires y las demás provincias del país por los ingresos de los derechos de aduana, finalizaron, como ya sabemos, con la federalización de la ciudad en el año 1880. Este arreglo político implicó su separación del resto de la provincia de Buenos Aires, y su establecimiento como capital de la República Argentina. Desde ese momento, la máxima autoridad de la ciudad - el Intendente- fue designada por el Presidente de la Nación.Recién a partir de la Reforma Constitucional de 1994, se reconoció el derecho de los porteños a tener un gobierno autónomo y a elegir al Jefe de Gobierno de su ciudad. Este cambio supuso además dar mayor relevancia a los asuntos y problemas locales que a los nacionales en la agenda del gobierno porteño, y que la ciudadanía tuviese la posibilidad de controlar a sus gobernantes a través del voto.La autonomización de la ciudad fue acompañada por el establecimiento de una política que ordenaba su descentralización política y administrativa en áreas llamadas Comunas, las cuales se formarían a partir del agrupamiento de los diversos barrios que existen en la ciudad. En cada Comuna (en total 15) funcionaría una Junta Comunal, integrada por siete miembros, elegidos por voto directo de los habitantes de la Comuna, y un Consejo Consultivo Comunal, con funciones de asesoramiento de la Junta, integrada por organizaciones vecinales, partidos políticos y vecinos que quisieran sumarse en forma individual.


A qué se llama descentralización

La descentralización consiste en el traspaso de recursos, de atribuciones y de poder desde un nivel del Estado hacia niveles inferiores (por ej. de nación a provincias) o bien hacia la misma sociedad. Esta redistribución se justifica con el argumento de que la centralización excesiva del Estado aleja a los que toman decisiones de los problemas y de los sujetos que son afectados por ellas, de manera que al tener menor conocimiento sus decisiones son menos adecuadas. Por otro lado, se sostiene que es más fácil el control de los funcionarios públicos en estructuras descentralizadas. Finalmente, un Estado excesivamente centralista implica un crecimiento excesivo de los costos.Los procesos de descentralización pueden tomar muy variadas formas y estar orientados por proyectos político-ideológicos opuestos. De este modo, las políticas neoliberales han propuesto políticas descentralizadoras acompañadas más por la reducción más que por el traspaso de recursos junto con las funciones que eran trasvasadas. En estos casos la participación servía para encubrir y apoyar la redefinición de las estructuras políticas y sociales. Por el contrario, en un proceso de descentralización legítimo, la participación permitiría asegurar que los beneficios de la descentralización llegasen a todos los sectores de la población y que se democratizase el poder político, a través de la presencia activa de la ciudadanía en el sistema de toma de decisiones.


Descentralización y participación en la ciudad de Buenos Aires

Según el texto de la Ley de Comunas, la descentralización de la ciudad de Buenos Aires en Comunas se inscribe en un proyecto de democratización que busca incrementar la legitimidad y la transparencia de las acciones de gobierno, mediante una mayor cercanía entre el gobierno y un conjunto de actores de la sociedad civil. Podemos decir que en este proyecto se entrelazan una preocupación por estimular la participación y la articulación entre mecanismos de democracia representativa y de democracia directa, junto con un hincapié en la desconcentración de funciones administrativas en pos de lograr una mayor eficiencia y de asegurar un desarrollo sustentable. En consonancia con la Constitución, la Ley de Comunas establece la articulación entre mecanismos de democracia representativa y de democracia participativa, entre ellos, la creación de espacios de participación y negociación abiertos a la ciudadanía, denominados Consejos Consultivos Comunales (en adelante, CCC). Estos organismos tienen la función de desarrollar acciones de control sobre las actividades de la Junta Comunal así como propuestas sobre los programas de acción y anteproyecto de presupuesto de la Comuna, y la presentación de iniciativas de implementación de programas y políticas de interés comunitario.Podemos decir que la participación fue entendida por las autoridades gubernamentales como una forma de canalizar los reclamos en relación al sistema representativo. En el contexto actual, la participación es un recurso de legitimidad, en tanto es vista como forma de apoyo a los gobernantes durante diversos momentos de su mandato. Además, los cacerolazos del año 2001contribuyeron a revitalizar el tema de la descentralización y la democratización del poder que se produciría a partir de la participación de la población, y a instalarlo en la agenda política.
Lo concreto en cuanto a la implementación de las Comunas
La conflictividad de las Comunas se refleja en que aún no se haya producido su puesta en marcha, del mismo modo en que se sancionó tardíamente la ley que las enmarca. Hasta este momento no ha habido elección de autoridades comunales y recientemente se ha puesto en discusión (una vez más) el número de las Comunas en que se descentralizará la ciudad. Evidentemente, desde sus inicios este ha sido un proyecto apoyado por los políticos desde la oposición pero obstaculizado por ellos una vez llegados al gobierno. Distintos factores deben ser tenidos en cuenta para poder entender esta conflictividad.La participación a través de la descentralización es promovida por el sistema político en determinado momento para canalizar la protesta social frente a la crisis socioeconómica, y luego, nuevamente aletargada. Tampoco existen movimientos sociales significativos en la ciudad que impulsen el proceso, sino que su participación se produce en las brechas que abre el gobierno en función de la voluntad política de turno, y sobre todo tras momentos de crisis extrema. Históricamente, Buenos Aires ha sido una fuente de recursos codiciada por partidos políticos que tendían a repartirse sus diversas áreas entre los distintos sectores del partido gobernante. De este modo, las Comunas pueden ser vistas como una fuente más de recursos. En sentido opuesto, podría pensarse en el desagrado de la máxima autoridad de la ciudad de enfrentar el surgimiento de fuerzas nuevas a nivel local, en el área de las distintas Comunas.Estas son puntas para entender los avances y retrocesos que se han producido y se siguen observando en esta redefinición institucional de la ciudad de Buenos Aires.

GABRIELA V. GUIMAREY

( Artículo publicado en "La Idea", el día 29.02.08, y reproducido con autorización de su autora )


Licenciada y Profesora en Sociología. Becaria de Conicet, con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, UBA., estuvo presente en La Idea y en nuestra redacción.-








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REVISTA DIGITAL DE CULTURA MACEDONIO
1 AL 31 DE Marzo 2008 / Belarte





Emma Shapplin




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Sumario :


Emma Shapplin: Carmine Meo. 1 / América Profunda . 2 / El Srimad Bahagavatam. 8 / Jorge Luis Borges y el Tango. 11 / Macedonio Fernández. 13 / Los Fantasmas de Lovecraft en el cómic. 16 / La doma de los jóvenes bravíos. 16 / Del Terrorismo Occidental y Cristiano. 18 / Ampliación del conciencia . 21/ Morales, Rubén-Ufólogo, redactor, psicólogo social y publicitario. 23 / Juan Filloy: Op Oloop (fragmento). 28 / Guardia de Hierro: de Perón a Kirchner. 28 / Artesanias literarias. Dos Poemas de JLPO. 30 / Ser esclavos del dinero. 32 / Sonidosdel tambor chamánico. 35 / Leopoldo Lugones: “ La Lluvia de Fuego”. 37 / Descentralización en la Ciudad de Buenos Aires. 39



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"Mujer", India, 8.03.08





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EDICIONES JLPO/Paraguay 76 / Cruz del Eje / TE: 421580

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