miércoles, 30 de septiembre de 2009

revista digital de cultura MACEDONIO BELARTE - AÑO IV - N° XLVIII - SEPTIEMBRE 2009


Koba el temible
por Martin Amis.( 27/05/2004 )

El primer y aplaudido primer tomo de la autobiografía de Martin Amis (1949), Experiencia, tiene por fin continuación. Koba el temible (Anagrama) es también una meditación sobre Stalin y su legado. Sin duda será polémico: pone el dedo en la llaga de la tolerancia de los intelectuales occidentales ante el comunismo.

PREPARACIÓN

He aquí la segunda frase de The Harvest of Sorrow: Soviet Collectivization and the Terror-Famine ,de Robert Conquest:
“Quizá podríamos poner en su justa perspectiva el presente caso diciendo que se perdieron veinte vidas, no por cada palabra, sino por cada letra que hay en este libro”.
Esta frase representa 2.700 vidas. El libro tiene 411 páginas.

Comían boñigas de caballo, entre otras cosas porque solían contener granos de trigo enteros” (1.540 vidas). “Oleska Voitrijovski salvó su vida y la de su familia comiendo carne de caballos que habían muerto de muermo y otras enfermedades en la cooperativa” (2.640 vidas). Conquest cita un pasaje de Forever Flowing, la versión inglesa de Vsie techiet, la novela ensayístico-documental de Vassili Grossman: “Y las caras de los niños estaban avejentadas, atormentadas, como si tuvieran setenta años. Y al llegar la primavera ya no tenían cara. Más bien tenían cabeza como de pájaro, con pico, o cabeza de rana -boca grande de labios delgados-, y algunos parecían peces, con la boca abierta “(4.440 vidas). Grossman prosigue:
“En una choza estallaba algo parecido a una guerra. Todos se vigilaban estrechamente [...]. La esposa se ponía contra el marido y el marido contra la esposa. La madre odiaba a los hijos. Y en otra choza el amor se mantenía puro y sin mancha hasta el final. Conocí a una mujer que tenía cuatro hijos. Les contaba cuentos de hadas y leyendas para que se olvidaran del hambre. Apenas podía mover la lengua, pero los llevaba en brazos aunque apenas tenía fuerzas para levantar los brazos solos. El amor seguía viviendo dentro de ella. Y todos se daban cuenta de que donde había odio la gente se moría más aprisa. Pero el amor no salvó a nadie. Murieron todos los de la aldea, desde el primero hasta el último. No quedó en ella ningún vestigio de vida”.
Así pues, 11.580 vidas. [...]

En estas páginas, preposiciones inocentes como en y para representan el asesinato de seis o siete familias numerosas. Sólo hay un libro sobre este tema: el de Conquest. Y tiene, repito, 411 páginas en la edición original inglesa.

CREDENCIALES

Soy un novelista y crítico de cincuenta y dos años que hace poco ha leído varios metros de libros sobre el experimento soviético. El 31 de diciembre de 1999 asistí, con Tony Blair y la Reina de Inglaterra, a los actos que se celebraron en el Millennium Dome de Londres. [...] Aquella noche pareció que se acababa el siglo XX; y el siglo XX se considera por unanimidad el peor siglo que hemos tenido (una impresión confirmada por el último libro que estaba leyendo: Reflections on a Ravaged Century, de Robert Conquest). Había esperado sentir alguna clase de escalofrío milenarista a medianoche. Pero no lo sentí en el Dome. Sin embargo, un par de días después me puse a escribir sobre el siglo XX y el que me parecía su principal defecto. El artículo, o ensayo, creció hasta convertirse en el volumen que tiene el lector en las manos. He escrito sobre el genocidio nazi en una novela (La flecha del tiempo). Su epílogo empieza con estas palabras: “Este libro está dedicado a mi hermana Sally, que, cuando era muy pequeña, me prestó dos grandes servicios. Despertó mi instinto de protección; y me procuró si no mi primer recuerdo infantil, sí el más fértil y radiante. Creo que en aquel instante tenía media hora de vida. Yo tenía cuatro años”.
Creo necesario consignar que entre la Noche del Milenio y el verdadero cambio de milenio, que se produjo un año después, mi hermana falleció a la edad de cuarenta y seis años.

ANTECEDENTES

Pasé el verano de 1968 ayudando a cambiar la instalación eléctrica de una mansión burguesa de un barrio del norte de Londres. Fue mi único contacto con la vida proletaria. Además, fue una experiencia breve y especializada: terminada la faena, me instalé en la mansión burguesa, con mi padre y mi madrastra (los dos novelistas, aunque mi padre era además poeta y crítico). Mi hermana tampoco tardó en instalarse con nosotros. Aquel año estábamos pendientes de los acontecimientos de Checoslovaquia. En junio, Breznev desplegó a 16.000 hombres en la frontera. La posibilidad de intervenir militarmente en “el problema checo” se llamaba Operación Tumor... Mi padre había estado en Praga en 1966 y había hecho allí muchas amistades. Más tarde se convirtió en una broma de familia, por el río de checos que pasaban por Londres para visitarnos. Hubo checos rebotados, checos con carta de presentación y por lo menos uno al que se rindieron honores, el novelista Josef Skvorecky. Y de pronto, la mañana del 21 de agosto, apareció mi padre en la puerta del patio, donde los electricistas nos estábamos tomando un respiro, y exclamó con una voz que aunaba la derrota y la desdicha: “Los tanques rusos están en Praga”.

Cumplí 19 años cuatro días después. En septiembre fui a Oxford. Entre las Letters of Kingsley Amis, un volumen de 1.200 páginas, sólo hay dos, las dos primeras, en las que mi padre se me aparece como una persona irreconocible. En ellas, sin ningún sentido del humor, anima a un desmoralizado camarada a seguir en la brecha. El tono (serio, de viejo) resulta totalmente extraño: “Mira, con franqueza, tú sabes que no sirve de nada dejar el Partido de ese modo. Vamos, vamos, John. Estoy muy disgustado contigo.” Al final de la segunda carta hay una hoz y un martillo dibujados a mano. Mi padre era miembro con carné del PC y recibía órdenes de Moscú, como solía decirse, del Moscú de Stalin. Era el mes de noviembre de 1941; mi padre tenía 19 años y estaba en Oxford.
1941. Kingsley, permitámonos suponerlo, no sabía absolutamente nada de las catástrofes internas de la URSS. Pero la política exterior rusa se esforzaba poco por ganarse la lealtad de nadie. Hago un resumen.
Agosto de 1939: el Pacto nazi-soviético. Septiembre de 1939: invasión-reparto nazi-soviético de Polonia (y otro pacto: el Tratado sobre Fronteras y Amistad germano soviético). Noviembre de 1939: anexión de Ucrania occidental y de Bielorrusia occidental y conato de invasión de Finlandia (que causó la expulsión de la URSS de la Sociedad de Naciones al mes siguiente). Junio de 1940: anexión de Moldavia y Bucovina. Agosto de 1940: anexión de Lituania, Letonia y Estonia; y asesinato de Trotski.
Estas adquisiciones y decapitaciones podrían parecer modestas en comparación con los aparatosos triunfos de Hitler durante el mismo período. Y de pronto, en junio de 1941, Alemania atacó a la Unión Soviética.
Mi padre esperaba participar en la guerra, y con razón; los rusos eran entonces sus aliados. Fue por aquellas fechas cuando se afilió al Partido, en el que creyó durante quince años.

¿Cuánto sabían los camaradas de Oxford en 1941? Ya en 1931 había protestas públicas en Occidente contra los campos de trabajo soviéticos. También había informes convincentes sobre el violento caos de la Colectivización (1929-1934) y sobre el hambre de 1933 (aunque ninguna insinuación todavía de que el hambre fuera un acto terrorista). Y estaban los Procesos de Moscú de 1936-1938, que se celebraron delante de periodistas e informadores extranjeros y que pudo seguir todo el mundo. En aquella farsa grandilocuente e histérica, reputados bolcheviques de la vieja guardia “confesaron” que eran enemigos del régimen desde tiempos inmemoriales (y otros delitos igual de absurdos).



Al adolescente Solzhenitsyn le dejó “estupefacto la falsedad de aquellos procesos”. Pero el mundo en general adoptó el punto de vista contrario y llegó a aceptar las indignadas negativas soviéticas sobre el hambre, la esclavización del campesinado y el trabajo forzoso. “No había ninguna excusa razonable para creer en la versión estalinista. Las excusas que podrían proponerse son irracionales”, dice Conquest en El gran terror.

Al mundo se le dio a elegir entre dos realidades; y el joven Kingsley, al igual que la abrumadora mayoría de intelectuales de todas partes, optó por la realidad que no debía.-


Imágenes del "Holodomor" o Genocidio en Ucrania, U.R.S.S., en los años 1932/33 1933, que costara la vida de más de 10 millones de personas, la gran mayoría de los cuales eran niños, muertos por desnutrición.
















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Soñadores de justicia, impugnadores de doctrinas materialistas
El peronismo: una revolución contra el sentido del mundo




Qué fue, en qué consistió el fenómeno social y político del peronismo, ese extraordinario movimiento popular y populista, encabezado por el último gran caudillo del siglo XX? ¿Cómo entenderlo en lo que tuvo de más profundo… y que hoy ya no tiene, por más que la marca "peronista", usada y envilecida por tirios y troyanos, conserve aún considerable predicamento? Tales son las preguntas a las que responde Juan Pablo Vitali, nuestro colaborador y corresponsal en la Argentina.

19 de enero de 2009

JUAN PABLO VITALI

Sólo sobre la base de un contexto cultural determinado cabe entender los grandes fenómenos políticos, tanto en sí mismos como en lo relativo a las razones que nos llevan a rechazarlos o a identificarnos con ellos. Así sucede, por supuesto, con el peronismo.

¿Cuál fue la base cultural, el contexto de ideas, sentimientos y anhelos, en el que surgió ese fenómeno, frente al cual nadie queda indiferente, y que se llama “el peronismo”? La Argentina era en aquel entonces una nacionalidad fuerte, no en el sentido jacobino, sino en el sentido comunitario, orgánico, de resistencia de la tierra a perder su destino. Lo anglosajón, lo progresista, lo internacionalista, lo anarquista… resultaba incomprensible para una identidad que recordaba todavía a los grandes caudillos de una tierra levantisca, que incorporaría, además, a los millones de europeos recién llegados como sólo puede lograrlo una nacionalidad fuerte del mismo origen.

Los inmigrantes eran en su mayoría españoles e italianos. A poco de andar ya fueron criollos: de tango, de milonga, de espacios abiertos, de cuchillo, de anárquica nostalgia levantisca. Anarquistas de derechas, soñadores de justicia.

La tierra todavía era fuerte y buscaba redimirse, quería su propia justicia y su caudillo en lugar del orden y el progreso que la oligarquía portuaria, ligada al proyecto de dependencia agro-exportador le imponía. Era otra democracia la que se venía: simple, directa, paternalista, populista, social, orgánica, de amor a un liderazgo que encarnaba la justicia de la tierra, la síntesis de su espíritu.

En el año 1947, Perón lanza al mundo su Tercera Posición.

Tercera Posición, Comunidad Organizada, ni marxismo ni demo-liberalismo. Tampoco nacionalismo jacobino, sino patriotismo y continentalismo. Democracia social orgánica, organizaciones libres del pueblo, trasformación según una identidad cultural inclusiva pero clara; un nuevo modelo sindical, propio, original, fuerte. Y tres banderas: soberanía política, independencia económica, justicia social. Todo en la soledad del nuevo reparto del mundo.

Un hombre más allá del presente, un estratega, no un político en el sentido actual. Admirador de Licurgo, de Plutarco, de Alejandro, de Klausewitz. Un criollo en el amplio sentido del término: el que se identifica con una actitud, con un espíritu, con una forma de actuar y de ver el mundo.

Los militares habían tomado el poder en un rapto de elemental nacionalismo en 1943, pero no tenían una idea clara de hacia dónde se dirigían en un mundo recién repartido. Solamente algo providencial podía darle una dirección a la situación, y ese algo fue un hombre que se había preparado para la conducción desde muy joven.

Perón fue lo que quedaba del criollo, del hombre de la tierra, en una revolución tardía que iba contra el sentido del mundo. Él lo sabía, porque su trabajo era estudiar la relación de fuerzas, la estrategia, las posibilidades fácticas, la conducción de conjunto, el contexto estratégico. Sin nostalgia ni copiando sistemas, procedió a llegar lo más lejos posible.

Evita murió muy joven, como corresponde a los amados de los dioses. Perón se quedó solo, con el comunismo, con el capitalismo, con la concentración de poderes que manejan el mundo, y que en el Sur solíamos llamar Sinarquía. Era muy poco para enfrentarse al mundo entero, y el enemigo lo sabía.

Las izquierdas y las derechas que representan el sentido político del mundo, lo desgastaban. Él buscaba aliados, alternativas, en la dimensión total de Sudamérica, en Europa. Pero la izquierda y la derecha querían el mismo orden de siempre, y la revolución se fue quedando sola.

El gobierno cayó, sin que se ahorraran las crueldades que registra la historia, bombardeo de civiles, prohibición de nombrar a Perón y al peronismo por decreto (es extraño prohibir una palabra por decreto) la profanación del cadáver de Evita, bombardeos navales, fusilamientos, en fin…, todo el sentido del mundo.
A nosotros nos inculcaban desde niños: ni yankis ni marxistas, superación de las doctrinas materialistas. Un puñado lo entendió y fue leal hasta el final. Ésos son los nombres que se han perdido para siempre, porque no los nombró ningún libro marxista ni ningún libro capitalista. Ellos son los verdaderos peronistas, que no eran tantos, aunque después se ganaran las elecciones, que son anónimas y no conllevan ningún compromiso para el elector.

Argentina es una tierra que da algunos genios de vez en cuando para justificar su absoluta pérdida de dimensión social. Fue cómodo sentir que la identidad era Perón, que todo descansaba sobre Perón, que él era la síntesis en porcentajes perfectos de todo lo que queríamos ser. Eso que ya no somos, y que sabíamos que no íbamos a poder ser por nosotros mismos.

Volvió en 1973, bajo una lluvia de balas que también fue tergiversada, aunque no para mí, porque recuerdo cada detalle de lo que viví ese día con mis padres, con mis abuelos, con los millones de personas que se congregaron allí, y que nos enteramos de que ya no era suficiente el liderazgo, ni el pueblo, ni las lealtades, y que todo resultaba insuficiente para enfrentar las fuerzas exterminadoras del progreso, para las que Perón no era confiable.

Algunos murieron para que Castro exportara la revolución por orden de la inexistente URSS, murieron también porque los oligopolios capitalistas necesitaban esa dialéctica para debilitar proyectos como el de Perón. Murieron por izquierda o por derecha, injustamente, pero profundamente equivocados.

El verdadero peronismo nunca mató a nadie, porque su sentido era otro. No porque no quisiera pelear, sino porque su jefe, que se definía a sí mismo como un león herbívoro, tenía por oficio el de estratega, y sabía que una cosa es resistir, y otra morir y matar contra el sentido del mundo, con una relación de fuerzas poco menos que suicida, derramando sangre inútilmente. Por eso él mismo decía que entre el tiempo y la sangre, prefería el tiempo. Si la mayoría de los revolucionarios no fueran funcionales al sistema, comprenderían el punto de vista de Perón.

Se sabe que la historia la escriben los que ganan. Por eso hoy nadie entiende qué fue el peronismo, aunque quedó por escrito en sus libros y está el testimonio de la obra de gobierno y la trayectoria política de varias décadas.
Ahora, los ex marxistas y los ex antimarxistas escriben juntos una sola historia para explicar a Perón y al peronismo: la que se escribe del modo que Orwell puso por escrito en su novela 1984.

Perón fue un inmenso estratega que encarnó una identidad y sus contradicciones, manteniendo unido un movimiento que se basó en la relación directa de un pueblo con un líder.

Perón ya no se estudia ni se recuerda, su figura no aparece jamás en los medios de comunicación. De Evita perduran dos imágenes falsas, la de precursora del Che Guevara, y la de Hollywood. Es coherente, es lo que impone el sentido del mundo.

El Teniente General tuvo que echar estrepitosamente de la Plaza de Mayo a los Montoneros, y los otros, del otro lado de la dialéctica, disfrutaban de la infiltración izquierdista, porque pensaban convertirse en los salvadores de una civilización occidental y cristiana que apestaba a capitalismo transnacional. El viejo Perón estaba tan solo como siempre.

Lo que hoy se quiere llamar peronismo ya no tiene nada que ver con el hecho histórico nacional, popular, orgánico, protagonizado por una identidad cultural fuerte e inclusiva, con un espíritu, con una mística, con una lealtad, con algo digno de interés para quienes todavía disientan con el sentido del mundo. Lo de hoy puede llamarse de cualquier modo, pero sólo representa en el mejor de los casos el vacío, o en el peor, una tragicomedia de mal gusto.-


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Contratapa/ Domingo, 21 de Junio de 2009
Fundamentos del liberalismo económico
Por José Pablo Feinmann

Sospecho que muchos que andan por ahí, hablando del liberalismo o el neoliberalismo, que defienden la libertad de mercado, que dicen que están con “el campo” (concepto ya casi metafísico o significante abismalmente vacío), periodistas que patotean contra el populismo o el intervencionismo de Estado, o que defienden la acción benéfica de los monopolios o postulan su existencia inmodificable, escasamente han leído la obra de Adam Smith e ignoran cuando lo hacen que es ella la que habla a través de sus logos caudalosos y siempre al servicio de una causa, la de las empresas para las que trabajan. Intenté varias veces discutir temas de Smith con autopostulados liberales o neoliberales de todo tipo y color y raramente descubrí que hubieran transitado su obra magna y monumental con cierto detenimiento. Lo que saben lo saben de los diarios. De la divulgación. La di-vulgata es la cifra perfecta de la degradación intelectual de nuestro tiempo.

Como sea, éste no es mi tema. Me apasiona el pensamiento de los grandes teóricos económicos del capitalismo. De todos, Smith es el mejor y también el más sincero, ya que la teoría que propone (la fundamentación del sistema capitalista de producción) no proviene de una ética de la generosidad sino del egoísmo. El libro de Smith aparece el 9 de marzo de 1776. Se publica en dos volúmenes y se agota en seis meses. Se reeditará siempre que sea necesario. O se harán resúmenes para circulación masiva, para lectores menos dotados para la economía o las lecturas arduas. Nosotros vamos a estudiar las relaciones de Smith con las neocolonias. Y también –no ya trabajando exclusivamente sobre su obra– el surgimiento y la fundamentación del liberalismo económico, que dio origen en nuestro país al fortalecimiento de la oligarquía agraria e hizo de ella su clase más poderosa y representativa, para desgracia de su desarrollo económico, que habría de quedar eternamente ligado a la producción primaria.

Smith es el genial autor de una frase imperecedera en la teoría económica. Dice así: “Siempre será máxima constante de cualquier padre de familia no hacer en casa lo que cuesta más caro que comprarlo” (Adam Smith, Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, Fondo de Cultura Económica, México, 1958, p. 402). Smith fue el teórico de la burguesía industrial británica. Esta clase pujante necesita emplear obreros en sus fábricas, en sus talleres de manufacturas. Debe alimentar a esos obreros. Debe poner el “pan de cada día” en sus mesas. El pan se hace con harina. La harina viene del trigo. Aquí interviene la sabiduría de ese “padre de familia” que menciona Smith. Si necesito trigo para alimentar a mis obreros debo buscarlo donde más barato lo encuentre. “Cuando un país extranjero (escribe) nos puede ofrecer una mercancía en condiciones más baratas que nosotros podemos hacerla, será mejor comprarla que producirla” (Smith, ob. cit., p. 403). A comprar trigo entonces. Sabia decisión de este “padre de familia” de Smith que es, sin más, el sujeto protagónico del capitalismo: el propietario del capital. Sin embargo, este sujeto debe ejercer una influencia moral sobre las otras clases, las no propietarias. Debe eludir la concentración de empresas. Esta concentración da origen a la malformación que más odia Smith: el monopolio. No dejemos de notar el tono de indignación con que se expresa, como si esa acumulación insalubre (la de muchas cosas en pocas manos o en una sola) arruinara el sistema que él tanto defiende y considera –bastante alla Leibniz– el mejor de los posibles: “El beneficio exorbitante destruye aquella parsimonia que en otras circunstancias es una de las características del comerciante. Cuando las ganancias son excesivas, se destierra de su clase aquella sobria virtud, como si fuera algo superfluo, y el lujo exagerado se hace compañero inseparable de esa abundancia (...) Si el patrón es recatado y sobrio, los operarios que emplea, naturalmente lo serán también; pero si el dueño es gastador y pródigo, el criado, que norma su conducta por el modelo del amo, no podrá menos de seguir el ejemplo de él” (Smith, ob. cit., p. 545). Y a vuelta de página cita un proverbio que lo deslumbra: “Pronto se gasta lo que poco cuesta”. Nada define mejor a nuestra oligarquía terrateniente: hija del liberalismo económico, diseñada para el ocio por la “abundancia fácil” de sus campos concentrados en pocas manos, se entregó al ocio, a la satisfacción de sus deseos más opulentos y al ejercicio constante de la dilapidación. Lejanamente recuerdo haber leído en textos que me dieron la alegría y el deslumbramiento de la nueva temática en que me iniciaba (allá por 1968: el estudio de este país complejo, irritante, trágico, irresistible), definiciones precisas. Primero: la oligarquía agrícola-ganadera era capitalista, pero su ociosidad la alejaba del espíritu burgués. Segundo: era exclusivista (como lo pedía Cané: “Los argentinos cada vez somos menos. Cerremos el círculo y velemos sobre él”), pero estaba lejos de ser una aristocracia.

Nietzsche la habría desdeñado hondamente. Carecía del refinamiento, de la cultura de esa clase. Vivía de segunda mano. Consumía, sin mayor criterio, todo lo europeo. Muy especialmente las novedades de su cultura, no sus fuentes. Y carecía también del ímpetu esencial de la burguesía, que sabe que lo esencial del desarrollo del capitalismo es reinvertir la ganancia para producir más y duplicarla. Nuestros oligarcas sólo saben construir palacetes y planear viajes a Europa. En 1912 (en el cenit de su poder), la oligarquía argentina despilfarra el 10 por ciento de su economía de exportación en viajes a Europa. Había venido al mundo bendecida por su Creador. De aquí provienen esas frases: “El gran país que fuimos”, “La patria de nuestros padres y nuestros abuelos” o “Dios es argentino”. Tenía mano de obra barata y tierras infinitas, que entregarían siempre sus frutos para el regocijo y la holganza de unos pocos que eran los dueños de esas riquezas. Smith habría dicho: “Pronto se gasta lo que poco cuesta”. Y si hoy se levantara de su tumba se horrorizaría ante un mundo tramado por los monopolios y los oligopolios, que se devoran el mercado sofocando a sus competidores. Matándolos. A eso se le llama “neoliberalismo”. El neoliberalismo es la etapa superior del liberalismo. La etapa en que los monopolios y los oligopolios traban la libertad del mercado, arrojan de él a los pequeños competidores e imponen sus reglas en todos los órdenes: el económico, el cultural, el político y –muy especialmente– el comunicacional, el arma predilecta del capitalismo oligopólico durante los días que corren. El nuevo Sujeto Absoluto.

¿Cuándo surge el liberalismo? Digamos: a mediados del siglo XIX. O levemente antes. Las llamadas corn laws (leyes de cereales) gravaban las importaciones de trigo para proteger a la oligarquía cerealera británica. Estos agricultores estaban ligados a la producción primaria, no así la vigorosa burguesía industrial, representada por Smith. Esta burguesía, que necesita alimentar a su proletariado urbano, requiere pan barato. ¿Por qué comprárselo a los terratenientes? Ese gran país capitalista que fue Inglaterra no alimentaba vagos, ociosos que buscaban vivir meramente de lo que crecía del suelo. Quería industrias. ¿Por qué, entonces, no importar el trigo de las colonias? De las colonias trigueras. Sí, de esa República del Sur de Latin America que acaba de ganar su independencia, suceso que los barcos británicos saludaron a cañonazos en el estuario de ese ancho Río de la Plata.
Así, la burguesía se anota un gran triunfo. Consigue la derogación de las corn laws. Arremete, para ello, contra los terratenientes: llama “ley del hambre” a las que gravan los productos cerealeros de importación. Producen hambre porque encarecen los productos con que se alimentan los obreros. Consigue así el apoyo de esa clase. Capitalistas industriales y proletarios luchan unidos contra la aristocracia terrateniente. Nada de proteccionismo. Seamos liberales. Abracemos el librecambio. Traigamos trigo barato de los países extranjeros. Al bajar el costo del pan bajaremos el costo del salario, que, como todos saben, es el costo de lo que suma mantener a un obrero. Si algo tan sustancial para esa manutención, como el mismísimo pan, nos sale más barato, más ganancia tendremos. Es David Ricardo el que desarrolla este punto: “Es tan importante para la felicidad de la humanidad entera aumentar nuestros disfrutes por medio de una mejor distribución del trabajo, produciendo cada país aquellos artículos que, debido a su clima, su situación y demás ventajas naturales y artificiales, le son propios, o intercambiándolos por los productos en otros países, como aumentarlos mediante un alza en la tasa de utilidades. He tratado de demostrar, a través de toda esta obra, que la tasa de utilidades no podrá ser incrementada a menos que sean reducidos los salarios, y que no puede existir una baja permanente de salarios sino a consecuencia de la baja del precio de los productos necesarios en que los salarios se gastan” (David Ricardo, Principios de economía y tributación, Fondo de Cultura Económica, México, 1959, p. 101). También Marx aprueba la derogación de las corn laws: “Los obreros ingleses han hecho sentir a los librecambistas que no se dejan seducir por sus ilusiones y mentiras. Y si, a pesar de eso, se han prestado a aliarse con ellos en contra de los terratenientes fue, simplemente, para acabar con los últimos restos del feudalismo y no tener frente a sí más que a un solo enemigo” (Discurso sobre el problema del librecambio, Bruselas, enero de 1848).

En resumen, si el liberalismo nace con la derogación de las corn laws, entonces el liberalismo es casi una creación tan argentina como el dulce de leche o el colectivo. ¿Qué decir? ¿Cómo el mundo nos pide modestia? Hicimos posible el liberalismo. Sí, Dios es argentino. Porque Dios, qué duda cabe, es liberal. Y la tierra del trigo generoso, el país que posibilitó aniquilar las corn laws fue la Argentina de la abundancia fácil. Y nuestra oligarquía terrateniente, centrada en su economía de monocultivo, en su economía de productos primarios, les vendió cereales a bajo precio a los industriales británicos, quienes, para ello, derribaron las leyes proteccionistas y abrieron las puertas del liberalismo para que entraran triunfalmente por ellas los ganados y las mieses que cantó Lugones. Algo salió mal. Para nosotros, claro. Los ingleses se dedicaron a la industria. Alimentaron a su proletariado y fabricaron máquinas y máquinas herramientas. Y cierto día, a fines de la década del ’20 del siglo (también) veinte, los términos de intercambio aniquilaron el valor de las mieses y la tierra fértil, los campos generosos del país de la abundancia fácil no sirvieron para mucho. Y nosotros, que inventamos el liberalismo, fuimos sus víctimas.

¿Por qué? Porque nos dejamos envolver por “el carácter hipócrita común a todos los sermones liberales” (Marx, ob. cit.). Porque no fuimos proteccionistas, lo que nos habría permitido ser industriales y no hundirnos no bien se hundieron los valores de las industrias primarias, ligadas a la tierra, al pasado, al feudalismo. Pero la oligarquía terrateniente era una clase ociosa, y hacer un país industrial requiere laboriosidad y coraje. “El sistema proteccionista (decía Marx) es el medio para crear en un pueblo la gran industria (...) Por eso vemos que en aquellos países en que la burguesía empieza a imponerse como clase, en Alemania, por ejemplo, hace grandes esfuerzos por implantar aranceles protectores” (Marx, ob. cit.). Pero ese proyecto es el de la unidad alemana y se corona con Bismarck a su frente. Aquí sólo estaba nuestra dispendiosa oligarquía agraria. La misma que la buena maestra de ese señor de la Sociedad Rural le dijo que había hecho el país. No le dijo cómo. Porque tal como lo hizo, ni con Dios se hacía bien.
Link a la nota:
http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/contratapa/13-127008-2009-06-21.html



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Biografía de un libro maldito


En julio de 1959, Olympia Press publicaba El almuerzo desnudo, de William Burroughs. Cincuenta años después, el biógrafo de la Generación Beat, James Campbell, cuenta la historia detrás de la escritura de esta novela, una "sátira salvaje" a diferentes formas de control: desde la censura sexual hasta la difusión global de las drogas.

Por: James Campbell

WILLIAM BURROUGHS, Una poderosa fuente de inspiración durante la escritura de “El almuerzo desnudo” fue el auto odio del escritor.

La biografía de un libro es un género literario que aún no se desarrolló, y pocos libros tuvieron una génesis tan poco común como El almuerzo desnudo de William Burroughs. Hasta su nombre está en cuestión: ¿es El almuerzo desnudo de William Burroughs o Almuerzo desnudo de William S. Burroughs? . (La primera opción es la de la versión parisina original y la que le siguió, de la edición británica. Cuando el libro salió en los Estados Unidos, en 1962, el artículo se eliminó y se agregó la inicial en medio del nombre del autor en alusión al nombre familiar ancestral, Seward.)

El almuerzo desnudo se publicó por primera vez en la editorial Olympia Press en julio de 1959. Los lectores que lo abordaron en los últimos cincuenta años lo encontraron gracioso, profético, repugnante –una famosa reseña de 1963 del Suplemento Literario del Times se titulaba "Puaj..."–, difícil de entender y de una creatividad asombrosa. Cada nueva lectura va reforzando esas reacciones. Hace poco volví a leerlo y las partes sexuales me escandalizaron menos que antes porque ya sabía lo que venía ("La deja atada en la plataforma sobre pilas de condones usados mientras acomoda la cuerda"), pese a lo cual seguí inclinándome por una lectura muy rápida. La elasticidad del lenguaje de Burroughs y el alcance de su imaginación me parecieron más impresionantes que nunca. Hasta en el comienzo y el final, cuando relata las excentricidades del adicto criminal William Lee (el alter ego de Burroughs), las figuras retóricas son virtuosas, desde la mecánica de una inyección ("Encontré una vena de inmediato. Una columna de sangre subió por la jeringa en un instante, tangible como una cuerda roja"), hasta el escape fantasmagórico de la adicción: "En el taxi me di cuenta de lo que había pasado (...) Me habían obstruido del espacio y el tiempo como el culo de una anguila se obstruye cuando ésta deja de comer camino a los sargazos".

En casi todas las páginas, cuando la escena se desintegra como una pintura cubista, hay líneas que ayudan al lector: "Como decía antes de que una de mis múltiples personalidades me interrumpiera de forma tan grosera..." Aparece todo tipo de números de vaudeville, entre ellos babuinos homosexuales con "vestiditos azules infantiles" que cantan "Soy el más débil de los babuinos". Conocemos a Doc Scranton, que tiene "un ano prolapsado y cuando quiere que se lo cojan te pasa el culo en un metro de intestino". Buena parte del Almuerzo desnudo es tan bizarra que no se puede más que reír –como se busca que lo hagamos–, pero si el efecto de la lectura es tan fuerte como para exigir atención médica, hay que asegurarse de evitar al Dr. Benway, que opera con un recipiente de ventosas que lava "en la taza del inodoro". Cuando muere un paciente –"cosa de todos los días"–, Benway hace una pausa, lo que sólo le sirve para descubrir que "algún drogadicto de mierda cortó mi cocaína con polvo para limpiar inodoros. ¡Enfermera!"

El almuerzo desnudo es una sátira salvaje al "control" en diversas formas, desde la censura sexual hasta el anticomunismo maccarthista y la difusión mundial de las drogas. Hace cincuenta años Burroughs creó Islam Inc., que se origina en la Cámara de Comercio de la Meca, un grupo fundamentalista que envía "mártires nacionalistas con granadas en el culo" a mezclarse con los musulmanes comunes para "de pronto explotar y causar muchas muertes". Parte de la acción transcurre en Freeland, una estéril utopía escandinava donde se eliminan las urgencias del instinto y el hambre. Los científicos trabajan para aislar el "virus humano". Cuando por fin lo logran, puede perfeccionarse el homo sapiens y ponerse fin a la caótica vida anterior. Freeland es un estado policial ideal donde "no hace falta policía" porque todos los ciudadanos se vigilan constantemente entre sí.

La composición del Almuerzo desnudo tiene sus orígenes en lo que Burroughs llamaba "rutinas", esbozos surrealistas que estaban incluidos en cartas a Allen Ginsberg. A medida que las páginas –algunas pisoteadas– se apilaban en el suelo alrededor de su escritorio, Burroughs iba viendo el surgimiento de un libro. "Un horrendo caos de notas manuscritas para ordenar", le dijo a Ginsberg, "además de todas esas cartas para revisar".

Hasta el autor de Aullido, al que entonces se juzgaba por obscenidad en California, quedó asombrado por el extremismo de algunas rutinas. "No veo por qué tendrían que incomodarte", le contestó Burroughs. "Estoy impresionado por mi actitud razonable."

El biógrafo del Almuerzo desnudo debe comenzar por la premisa de que es una novela epistolar de un escritor perteneciente a una distinguida familia estadounidense (el abuelo del autor inventó la Máquina de Sumar Burroughs) que llevó una vida de ocio, viajes al exterior y romance. El ocio adoptó la forma de una paralizadora adicción a las drogas –Burroughs dijo una vez que podía mirarse la punta de los zapatos durante ocho horas seguidas–, mientras que el motivo de los viajes fue la evasión de la ley y el romance fue en su mayor parte sexo pagado con "chicos" en lugares exóticos. Otra poderosa fuente de inspiración era el auto-odio. Había dos Burroughs, y ambos sentían un fuerte odio por el otro. En una carta a Ginsberg sobre el tema de una "resolución de mi rareza" –una cuestión que también atormentaba al destinatario–, describía un sueño en el que le presentaban a "mi yo no raro". El Burroughs N° 1 entraba a una habitación y veía que el Burroughs N° 2 "me miraba con odio. Entonces dije: 'Por lo que parece, no soy precisamente bienvenido.'" Su réplica gritó: "¡Te odio!" Tenía buenos motivos para ello, agregó Burroughs. Más adelante bautizaría a ese intruso con el nombre de "el Espíritu Feo".

En los últimos años se describió a la generación beatnik como una banda itinerante de juglares literarios, pero sus logros son inseparables de la muerte y de la locura que acosó a sus principales miembros ("Vi las mentes más brillantes de mi generación destruidas por la locura...") Kerouac, Ginsberg y Burroughs habían estado presos e internados en instituciones psiquiátricas antes de cumplir los treinta años. En 1951, cuando vivía en Ciudad de México, adonde se había trasladado para evitar que lo acusaran por consumo de drogas, Burroughs mató a su mujer, Joan, de un tiro en la cabeza mientras jugaban a Guillermo Tell. Luego de dos semanas de detención, y con la ayuda de sobornos pagados con las ganancias de la Máquina de Sumar, recuperó la libertad, tras lo cual reanudó su vida de adicto fugitivo, primero volvió a Nueva York y luego viajó a América Central en busca de drogas alucinógenas vegetales, para después instalarse en Tánger, Marruecos. El Espíritu Feo se mudó con él. Durante un tiempo su compañero regular fue un adolescente llamado Kiki. Cuando Burroughs se fue de Tánger por un tiempo en 1957, Kiki se enredó con un cantante cubano que lo mató cuando lo encontró en la cama con una mujer. Burroughs dio a la noticia tres frases sobre el final de una carta a Ginsberg en la que hablaba sobre todo de la organización del Almuerzo Desnudo.

La experiencia de las drogas es central en el libro y en su conformación. Burroughs escribía bajo la influencia de drogas y mientras celebraba su última y efímera "cura". Era difícil conseguir heroína en Tánger, de modo que usaba Eukodol, un medicamento legal a base de morfina. En El almuerzo desnudo no hay una glorificación del consumo de drogas, excepto en la gloria de la escritura de Burroughs. La parte de "carne negra" de la novela empieza con un diálogo entre dos adictos:

El Marinero se inclinó hacia delante y puso un dedo en el brazo del chico del lado interno del codo. Habló con su murmullo de adicto.
"¡Con esas venas, querido, yo la pasaría muy bien!" Se rio con una negra risa de insecto que parecía servir a alguna oscura función u orientación como el chillido de los murciélagos.
El Marinero se rio tres veces. Dejó de reír y se quedó inmóvil escuchando su interior. Había encontrado la frecuencia silenciosa de la droga.

A fines de la década de 1950, ningún editor de Nueva York o Londres se habría dignado mirar dos veces El almuerzo desnudo. En París, en cambio, estaba Maurice Girodias, propietario de Olympia Press. Se caracterizó a Girodias como un tramposo y un pornógrafo sin gusto literario, pero sus antecedentes son más que elocuentes: la primera publicación de Lolita de Vladimir Nabokov; Watt, de Samuel Beckett, seguida de la Trilogía (Molloy, Malone muere, El innombrable); luego The Ginger Man; las primeras traducciones al inglés de Jean Genet y Guillaime Apollinaire, y mucho más. También publicó There's a Whip in My Valise, de Greta X, y With Open Mouth, de Marcus Van Heller (en la vida real un empleado público inglés que sigue viviendo en Chiswick), así como textos eróticos firmados con seudónimo de Alexander Trocchi (como "Carmencita de las Lunas"), el poeta Christopher Logue ("Conde Palmiro Vicarion") y John Coleman, que sería luego crítico de cine del New Statesman.

En 1957, Girodias rechazó una versión del Almuerzo desnudo que le llevó Ginsberg. Dos años después, sin embargo, luego de enterarse de que una revista de Chicago había generado un escándalo al publicar partes de la novela, al dandy parisino se le despertaron los instintos. Nada le gustaba tanto a Girodias como un libro prohibido. Contactó al autor, aceptó un nuevo manuscrito (la leyenda de que los capítulos del Almuerzo desnudo se ordenaron al azar no es algo que corrobore la excelente edición de Oliver Harris de las cartas de Burroughs) y para fines de julio el libro estaba a la venta, por lo menos en las pocas librerías dispuestas a aceptar la producción de Olympia Press. En lo que constituyó algo poco común en un libro de Olympia, tenía una atractiva portada que había diseñado el propio Burroughs. Su ubicación oficial en el catálogo de Olympia es el Nº 76 de la Serie Traveller's Companion y se encuentra entre Zazie dans le metro, de Raymond Queneau, y El libro negro de Lawrence Durrell. Olympia publicó otras dos novelas de Burroughs, The Ticket That Exploded y The Soft Machine, así como también The American Express, la única novela del poeta beatnik Gregory Corso.

Los extraños tiempos del Almuerzo desnudo no habían terminado. En 1962, el libro se convirtió en el tema central de un caso de obscenidad en Boston que allanó el camino para su aceptación masiva en los Estados Unidos. Burroughs no asistió al juicio, en el que Norman Mailer lo describió como "el único novelista estadounidense vivo del que puede pensarse que está poseído por el genio", descripción que no parece tan descabellada como en ese entonces si se tienen en cuenta las connotaciones demoníacas de la posesión. A esa altura Burroghs había renunciado a todo el trabajo que había hecho y buscaba "un punto en que mi escritura tenga el peligro, la urgencia y la inmediatez de la lidia de toros". Le dijo a Ginsberg que no podría entender el nuevo método "hasta que tengas el entrenamiento necesario".

Como siempre, había que prestar atención a una adicción a la droga. A pesar de los reiterados intentos de "expulsar al chino", Burroughs siguió siendo un adicto. No mucho después de la publicación del Almuerzo desnudo lo detuvieron en el Hotel Rachou –conocido luego como el Beat Hotel– y lo llevaron a una dependencia policial de París donde le tomaron las huellas digitales y lo fotografiaron. "Cuando fueron a revelar la foto", le contó a Ginsberg, "no había nada". Fue un logro: la desintegración del Burroughs Nº 2, el yo rebosante de odio, el Espíritu Feo.

En cuanto a Girodias, a pesar de su audaz instinto literario, era en realidad un estafador y más adelante admitió que había engañado a Burroughs y se había quedado con ingresos producto de la venta de derechos en el exterior. El nieto del inventor de la Máquina de Sumar Burroughs hizo cuentas: Girodias lo había rescatado de una vida de abandono y había lanzado su carrera literaria. ¿Qué son unos miles de dólares en comparación con eso? "¿Quién más habría publicado El almuerzo desnudo? le preguntó a Ginsberg. El editor dio muestras de arrepentimiento y Burroughs –el espíritu bueno– lo perdonó.


(c) The Guardian y Clarín
Traduccion de Joaquin Ibarburu




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Praga te maldecirá
Por Juan Forn

Praga le dio todo a Gustav Meyer, y después se lo quitó. Lo recibió con los brazos abiertos cuando Meyer llegó en su adolescencia a la ciudad, acompañando a su madre actriz (el padre era un ministro de la corte de Württenberg que jamás lo reconoció). Cuando la madre se unió a una compañía teatral que partía de gira a Rusia, el quinceañero quedó solo en Praga, pero se las arregló para concluir su bachillerato y la carrera de economía con notas brillantes y especializarse en comercio internacional. A los veintitrés años tenía el mundo a su disposición, pero una pena de amor lo llevó al borde del suicidio. En el preciso momento en que estaba por dispararse un tiro en el pecho, manos anónimas pasaron bajo su puerta un folleto espiritista titulado La vida que vendrá, y su existencia dio un drástico viraje. Dos años después, era uno de los banqueros más exitosos de Praga y un experto en las prácticas mediúmnicas que le causarían la ruina.
Los intereses esotéricos de Meyer abarcaban desde el yoga a la telepatía, las experiencias con alucinógenos y la teletransportación. Comía sólo legumbres y granos, no se permitía dormir más que tres horas por noche, era capaz de permanecer mucho más tiempo en dolorosas posturas asana que, según él, lo cargaban de energía. Sus prácticas espirituales no le impidieron destacarse como deportista (era un maestro en esgrima y tiro y representó a su país como remero, además de ser el primer propietario de un vehículo en Praga). Para demostrar sus dotes de videncia convocó una noche en su casa a un grupo selecto de amigos financistas, bebió delante de ellos un preparado de hachís (¡treinta gramos disueltos en un tazón de café negro!) y predijo el precio que alcanzarían en la Bolsa las acciones de una docena de empresas. En opinión unánime de todos aquellos expertos, el pronóstico era descabellado. Pero, al cerrar la Bolsa la jornada siguiente, Meyer había acertado en once de sus doce anuncios.
La historia se propagó como un mal olor por la ciudad; la comunidad biempensante exigió escandalizada que se lo arrestara por estafador. Meyer fue juzgado, la corte lo encontró inocente de estafa pero no de ofender el honor de sus colegas de la banca. En los días que duró el juicio, el Banco Meyer & Morgenstern quebró y Meyer quedó en la ruina. Cuando Kafka y Max Brod lo conocieron, en 1901, era un paria que recorría los cafés praguenses retando a duelo a sus enemigos: ilustres juristas, funcionarios públicos y ex colegas de la banca que, con la excusa de que Meyer era bastardo, lograban esquivar el desafío (y la muerte segura, porque Meyer era un espadachín sin par).
Por intermedio de Max Brod, Meyer encontró por fin cómo dar pelea a aquella sociedad que lo había ofendido y humillado. Brod le sugirió poner por escrito los tremendos relatos con los que Meyrink aterrorizaba a los borrachos del Café Continental y enviarlos a la revista satírica alemana Simplizissimus, que comenzó a publicar de inmediato esos retratos vitriólicos de las bajezas del mundo praguense. Meyer adoptó el seudónimo Gustav Meyrink (para simbolizar que hasta su buen nombre le había quitado Praga) y así fue como lo conocieron Thomas Mann, Karl Kraus, Rilke, Strindberg y Hamsun (cuyas firmas acompañaban la de Meyrink en la revista). Lo que le pagaban por sus cuentos no alcanzaba ni para un cuarto de pensión, pero los admiradores alemanes de Meyrink le consiguieron un pasaporte de salida de Praga: la editorial Fischer le habilitaba un departamentito en su sede de Viena a cambio de que tradujera para ellos, a jornada completa, las novelas de Dickens. Meyrink aceptó sin dudar la oferta (en los años siguientes llegaría a odiar a su adorado Dickens) y dejó Praga agitando un puño contra ella: “¡No he terminado contigo!”, le aseguró.
Diez años después, en 1915, llegó a manos de Kafka, a través de Max Brod, una novela llamada El Gólem. Kafka la leyó en una noche, aterrado, fascinado, literalmente abducido por el retrato de la vieja Praga, en particular del ghetto judío. Meyrink se tomaba venganza de la ciudad, la condenaba al terror y la retrataba despiadadamente en su más abyecto terror. Pero también había depositado en el libro todos sus conocimientos y creencias sobre la Cábala y la alquimia (es decir: la palabra y la capacidad de transformar el plomo en oro, lo inanimado en vida, tal como hace el viejo rabino Löew de Praga cuando da vida al Gólem, esa enorme criatura hecha de barro, introduciéndole en la boca un papelito llamado shem, donde está escrito el nombre impronunciable de Dios).
Imaginemos por un instante la escena: mientras afuera retumba la Gran Guerra, Kafka en su dormitorio devora a lo largo de una noche esa novela que exhumaba y entretejía todos los secretos y todas las miserias de Praga. Imposible imaginar un lector mejor, más idóneo, más perfecto que Kafka para El Gólem. Si Meyrink tuvo algún poder mediúmnico, alquímico, cabalístico, fue el que le permitió ganarse ese lector para su libro. Nunca sabremos lo que Kafka leyó en El Gólem, salvo que fue infinitamente más que lo que podremos leer en ese libro el resto de los mortales por los siglos de los siglos.
Sin embargo, por morir en 1924, Kafka se perdió el último acto del duelo implacable entre Praga y Meyrink: a principios del año 1932, cuando Meyrink y su familia vivían en un chalet en las montañas de Montreux, en Suiza, el único hijo varón del escritor, la luz de sus ojos, un muchacho “que brillaba por su inteligencia, su gusto artístico, sus cualidades deportivas y su benévola naturaleza”, sufrió un terrible accidente mientras esquiaba que lo dejó confinado de por vida a una silla de ruedas. No soportó mucho tiempo. Una mañana descubrieron que se había arrastrado desde la cama hasta el bosque que había frente a la residencia de los Meyrink y allí se había cortado las venas. La misma horrible muerte que sufría el vivaz estudiante Charousek en El Gólem. Meyrink no supo asimilar el golpe. Poco después, el 4 de diciembre de 1932, dio las buenas noches a toda su familia, se retiró a su dormitorio, se sentó en una silla, con el torso desnudo, “frente a una ventana abierta que apuntaba al Levante” y permaneció así “hasta que sus ojos vidriosos se posaron para siempre en la única estrella que seguía brillando en el cielo cuando amaneció”. Pasó el nazismo, pasó la guerra y luego el comunismo por Praga. Recién en 1989 se publicó por primera vez El Gólem en checo: habían transcurrido exactamente cien años desde el día en que Gustav Meyer, luego Meyrink, fue acusado, juzgado, arruinado y maldecido por Praga.

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El GOLEM
Jorge Luis Borges

Si (como el griego afirma en el Cratilo)
El nombre es arquetipo de la cosa,
En las letras de rosa está la rosa
Y todo el Nilo en la palabra Nilo.

Y, hecho de consonantes y vocales,
Habrá un terrible Nombre, que la esencia
Cifre de Dios y que la Omnipotencia
Guarde en letras y sílabas cabales.

Adán y las estrellas lo supieron
En el Jardín. La herrumbre del pecado
(Dicen los cabalistas) lo ha borrado
Y las generaciones lo perdieron.

Los artificios y el candor del hombre
No tienen fin. Sabemos que hubo un día
En que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
En las vigilias de la judería.

No a la manera de otras que una vaga
Sombra insinúan en la vaga historia,
Aún está verde y viva la memoria
De Judá León, que era rabino en Praga.

Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
Y al fin pronunció el Nombre que es la Clave.

La Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
Sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
De las Letras, del Tiempo y del Espacio.

El simulacro alzó los soñolientos
Párpados y vio formas y colores
Que no entendió, perdidos en rumores
Y ensayó temerosos movimientos.

Gradualmente se vio (como nosotros)
Aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.


(El cabalista que ofició de numen
A la vasta criatura apodó Golem;
Estas verdades las refiere Scholem
En un docto lugar de su volumen.)

El rabí le explicaba el universo
"Esto es mi pie; esto el tuyo; esto la soga."
Y logró, al cabo de años, que el perverso
Barriera bien o mal la sinagoga.

Tal vez hubo un error en la grafía
O en la articulación del Sacro Nombre;
A pesar de tan alta hechicería,
No aprendió a hablar el aprendiz de hombre,

Sus ojos, menos de hombre que de perro
Y harto menos de perro que de cosa,
Seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.

Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
Ya que a su paso el gato del rabino
Se escondía. (Ese gato no está en Scholem
Pero, a través del tiempo, lo adivino.)

Elevando a su Dios manos filiales,
Las devociones de su Dios copiaba
O, estúpido y sonriente, se ahuecaba
En cóncavas zalemas orientales.

El rabí lo miraba con ternura
Y con algún horror. ¿Cómo (se dijo)
Pude engendrar este penoso hijo
Y la inacción dejé, que es la cordura?

¿Por qué di en agregar a la infinita
Serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
Madeja que en lo eterno se devana,
Di otra causa, otro efecto y otra cuita?

En la hora de angustia y de luz vaga,
En su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?




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La No-literatura de Macedonio Fernández

Macedonio Fernández poeta, novelista y filosofo sobre el que ya hemos comentado algo acerca de su peculiar filosofía, también elaboró una extensa, variada y original obra literaria, la cual por su misma índole -extremadamente digresiva- impide cualquier presentación que pretenda ser a la vez breve y coherente. De modo que, desde ya, le aclaramos al lector de CasiNada, que todo lo que sigue no es otra cosa que una invitación a la lectura directa del genial Macedonio... (1)

LA REALIDAD COMO ARTE

Toda la obra literaria de MF esta guiada y/o atravesada por su peculiar visión del cosmos como "conciencia" y "ensueño". Macedonio rechazaba la concepción cientificista del mundo; Rechazaba la pretensión -que consideraba absurda- de que unas explicaciones causales y unas reglas de estructura podrían dar cuenta del misterio de la vida. Se rebelaba abiertamente contra la tendencia racionalizante del pensar, y contra sus reflejos en el arte. No aceptaba la concepción de la obra literaria como "ficción", y por el contrario bregaba por una concepción de la vida en que literatura y realidad no fuesen antagónicas ni siquiera distintas.

MF busco una cosmovisión místico/poética del mundo, como se observa claramente en su obra y como el mismo lo dice en sus declaraciones de principio filosóficas:

"no nos preguntamos que inteligibilidad explica, sino que poesía justifica los hechos...".


SÍMBOLOS EN LA REALIDAD ORDINARIA

Un ejemplo -entre muchos- de esa búsqueda de lo poético en los hechos, lo constituyen sus "símbolos". Los símbolos eran pequeñas instantáneas de la vida, en las que podía vislumbrarse "algo mas" que la simple realidad ordinaria; Veamos uno:

"Busto del padre inclinado sobre el plato de sopa, sorbido sin dirigir palabra, sin levantar la cabeza hasta terminar..."

A esta descripción MF la llamo "símbolo del dolor y la preocupación terrenal". Otro de sus famosos símbolos es el de la madre, al que llamo "símbolo de la inocencia mística de vivir":

"Madre que en el umbral de su casita campesina mirando y esperando
la llegada de los hijos a la hora de la cena corta el grueso pan
apoyándolo sobre su vientre, en el que ya les diera su primer
alimento. Madre siempre mismísima; aceptando destino
misterioso. ¿Por que? ¿Por que?"

UNA OBRA SIN CONTORNOS

Consecuente con su percepción de la vida y las cosas, MF en su escritura no solo se apartó deliberadamente de lo "verosímil" -a lo cual consideraba una visión degradada de la realidad- sino que adelantándose a ciertas experiencias literarias posteriores de autores mas reconocidos, puso de manifiesto en sus obras al acto creador mismo. La operación mental -y hasta física- de escribir esta desplegada y puesta en escena en la mayoría de sus obras.

La obra de arte autentica, según Macedonio, no es un objeto, no es un producto, sino que es un dinamismo que no comienza ni se fija en ninguna parte; De ahí el estilo sumamente digresivo de todos sus textos, de ahí también el carácter inconcluso de muchos, así como el planteo hipotético de los temas, y en definitiva la aparente arbitrariedad que atraviesa casi todo lo que escribió. Consciente de las dificultades que esperan a sus lectores, declara:

"Seria un fracaso que el lector leyera claramente cuando mi intento artístico va a que el lector se contagie de un estado de confusión".

CUENTOS INTERRUPTUS Y NOVELAS QUE NO SON NOVELAS

Los cuentos y novelas de Macedonio son imposibles de describir y comentar, justamente por lo que decíamos antes, pues no son objetos, no son construcciones terminadas según unas reglas convencionales. Aun en los casos en que sus escritos cuentan una historia, rompen dicha historia, y/o la abandonan la mayoría de las veces.

Las intrigas son interrumpidas casi siempre en favor de unas reflexiones u otras intervenciones, algunas profundas, otras bromistas, a veces pertinentes y otras veces totalmente caprichosas. Macedonio escandaliza permanentemente al lector y a la vez lo subyuga; Pero además establece un dialogo directo con él, contándole a cada momento sus criterios para escribir lo que escribe e imaginando sus respuestas: "¿qué has dicho lector?...me pareció oírte..."

Baste un solo ejemplo, para ilustrar esta suerte de juego -que puede ser exasperante para quien quiera una intriga al modo aristotélico, con comienzo, desarrollo y fin- al que MF invita a sus lectores:

En un relato llamado "Novela que comienza", sugiere una intriga y luego -a vuelta de página- no solo no continua su desarrollo (lo cual hasta cierto punto lo hacia suponer el titulo mismo del relato), sino que concluye con un insólito chiste:


"Menos suerte tuvo mi 'Novela impedida', que no pudo empezar porque naciole un impedimento canónico no dirimible: uno de los personajes resulto hermana del autor, y las nupcias de este y aquella ya entreveíanse en la trama... etc., etc."

EL ARTE COMO METAFÍSICA

La originalidad de Macedonio no es una consigna de vanguardia -hoy cada vez mas parecidas a consignas de marketing- pues el planteo que subyace a su excentricidad es profundo se lo acepte o no. La comparación con otros artistas contemporáneos suyos, -lo que inevitablemente tiene algo de arbitrario e injusto- muestra afinidades y diferencias, pero sin duda muestra un Macedonio lucido y absolutamente personal en su concepción del arte.

En las primeras décadas de este siglo XX, mientras en Francia se inauguraba una nueva concepción del arte y la vida, yuxtaponiendo un paraguas y una maquina de coser sobre una mesa de disección...; MF, solo y a su manera, subvertía el arte de narrar historias basándose en su particular metafísica: Para él no había realmente diferencia de "ser", entre el personaje de novelas y el autor de esa mismas novelas, ni entre ellos y cualquier otro ser.

La diferencia entre persona humana y personaje de ficción, esta borrada de su concepción de la vida y del mundo y por lo tanto también de su literatura; De esa postura se deriva gran parte de la originalidad (una suerte de vanguardismo no programático ni querido) de sus novelas y cuentos. Al escribir MF tenia el propósito declarado de ofrecer un lugar donde vivir y un territorio donde actuar, a los seres de sus ensueños; Y así ofrecerles -a sus personajes- una "región o morada digna de la sutilidad de su ser y de la exquisitez de sus aspiraciones". Y además tuvo la audacia de confundirse con ellos en un solo continuo donde se halla suprimida la distinción de sueño y vigilia. MF no concebía a la literatura como algo reducido al dominio del símbolo...

No hay, en la concepción macedoniana, un espacio de la metáfora distinto del de la materia o del espacio ordinario, porque para él uno y otro son sueños... Para él los personajes de la obra literaria viven... Y viven en un sentido estricto, es decir, tienen el mismo status ontológico que su autor y que sus lectores.

NOVELAS A DOS POR UNA

Las dos novelas principales de MF, fueron concebidas en forma correlativa -las escribió juntas y debían publicarse juntas y venderse ambas a un solo precio-. Las llamo "Adriana Buenos Aires" subtitulada como "ultima novela mala" y "Novela de la eterna" a la que subtítulo "primera novela buena".

En el prologo conjunto a ambas, MF las llama a veces "mis mellizas", y otras veces habla de ellas como si fueran una sola. Previendo las reacciones que podrían suscitar esas novelas llenas de cortes transversales, en las que se rompe constantemente el desarrollo lineal y temporal de la acción, advertía: "será la novela que más veces habrá sido arrojada con violencia al piso y otras tantas recogida con avidez".

También, con un humor desconcertante, declara que como las escribía ambas simultáneamente y a veces se le mezclaban las hojas -escribía en hojas sueltas- no puede asegurar que en la versión final no se hayan incluido fragmentos de una en la otra y viceversa... Como puede verse MF era un escritor que se divertía.

ARTE-ESQUEMA Y POEMAS

Entre las muchas cosas que escribió MF, son especialmente interesantes por su estilo, sus "esquemas".

Estos eran pequeñas piezas que estaban destinadas a ser continuadas por otro -o varios- escritores, eran esbozos de obras, consistían en el planteo de un tema o bien en el trazado de un ambiente o la formulación de una idea, y debían funcionar como líneas directrices para ser desarrolladas libremente por quien quisiera hacerlo.

La idea es notable en si misma, pero además MF demostró que tenia un tipo de talento especial para la "concepción" de un asunto, independientemente del desarrollo que luego pudiera dársele. A uno de esos esquemas lo llamó "La Santa Cleptomanía" y lo subtituló "La no-novela"; Se trata de tres capítulos breves, de los cuales citaremos el segundo que es el mas corto

"Segundo capitulo: La estéril y sus polluelos.
La pasión del Nido. (Yo también la tengo: llegar con
muchos paquetes a casa -hogar, esposa, hijos- y nada
más del mundo. Y un techo para todos)
La pasión del nido o de los polluelos. Mi techo de
polluelos.
Mujer santa y cleptómana con locura de Nido."

Como MF, no escribió para los críticos, pudo ser simple y hasta convencional cuando así lo quiso, y apartarse de cualquier norma cuando le vino en gana; El contraste entre ambas actitudes se ve particularmente en algunas de sus poesías:

"Mas allá de ti, Muerte, fuimos con Ella.
Vueltos de la Muerte vivimos. Y yo ahora
solo..."

O también:

"Amor se fue; mientras duro a todo hizo placer.
Cuando se fue nada dejo que no doliera."

Y por otra parte:

"Fantasmas de la siesta, exaltación de la vigilia de la presentación-natura; que hace dentro a los Ojos sombras de reverberación; fantasmas de palidecimientos de la fulgencia verticante; fantasmas de pie, cabeceando, oscilando, enhiestos..."

Existen textos de Macedonio Fernández fechados entre 1908 y 1950, a lo largo de esas décadas produjo una obra singular, pero fue muy poco lo que publico en vida. Después de su muerte, fue la admiración y el cariño que le profeso J. L. Borges, los que sacaron a MF del anonimato y lo que llevo a muchos intelectuales a reparar en su obra; Aún así, MF sigue siendo prácticamente desconocido en su país y en el mundo de habla hispana. Estamos convencidos de que de haber sido Francés, Inglés o Norteamericano, MF se estaría estudiando en las universidades e institutos de letras de todo el mundo. Probablemente al propio Macedonio la idea le hubiera hecho reír, pues ni siquiera le intereso el publico local y de no haber sido por sus amigos no habría publicado nada. Es que en su mundo de ensueño no había una diferencia radical entre pensar, escribir, vivir y soñar...
Hace varios años una editorial argentina publico sus obras completas, hoy esa editorial ha desaparecido; Lo que demuestra los riesgos que corren quienes apuestan a la cultura en un país empobrecido económica e intelectualmente.

Gracias a la revista CasiNada por haber propiciado esta exhumación de MF, para el público de habla hispana.

Maximo Lameiro

NOTAS :
1. Eso si el lector tiene la suerte de encontrar algo publicado. Pues Macedonio publicó poco en vida y luego fue olvidado hasta hoy. Hace algunos años una editorial argentina publicó su obra completa, y luego la editorial desapareció...Así son las cosas, para el que arriesga en publicar autores no comerciales en una país empobrecido económica e intelectualmente.

Localización original de este documento: http://usuarios.iponet.es/casinada/27maced1.htm
Casi Nada - WebMagazine- Indice septiembre 1998 - Indice General Temático - Páginas Centrales




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Sábado 7 de julio de 2007
Tratado de la delincuencia - Fragmento - (Roberto Arlt)
S
. M. La coima

Dos señores, que no conozco, y que son muy amables, al punto de llenar dos carillas a máquina, me escriben, entre otras cosas, lo siguiente:
Arlt, nuestra patria, o mejor dicho nuestros gobiernos, son de aquellos que borran con el codo lo que escriben con la mano. No se ría. Si usted comenzara a analizar todas las reglamentaciones y leyes que no se cumplen, tendría para llenar EL MUNDO, y si no veamos:

Se infringe el completo en los ómnibus y tranvías
a) El subir y el bajar de estos mismos coches en movimiento.
b) La venta de bebidas alcohólicas, desde las 24 del sábado al domingo.
c) Cierre de almacenes en los días de domingo.
d) Higiene en los conventillos.
e) Inmoralidad callejera.
f) Las quinielas, que le dan buenas ganancias a los comisarios.
g) Clandestinos de carreras.
h) La venta de billetes de lotería a su precio marcado, i) Venta de cianuro, j) Ordenanzas de tráfico, k) Mendicidad en las calles.
l) Los precios en las ferias francas, etc., etc., etc., etc., etc., etc…


La inutilidad de las leyes

Yo veo que de acuerdo a estos lectores son más las leyes que se infringen que las que se cumplen, lo cual le hace pensar a uno que las leyes han sido establecidas precisamente para eso, para que no se cumplan; lo cual viene a demostrar que éste es un país que cumple fielmente ese precepto de su Constitución, donde se asegura que es tierra de libertad par todos los hombres de buena voluntad.
Y yo creo que de esta buena voluntad se necesita mucha y muy robusta para recordar tantas leyes y para infringirlas a todas, y a las que no se infringen, quebrantarlas, y a las que no se quebrantan, violarlas, y a las que no se violan, se fuerzan, y a las que no se fuerzan ni se violan, se tuercen como medias de pobres, se adaptan como trajes de serie, quedando las pobres tan maltrechas, tan sin jugo, tan sin ley, que ya no son leyes, sino entuertos, y tienen tanto de derecho como la giba de un dromedario.

La coima

Es que estamos en el Imperio de la Coima, en el reinado del pichuleo, en el país de la granjería. Días pasados recibí la carta de un lector que firma Potito Mangianello; en recuerdo de aquel inefable Potito que anduvo mezclado en el lío de la Poey, Santiago y compañía.
Bueno; este señor Potito Mangianello me decía en la carta que los barrenderos municipales ganaban setecientos pesos mensuales, enviándome una lista de coimas organizadas, lista que uno de estos días reproduciré para asombro de las generaciones venideras y para actual orientación de estudiantes y otras gentes.
La coima; la coima es la polilla que roe el mecanismo de nuestra administración, la remora que detiene la marcha de la nave del estado (y esta vez es cierto el mito de la remora y la macana de la nave del estado); la coima es el aceite lustral con que cuanto bicho inspector y subinspector que vagabundea por ahí, lubrifica sus articulaciones y engorda su estómago; la coima es la madre de muchos bienestares, el alma de numerosas prosperidades, el ángel tutelar de los que venden aserrín por harina, achicoria por café, pan quemado por chocolate, mármol molido por azúcar; la coima es la diosa protectora de todos los tahúres que pululan en nuestra tierra, de todos los comisarios que entran flacos y salen gordos, de todos los magistrados que se taponan los oídos para no escuchar los alaridos de la justicia, ¿qué no es la coima, la enorme, la nutritiva coima?
Donde se clave la vista, allí está: invisible, segura, efectiva, certera. La coima es la que moviliza los escritos en un juzgado; la coima es la que arranca un certificado de buena conducta para un específico facineroso; la coima es la que le da ciudadanía de honestidad a un granuja cien veces más ladrón que el mal ladrón Gesta; la coima es la que ablanda y humaniza al inspector personudo, al abogado recio, al escribano melifluo, al oficial de justicia inexorable, al médico talentudo. La coima, invisible, penetrante, ardua e infalible, penetra por todas partes y compra al grande, al cogotudo y al severo como al pequeño, al modesto y al humilde que se conforma y transige con tal que le den para un café con leche.
Panaderos, lecheros, hueveros, mercaderes de aceite, de vino, de drogas, dueños de fábricas, de industrias, de millones, ministros, covachuelistas, embajadores, jueces, presidentes de cualquier cosa, escritores, periodistas, comisarios, no hay uno que resista la coima, no hay uno que no se doble a su amable presencia, que no se conturbe frente a su mocedad, que no se le rinda, después de una lucha más o menos larga. Y el que no coimea… deja coimear.

Por eso…

Por eso, cuando en su camita de hombre honesto, con los botines a la cabecera y las medias colgando de un travesaño de la silla, muere un hombre que manejó los caudales públicos y salió de las covachas administrativas tan ratón y tan pobre como entró, los magníficos furbos, los estupendos truhanes, los maravillosos sinvergüenzas, dicen, compungidamente:
Era un buen hombre, pero no sabía robar. Fue bien intencionado, pero no supo coimear.
Y es que las leyes, amigo lector que no coimeas (porque no puedes), es que las leyes se han hecho para eso: para dar de comer a innumerables y flacos pelafustanes, a indescriptibles y gordos tiburones. Si no se pudiera robar, ¿qué fin habría en hacer gobierno?

[El Mundo, 16 de enero de 1929]
Fuente : http://www.hernun.blogspot.com/



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Domingo, 4 de mayo de 2003
Maldito Mito

Osvaldo Lamborghini con Arturo Carrera en
su casa de Pringles


por Alan Pauls

Como pasó con Rosas o con Evita, aunque de manera menos pública y accidentada, los restos de Osvaldo Lamborghini acaban de ser repatriados. Éste es uno de los significados de Novelas y cuentos I (Sudamericana), la primera antología de Lamborghini que se publica en el país desde 1980, cuando Fogwill decidió incluir el magnífico “Poemas” en el catálogo de su editorial Tierra Baldía.

A fines de los años ‘80, cuando un primer Novelas y cuentos salió en España, bajo el sello Serbal, la lamborghinofilia porteña no supo bien qué pensar. Por un lado había euforia: la edición incluía un puñado de inéditos largamente esperados (Las hijas de Hegel, El Pibe Barulo, El Cloaca Iván) y reunía por primera vez en un solo volumen –¡y con tapa satinada!– lo que la comunidad lamborghinófila ya se había acostumbrado a leer, más bien a gastar, en las ediciones casi clandestinas de Chinatown (El fiord) y de Noé (Sebregondi retrocede), en revistas exquisitas pero extinguidas (Innombrable publicó “La causa justa”) o en fotocopias mugrientas (“Matinales”, “Neibis”). Por otro, un cierto malestar: ¿estaba bien sacar al maldito de su aguantadero y emparedarlo entre dos cartones suntuosos, oficializando con la dignidad burguesa del Libro, las injurias, la violencia, los fantasmas deformes que sus feligreses habían aprendido a gozar en subediciones estilo fanzine? Y ¿estaba bien que la responsable de ese inesperado ascenso social del monstruo fuera una editorial española?
Ya está. Entre la muerte de Lamborghini en 1985, en Barcelona, y esta rentrée póstuma, pasó casi todo lo que tenía que pasar. Hubo dos recopilaciones españolas (Novelas y cuentos y Tadeys) y un librito-objet d’art co-firmado por O.L. y Arturo Carrera (Palacio de los aplausos, publicado por Viterbo); hubo artículos, papers, tesis; hubo cierto “derrame” de lamborghinismo en regiones no literarias de la cultura argentina (el teatro de Ricardo Bartis, la lírica de Patricio Rey, el imaginario de Fito Páez); hubo un albacea genial (César Aira, que prologó los dos libros de Serbal, epiloga éste de Sudamericana y cada día perfecciona un poco más su papel de “doble limpio” del muerto) y un vigía con buena memoria (Germán García, que epilogó la edición original de El Fiord, y en 1986 publicó “La intriga de Osvaldo Lamborghini”, una severa semblanza del “populista oligárquico” con el que había roto relaciones en 1975), y ahora hasta hay en curso una biografía que parece dispuesta a contarlo todo (ver recuadro). “Ya está” quiere decir: Lamborghini el Maldito ya es un Maldito Mito.
Una vida errática y una muerte triste y lejana habían logrado hacer de él un misterio, eso, exactamente eso que un albacea fiel y un puñado de detractores “resuelven” tiroteándose con sus versiones contradictorias: los “modales aristocráticos” y la “severa cortesía” (Aira), la “mala fe” (Masotta) y el “cinismo” (García). Y merecer la contradicción de los otros –merecerla post mortem– es la manera más clásica de ser un mito.
¿A quién creerle? ¿A Aira, que ve en Lamborghini a un caballero gentil, un fundador, un artista de la perfección? ¿A García, que lo describe como un manipulador, un pequeñoburgués asustado, una víctima mimética de El Antiedipo? Lamborghini está muerto, muerto y editado acá, en la Argentina, donde todavía florecen muchas de las voces socio-psicóticas que aúllan en sus textos. ¿No es una buena razón para pasar del creer al leer? Yo, por mi parte, confieso que ambas versiones oficiales me inspiran lecturas levemente desviadas: la de Aira, que hace hincapié en la obra de Lamborghini, la leo en realidad como una variante peculiar del autorretrato (el autorretrato de Aira); la de García, que hace hincapié en su “vida” –o su “novela familiar”–, como una lectura particularmente perspicaz del dispositivo retórico de su “obra” (la obra de Lamborghini). Yo vi personalmente a Lamborghini una vez, una mañana, en una pequeña librería de la avenida Santa Fe, y lo que más recuerdo de ese encuentro es su mano blanda y húmeda. Es lo único que quedó de este lado de lo que Lamborghini era, es y acaso siga siendo: una literatura.

En Novelas y cuentos I reaparecen textos clásicos como El fiord, Sebregondi retrocede, Las hijas de Hegel, y los relatos “Matinales”, “Neibis”, “La mañana” y “Sonia (o el final)”. Es en los inéditos donde la edición de Aira se aparta de la de Serbal: en este caso han salido “La causa justa” y los dos relatos porno (El Pibe Barulo, El Cloaca Iván), probablemente relegados a un tomo ulterior, y ha entrado una serie de materiales fechados en los alrededores de 1982, cuando Lamborghini iba y venía entre Buenos Aires, Mar del Plata y Barcelona: dos textos breves de disparatada temática sindical (“El convenio colectivo” y “¡Escribir como cualquier cosa!”), la narración de un ardiente ménage-à-trois protagonizado por el personaje-enigma de Lamborghini, Juana Blanco (“M’hija”), una impresionante descripción de la vida en Barcelona o, para decirlo con sus propias palabras, del proceso de “evaporación del contexto” (“Naufragio”), y una prosa final (“Todo en la vida”) en la que Lamborghini se entrega de lleno a uno de sus máximos deleites: declinar las aventuras de una frase.

Un botín jugoso. Una vez más, gracias a la topología alucinatoria que hizo célebre a Lamborghini –la misma que fue capaz de implantar un fiordo en medio de una célula revolucionaria argentina en pleno trabajo de parto-, nos toca asistir a algunos pasos de comedia imborrables: en uno, el mismísimo general Perón, con su proverbial campechanía, le reprocha a Lamborghini padre –”asesor del general Savio”– la falta de “un soberano montón de mangos” en cierto contrato para fabricar tanques; en otro, Lorenzo Miguel matea a las cinco de la mañana en el jardincito de su casa mientras Isabel Perón brinda junto al ataúd de Raymond Roussel; en un tercero, Andrés Framini, “el tan tan injustamente olvidado por las glosas y los aires”, corre peligro de ser devorado por un enjambre de tadeys, esos angurrientos logotipos animales de la literatura de Lamborghini; y más adelante, Rosa y Rubén, dos metalúrgicos de ley, piensan cómo escabullirse de una manifestación de la UOM, cómo juntar las monedas necesarias para pagarse un turno de hotel alojamiento. Sí, es la Argentina la que vuelve en Novelas y cuentos I: pero no el país que se “enfiestaba” alegóricamente en El fiord sino más bien un amasijo de restos, ruinas, despojos de nacionalidad que quedan ahí, flotando en un agua de naufragio (llamémoslo exilio, llamémoslo dictadura militar o demencia), y se niegan a desaparecer, a olvidarse o a cambiar de forma. Son fijaciones, fetiches que funden algo de la historia nacional con la historia familiar y que reaparecen periódicamente en Lamborghini como piedras anacrónicas, irradiando al mismo tiempo una vitalidad cómica y una languidez rancia, como de ropa apolillada.

Pero a lo que asistimos, en rigor, es al despliegue de una experiencia que cada vez nos acostumbramos más a conjugar en pasado: la experiencia de una soberanía literaria brutal, que hace de la lengua –¿alguien se acuerda, hoy, en la prosa, de eso que se llamaba lengua?– algo tan opaco, táctil y biodegradable como un cuerpo, y del escribir un proceso casi químico en el que “narración”, “poesía”, “ensayo”, “fabulación”, “personajes”, “intriga”, son el efecto de acumulaciones, precipitaciones, coagulados, y tienen lugar siempre delante de nuestros ojos, en vivo. Es el salto, gran mecanismo y a la vez gran objeto de la literatura de Lamborghini: el salto de lo informe al relato, por ejemplo, pero también de la cantidad a la calidad, de la poesía a la prosa, del afuera al adentro, y también ese alarde de velocidad que consiste en abolir todo lo que hay entre dos puntos, no saltar sino saltearse: “filmar directamente sobre la pantalla”, “hacer de la necesidad virtud y de la prosa verso”, “publicar lo que nunca escribiré”... Leemos Novelas y cuentos I y tenemos la sensación –en el goce, en la gracia, en el rechazo, aun en el tedio que trabajan nuestra lectura– de que la literatura, por un momento, vuelve a ser el Todo, que es el nombre más a mano que tenemos para nombrar el paraíso y el infierno.



Link a la nota:

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-550-2003-05-04.html



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El Fiord, fragmento del cuento del escritor argentino Osvaldo Lamborghini

- Contenido sólo para adultos -






dibujo de un fiord.

¿Y por qué, si a fin de cuentas la criatura resultó tan miserable -en lo que hace al tamaño, entendámonos- ella profería semejantes alaridos, arrancándose los pelos a manotazos y abalanzando ferozmente las nalgas contra el atigrado colchón? Arremetía, descansaba; abría las piernas y la raya vaginal se le dilataba en círculo permitiendo ver la afloración de un huevo bastante puntiagudo, que era la cabeza del chico. Después de cada pujo parecía que la cabeza iba a salir: amenazaba, pero no salía; volvíase en rápido retroceso de fusil, lo cual para la parturienta significaba la renovación centuplicada de todo su dolor. Entonces, El Loco Rodríguez, desnudo, con el látigo que daba pavor arrollado a la cintura -El Loco Rodríguez, padre del engendro remolón, aclaremos-, plantaba sus codos en el vientre de la mujer y hacía fuerza y más fuerza. Sin embargo, Carla Greta Terón no paría. Y era evidente que cada vez que el engendro practicaba su ágil retroceso, laceraba -en fin- la dulce entraña maternal, la dulce tripa que lo contenía, que no lo podía vomitar.
Se producía una nueva laceración en su baúl ventral e instantáneamente Carla Greta Terón dejaba escapar un grito horrible que hacía rechinar los flejes de la cama. El Loco Rodríguez aprovechaba la oportunidad para machacarle la boca con un puño de hierro. Así, reventábale los labios, quebrábale los dientes; éstos, perlados de sangre, yacían en gran número alrededor de la cabecera del lecho. Preso de la ira, al Loco se le combaban los bíceps, y sus ya de por sí enormes testículos agigantábanse aun más. Las venas del cuello, también, se le hinchaban y retorcían: parecían raíces de añosos árboles; un sudor espeso le bañaba las espaldas; las uñas de los pies le sangraban de tanto querer hincarse en las baldosas del piso. Todo su cuerpo magnífico brillaba, empapado. Un brillo de fraude y neón.
Hizo restallar el látigo, El Loco en varias ocasiones; empero, los gritos de Carla Greta Terón no cesaban; peor aún: tornábanse desafiantes, cobraban un no sé qué provocador. La pastosa sangre continuábale manándole de la boca y de la raya vaginal; defecaba, además, sin cesar todo el tiempo. Tratábase -confesémoslo- de una caca demasiado aguachenta, que llegaba, incluso, a amarronarle los cabellos. El Loco, en virtud de ser él quien la había preñado, cumplía la labor humanitaria de desagotar la catrera: manejaba la pala como hábil fogonero y a la mierda la tiraba al fuego.

Vino otro pujo. El Loco le bordó el cuerpo a trallazos (y dale dale dale). Le pegó también latigazos en los ojos como se estila con los caballos malleros. El huevo bastante puntiagudo, entonces, afloró un poco más, estuvo a punto de pasar a la emergencia definitiva y total. Pero no. Retrocedió, ágil, lacerante, antihigiénico. Desesperadamente El Loco se le subió encima a la Carla Greta Terón. Vimos cómo él se sobaba el pito sin disimulo, asumiendo su acto ante los otros. El pito se fue irguiendo con lentitud; su parte inferior se puso tensa, dura, maciza, hasta cobrar la exacta forma del asta de un buey. Y arrasando entró en la sangrante vagina. Carla Greta Terón relinchó una vez más: quizás pretendía desgarrarnos. Empero, ya no tenía escapatoria, ni la más mínima posibilidad de escapatoria: El Loco ya la cojía a su manera, corcoveando encima de ella, clavándole las espuelas y sin perderse la ocasión de estrellarle el cráneo contra el acerado respaldar.
"Pronto, ya, ¡quiero!", musitó Alcira Fafó, a mi lado. Yo me cubrí con las sábanas hasta la cabeza y me fui retirando, reptando, hacia los pies de nuestro camastro. Una vez allí aspiré hondamente el olor de nuestros cuerpos, que nunca lavamos. "Las fuerzas de la naturaleza se han desencadenado", dije, y me zambulií de cabeza en la concheta cascajienta de Alcira Fafó. Sebastián -digámoslo-, mi aliado y compañero, el entrañable Sebas, apareció en escena: "¡Viva el Plan de Lucha!", cacareó, desde su rincón. Yo iba a contestarle, estimulándolo, mas no pude: El Loco Rodríguez, que ya había concluido su faena con la Carla Greta Terón, comenzó a hacerme objeto -y no ojete, como dice Sebasó de una aguda penetración anal, de un rotundo vejamen sexual. Con todo, peor suerte tuvo mi pobre amigo, cuyos ojos agónicos brillaban, intermitentes, en el solitario rincón que le habíamos asignado, rincón donde yacía -todo el tiempo- entre trapos viejos y combativos periódicos que en su oportunidad abogaron por el Terror. (Como nunca le dábamos de comer parecía, el entrañable Sebas, un enfermo de anemia perniciosa, una geografía del hambre, un judío de campo de concentración-si es que alguna vez existieron los campos de concentración-, un miserable y ventrudo infante tucumano, famélico pero barrigón).

Y así, cuando advirtió que la fiestonga se iniciaba, la fiestonga de garchar, se entiende, empezó a arrastrarse con la jeta contraída hacia el camastro donde Alcira y yo nos refocilábamos, con el agregado, a mis espaldas, del abusivo Loco, nuestro Patrón: nunca le dábamos de cojer al entrañable Sebas, casto a la fuerza, recontracalentón, que ahora débilmente se arrastraba hacia el camastro, barriendo con la cara casi las baldosas, deteniéndose numerosas veces para recuperar el aliento vital, y murmurando a cada paso "CGT, CGT, CGT...", como para despistar, o, en una de esas, a modo de oración. Él se apoyaba en sus brazos -menos gruesos que palos de escoba- y con los pies se impulsaba hacia adelante, no sin cierto fervor. O mejor dicho todo fervor. Para siempre lo tengo retratado en mi memoria al extraordinario Sebastián. Juntos militamos en la Guardia Restauradora, años, años atrás.

Y yo lo miraba acercarse a pesar de que los rempujones del Loco no me dejaban mucho tiempo ni muchas ganas para la ecuánime, objetiva observación ¡Dogmático Sebastián! Su mirada era poesía, la revolución. Cada uno de sus movimientos trasuntaba un agradecimiento infinito hacia nosotros, que le íbamos a permitir -él creía- sacudirse la soledad de su carne y de su espíritu así como un perro se sacude el agua de la mar. Y si se lo permitíamos -en esa dirección su privilegiado cerebro empezó a funcionar-¡qué importaba que nunca le diéramos de comer ni de cojer! ¡Qué importaba que su estómago siempre vacío segregara esa baba verde cuya fetidez tornaba irrespirable el aire de nuestro agusanado cuarto! ¡Qué importaba que viviera entre vómitos de sangre, molestando incluso nuestro sueño porque cada una de sus arcadas era una especie de alarido sin fe! ¡Qué importaba qué!
Adelante camarada Sebastián, entrañable amigo, perro inmundo. Casi llegó a tocarnos con sus transparentes manos. Yo estaba preso en la cárcel formada por los brazos del Loco y con la cabeza sumergida en el bajo vientre de mi cajetoidea Alcira. Mi gran amor se desbordaba. Sentí en el centro en el cero de mi ser las vibraciones eyaculatorias del pijón del Loco, mientras el clítoris de Alcira Fafó, enhiesto y rugoso, me hacía sonar la campanilla, a rebato; pero vi, vi sin embargo de reojo cómo el temible, purulento Sebastián, intentaba acariciar las bien plantadas nalgas que sobre las mías galopaban, el culo de nuestro abusivo Dueño y Señor. Entonces, malévolo y dulce a la vez, con el talón le pegué al Loco desesperadas pataditas avisativas en sus fuertes pantorrillas, pataditas objetivamente alcahueteantes, caro Sebastián. Tal como yo lo esperaba (¿y era acaso para menos?) el Patrón reaccionó de inmediato. Después de echarme su guascón en mis adánicos adentros, se irguió y le aplicó un fabuloso patadón en la garganta a mi pobre amigo: de boca abajo que estaba lo puso boca arriba. Todo un espectáculo, el musculoso pie, magníficamente posado en el suelo después del golpe, recortándose nítido contra el cuello del derrotado: yo lo vi con mis propios ojos, y qué lejos aquellos tiempos, Sebastián, cuando un suboficial dado de baja por la libertadora pacientemente nos enseñaba el marxismo.

Y un hilito de baba se le escapó al entrañable Sebas por la comisura -izquierda- de los labios. Sus intermitentes ojos rodaron varias veces en una y otra dirección. Intentó limpiarse la boca con la mano, pero su extrema debilidad hizo que el gesto abortara: a la mitad de camino la mano no resistió más y sobre la panza enorme se le derrumbó. Los cuervos planearon sobre su figura, y yo, adolorido por la reciente penetración, lié con el elástico de las bombachas de Alcira Fafó una bolsa de hielo al área de mi desfloración.
Y también intercedí en un arranque de pietismo para que El Loco espantara a los pajarracos rapiñosos, aunque uno de ellos igual tuvo tiempo para arrancarle el dedo índice derecho al pobre Sebas, de un picotazo y tirón. Y eso era el dolor, todo el dolor, y no todo el dolor. Tenaces gotas de sangre brotaron de la frente de Sebastián. Yo me largué a llorar con desesperación. Como en la infancia: arrodillado en un rincón de la pieza, escondiendo la cara bajo el sobaco y aspirando el chivo olor. Las cucarachas me subían por la parte posterior de los muslos y, salvando el breve obstáculo de la bolsa de hielo, sometían mis lomos a una exhaustiva exploración. Entretanto, El Loco Rodríguez -Hijo de Puta Amo y Señor- espantaba, en efecto, a los cuervos, mas tratándolos como si fueran viejos amigos que se han puesto un poco pesados con el alcohol y los recuerdos del tiempo que se fue (y que fue mejor) cuando no era necesaria la insurrección. Y razón -como a nadie- en parte al Loco no le faltó: la atmósfera repentinamente se sobrecargó: "¡A usted lo conocí en una reunión del COR!".
Valiéndose de una enorme regla T, El Loco abrió el grisáceo ventanal del techo para que los cuervos evacuaran la deformada y deformante habitación. De uno en uno salieron, chorreando lágrimas, invocando los sagrados nombres de los caídos en la lucha, en el fragor. Y hasta con un dedo menos firmó en manifiesto el monolítico Sebas. Y El Loco del Látigo, preñador de Carla Greta Terón, desnudo como estaba salvo el orión, medio tórax afuera sacó para despedir a los oscuramente pájaros, sin rencor. En su envión: "Adiós".

Tuvo un ataque de histeria en medio de un pujo la Carla Greta Terón. Todos a una miramos hacia su lecho de parto porque ella yacente empezó a gritar: "Que se viene. Que ya está. Que se que se. Que ya estuvo. ¡Hip, Ra! ¡Hip, Ra! ¡Hip, Ra!". Explicaba en su media lengua que era inminente -y no inmierdente, como dice Sebas-, que ya paría. Y a pesar de nuestras escépticas conjeturas su cuerpo de golondrina empezó a hincharse. Mientras dilataba ella se estrujaba con las manos, de las sienes hacia abajo, para que la criatura bajara. "¡No vaya a ser que se me atranque entre los parietales!", jodió, y El Loco, ni lerdo. Ni perezoso. Le ató a las piernas una bolsa de arpillera con la boca bien abierta para que el chico de mierda cayera en su interior. Había puesto un poco de aserrín en el fondo, además, por si la cabeza se separaba del tronco. Alcira le midió la dilatación de la concha con un centímetro de modista, y luego se repajeó con una enorme vela, ella. Yo, yo me le fui al humo en seguida, al humo regodeante de Alcira, y eyaculé frotando con unción la cabeza del porongo contra la parte áspera-rajada de su talón. Y todos nos perecíamos por minetear o garchar o franelear o rompernos los culos los unos a los otros: con los porongos.
Hasta el exangüe Sebastián intentó un esbozo de sonrisa lúbrica, que era una verdadera elegía a los terremotos carnales, al ejercicio o no de la procreación. Entonces apareció. Tras hacer trizas la carne rosada de la cajeta de su madre Carla Greta Terón. La cabeza raquítica. Con una boquita no mayor que el punto de un lápiz. Pero con los ojos inmensos. Inmensos de espléndidos, de tristes, de grandes: Atilio Tancredo Vacán, su cabeza emergió. […]

Osvaldo Lamborghini
Octubre 1966 - Marzo 1967.

Fuente :
http://www.apocatastasis.com/el-fiord-osvaldo-lamborghini.php


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El campo, conservadores, de su ambiente



Ácida y profunda reflexión de nuestro periodista ciudadano sobre el campo y las miserias de sus representantes.

Jorge Carriazo (Santa Rosa de Calamuchita)

Largas son las cuestiones por las que deberíamos contemplar y analizar detenidamente el conflicto con el sector agropecuario (incluimos a todos porque ellos mismos lo quieren así) llamado “campo”, y corta son las razones que ese sector tiene para emprender su batalla.
En el 1800, Juan Manuel Belgrano, escribía unas líneas sobre este conflicto. Desconfiaba de la riqueza fácil que prometía la ganadería porque daba trabajo a muy poca gente, no desarrollaba la inventiva, desalentaba el crecimiento de la población y concentraba las riquezas en pocas manos.
“El verdadero descanso de la tierra es la mutación de producción”
¿Cómo?
Si, así fue.
En 1864, Sarmiento se había dirigido al presidente de la Sociedad Rural: “El ganado y sus productos como industria exclusiva y única del país, tiene el inconveniente de que su precio no lo regulamos nosotros, por falta de consumidores sobre el terreno, sino que lo imponen los mercados extranjeros, según su demanda”
Bialet Massé explicaba: “Pero en este país tan superabundante rico hay algo anómalo. Los ganaderos escogen para la exportación los mejores novillos, los mejores capones y los exportan; esas excelentes carnes se venden en Europa a más bajo precio que la inferior que se deja para el propio mercado; el pan que se hace con trigo argentino se vende más barato que en los pueblos de Bs. As. , Santa Fe, Córdoba en que se producen. Comemos lo inferior y pagamos más caro.”
Recuerde las palabras de De Angelis: “El que quiere comer lomo, que lo pague $80, como en Europa.”
Ahora, imagínese usted, ¿quién cree que regularía el precio de la carne en la actualidad, si como pretenden, se liberaran las exportaciones y el gobierno no pudiera controlarlo? ¿Cuál cree usted que sería el precio que pagaríamos en la Argentina?
También, durante el gobierno del controversial Sarmiento en 1868, respondía así a la recientemente creada Sociedad Rural, que le cuestionaban la fundación de colonias de pequeños agricultores. "Nuestros hacendados -decía Sarmiento- no entienden ni jota del asunto, y prefieren hacerse un palacio en la Av. Alvear que meterse en negocios que los llenarían de aflicciones. Quieren que el gobierno, que nosotros que no tenemos una vaca, contribuyamos a duplicarle o triplicarle su fortuna…”
La similitud de esta cuestión, con nuestros tiempos es innegable. Los productores agropecuarios hoy prefieren comprar o construir viviendas en ciudades o lugares turísticos y adquirir vehículos importados para pasear por los pueblos, que invertir en una empresa de elaboración de productos con las materias primas del agro.
Durante el gobierno de Juárez Celman, en el 1880, el Financial Times de Londres explicaba, sobre el problema de la inflación. “Aparte de los políticos corruptos, el mayor enemigo de la moneda argentina han sido los estancieros. Como principales terratenientes y productores del país, su interés radica en poder pagar sus gastos con papel moneda y obtener altos precios en la venta de sus productos al exterior, su noción del paraíso esta constituida por buenos mercados en Europa y mala moneda en el país, porque de este modo obtienen tierra y mano de obra baratas.”
Cualquier símil sobre el conflicto actual en el que pretenden exportar sin los impuestos aduaneros para obtener más dinero es pura causalidad (premeditadamente causalidad)
Sí.
Este eterno conflicto ya lleva mas de 200 años, nunca fue resuelto, y con las mismas actitudes desde ese sector, muy lejos de resolverse está.
Las tierras producen materias primas (producción primaria), la gente de campo obtiene muy buenas ganancias, y no quieren invertirlas en la manufacturación (producción secundaria) o servicios (producción terciaria) Estas negativas, excluyen a millones de argentinos de lo que legítimamente somos partícipes.
Las tierras (muchas de ellas usurpadas o robadas en los años de la llamada “conquista del desierto”), siguen siendo del estado (o sea de todos), y este se las cede mediante el cobro de impuestos a propietarios para que sean trabajadas. Luego, el producto obtenido es ingresado al aparato productivo secundario (crear plusvalía, elaboración de productos, manufactura), para generar trabajo, o simplemente exportarlo previo pago de aranceles aduaneros (retenciones), y que se transformen en servicios sociales.
Los medios masivos, mucho tienen que ver en estas jugadas y con malicia lo expresan. Los diferentes representantes del sector agropecuario se encargan de explicar sin encontrar réplica, ni confrontación:
“EL sector lechero está quebrado”; “Las ganancias se las llevan las lecheras como Mastellone”, etc.
Si esto fuera completamente verdad -y en esto debemos ser sinceros- tampoco podemos asegurar que todo el sector tambero sea altamente rentable o deficitario.
¿No sería bueno y beneficioso que algunos productores agropecuarios, ganaderos o lecheros e vez de invertir en la construcción de casas, edificios, departamentos o cabañas en ciudades o lugares turísticos, invirtieran en la industria de la lechería (como hace Mastellone u otras), y se llenaran de plata? Lo mismo para la ganadería. ¿Si todas las ganancias se las llevan los frigoríficos o mataderos, no sería altamente productivo, rentable y lucrativo invertir en estas empresas en lugar de comprar vehículos de $200.000 para pasear por los pueblos del interior? Y para el agro. Si las grandes cerealeras se quedan con las ganancias de los cereales, y en especial de la soja, ¿no sería bueno que invirtieran en la creación de una comercializadora y exportadora de granos y se llenaran los bolsillos con el dinero que ahora “dicen” que les quitan?
Preguntas que definieron el conflicto y que estuvieron ausentes en los medios. Fueron incluidas en varios mensajes a distintos medios masivos al igual que llamados telefónicos que nunca salieron de los contestadores.
La situación del país, no es la mejor, estamos atravesando momentos difíciles, vuelve un conflicto sectorial y quienes poseen la capacidad de informar a la población pecan de inexpertos. Algunas cuestiones vitales no aparecen en los medios masivos, generando mayor desinformación, y logrando desvirtuar la discusión. ¿Por qué los medios denominaron al conflicto: “Paro agropecuario”, preparándolo más benigno, y no lo llama por su nombre correcto en castellano “Cierre de empresa” o en ingles “Lock Out”? ¿Por qué lo medios informativos todavía no realizaron un informe detallado sobre las ganancias y los costos de los productores agropecuarios?
¿Por qué no se investiga, el 40% de venta de cereal “en negro”, cuestión clave para entender los impuestos aduaneros? Además de investigar la apertura de comercios vinculados a productores que venden el IVA. ¿Por qué ningún medio informó, que en el mismo momento en que se desató este conflicto sectorial, comenzaron a circular los nuevos contratos de arrendamiento o alquiler de tierras, de parte de los pooles de siembra, donde hacen mención explícita a la resta del pago, aludiendo a las retenciones?
¿Por qué ningún medio informa y explica cómo puede ser que un propietario de tierras o productor agropecuario, que gana más de $300.000 al año, con el alquiler o la cosecha, puede estar pagando un monotributo de $100, producto de artilugios contables y la venta ilegal?
¿Por qué nadie explica los motivos por los cuales el sector agropecuario posee flexibilidad en los créditos de entre el 6 o 7 % de interés, que solamente les otorgan los bancos oficiales, debido a las falseadas declaraciones juradas que presentan a la AFIP?
¿Por qué posee facilidades para la compra de vehículos importados (que utilizan para pasear por los pueblos), de costos exorbitantes, si el deducible es solo para maquinarias- herramientas, y no se puede utilizar para el ocio? ¿Por qué este beneficio también se lo atribuyen a quienes no producen y solamente alquilan las tierras?
¿Por qué no existen investigaciones, sobre los químicos pulverizados sobre los cultivos de “soja trasngenica”, y especialmente sobre el “glifosato”, altamente peligroso para la salud de los pueblos rurales y prohibido en otros países? ¿Y otros informes sobre la desertificación de las tierras debido al monocultivo?
¿Por qué no se emitió ningún informe sobre las empresas acopiadoras, cercanas a las poblaciones, que contaminan el aire con el polvillo producto del secado del cereal?
¿Por qué ningún medio, atendió a los miles de llamados, y a otras tantas cartas, de la gente del interior, que se sintió o fue amenazada por productores ávidos de poder con extrema impunidad?
¿Por qué individuos identificados con partidos políticos desde poblaciones no vinculadas con el agro y que desconocen en profundidad la situación poseen fondos y medios para solventar una campaña a favor de esta protesta?
¿Conocemos “el porque” del BOOM de la construcción generado por el sector agropecuario en localidades turísticas?
Hay motivos, más que sobrados para informarse correctamente, pensar y reflexionar, sobre este problema sectorial.
Cualquier empresario o trabajador de una fábrica, del sector público, profesional o privado, aporta de forma directa, más dinero al estado que los productores agropecuarios. Con los aportes jubilatorios o a los sindicatos.
Los habitantes de los pueblos del interior no están a favor del reclamo del sector agropecuario, y no son dependientes, SON REHENES, mediante la extorsión y la prepotencia, signada por quienes son sus vecinos, y que son los mismos que están empecinados en quedarse “con todo” en los pueblos, para de este modo, sí, convertirlos en dependientes. Comenzaron comprando, vehículos, casas, logrando el incremento en los precios de los bienes: inmuebles, terrenos y materiales.
Los precios de alquileres, en los pueblos del interior son exorbitantes, nadie puede pagar, excepto el productor agropecuario. Esto da lugar a que un empleado, ya no habla de construir una casa, eso se trasformó en una Utopía, solamente le alcanza para mantener con los alquileres altos, la renta que alimenta el nivel de vida de los propietarios.
Los comerciantes de los pueblos del interior, exceptuando a los negocios del ramo rural (que permanecen por comerciar en negro con los productores) no viven esperando las compras que realizan los productores agropecuarios debido que la mayoría de ellos compran de contado en las ciudades grandes, adonde pueden concurrir asiduamente, con el vehículo exento de impuestos y el combustible subsidiado. Lo hacen de lo que gastan los empleados comunes, que compran en cuotas y con intereses, que subsisten día a día con su sueldo y generan esa circulación de dinero.
Los medios deberían informar correctamente las situación: consulten declaraciones juradas, excepciones de impuestos, a la gente que trabaja como cajeros en los bancos del interior, a empleados comunes, o empresarios, y por sobre todo a los camioneros transportistas de cereales, a quienes los mantienen como rehenes de situaciones extremas, lanzándolos a las rutas argentinas, sin cobertura médica, seguro médico, con mucha más carga de la permitida, creando situaciones ilegales y peligrosas para los otros vehículos que transitan estas rutas.

7/8/09

Fuente: http://www.sosperiodista.com.ar/





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Agosto de 2009

EN EL MES ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO, CONVERSACIONES CON JORGE LUIS BORGES



Así es el subtítulo de “Caminos a Babel”, nombre del libro que reúne una serie de diálogos entre Héctor Alvarez Castillo y el autor de “El Aleph”. El trabajo sale a la venta en agosto, en el 110º mes aniversario del nacimiento del gran poeta y cuentista .

Bajo un sello independiente, el escritor y periodista Héctor Alvarez Castillo presenta en agosto Caminos a Babel. Conversaciones con Jorge Luis Borges.

Estos diálogos datan de mediados de 1984 y 1985, meses antes de que el autor de El Aleph partiera hacia Europa, donde falleció en junio de 1986. Tuvo lugar en su domicilio de la calle Maipú, a metros de la plaza General San Martín, en la ciudad de Buenos Aires. Se complementan, además, con un anecdotario sobre encuentros no registrados y un ensayo sobre Borges que da nombre a este libro.
La importancia del trabajo radica en que Borges, además de hablar acerca de filósofos y escritores -referidos en más de una ocasión en sus obras y conversaciones-, se dispone, espontáneamente, a la corrección de un poema del entonces joven escritor Alvarez Castillo. Con real generosidad, se lo encuentra dedicado a la búsqueda del término justo que atrape el sentido y no extravíe la forma.
Camino a Babel ofrece un Borges genuino, preservado como en una cápsula de tiempo, y que invita a encontrarse con Spinoza, Blake, Mallarmé, Hume y Xul Solar, entre otros. Aparecen también los recuerdos del Buenos Aires del ayer, florece el amor por todo lo escandinavo, y sumerge al lector en la labor de dos escritores por encontrar la palabra exacta.

Extracto del libro

JLB. Habría que buscar otra palabra.
HAC. Sí, ese es el problema, duendes pertenece a otro contexto.
JLB. Completamente distinto, eso rompe la unidad del poema, es como si hubiera puesto, no sé, casi como si hubiera puesto, no sé,... los teléfonos, o algo así.
HAC. Claro, pero aún no lo saqué del poema porque no hallo lo adecuado, lo que mantenga la musicalidad y que me dé la palabra justa.
JLB. Sí, ciertamente duendes no es esa palabra. Yo lo sentí la primera vez y la segunda también, de modo que, y si usted lo siente...
HAC. Sí, yo lo he discutido con gente que me ha dicho que era pasable, que estaba bien...

Datos del autor

Héctor Alvarez Castillo nació en el partido de Vicente López, provincia de Buenos Aires, en 1961. Entre sus principales obras, se cuentan El faro de la tempestad y otros poemas (poesía, 1991), El Prisionero, historias para una puesta teatral (teatro, 2003), y las colecciones de cuentos Metamorfosis (2005) y Gerstrauss o el amor (2009).
Recientemente, ha prologado y compilado los volúmenes Los vampiros no nos dejan dormir (2009) y Cuentos de la noche (2009).
Ha colaborado con los suplementos culturales de los diarios La Prensa y La Nación de la ciudad de Buenos Aires, y actualmente con las revistas Proa (Argentina) y Algarabía (México), entre otros medios.
Es editor y director de colecciones y sitios web, como Asterion XXI y Metajedrez.

Análisis de la obra (por Patricia Calabrese*)

"Sesenta y cuatro son las casillas del ajedrez y sesenta y cuatro las figuras del estudio, sesenta y cuatro casillas y el tablero, sesenta y cuatro fragmentos y cero, que es el tablero en el cual se muestran y se combinan las ideas. Sesenta y cuatro son los hexagramas y uno es el I Ching, sesenta y cuatro y cero".
Así comienza Camino a Babel, que es el camino a las fuentes de la literatura -la pluralidad en la unidad o lo múltiple de la unidad-, y es, además, un viaje de madurez y de coraje de más de quince años.
El viaje a Babel es el camino del encuentro con Jorge Luís Borges y con su obra, con el universo Borges, en el que el instinto escrutador de Héctor Alvarez Castillo se demora porque hurga y descifra lo que se constituye como un laberinto de cifras, símbolos y enciclopedias tan fascinante como sibilino; y, también, para el propio autor, el camino a través de la suma poética revela los universos de otros autores que, como faros, resignifican el recorrido intelectual y estético de su primera juventud.
Fundamentalmente, Alvarez Castillo, como lector activo, co-creador como lo enseña el "monstruo Borges”, reflexiona sobre la obra del poeta y cuentista, recupera el valor del hombre mediático, escribe acerca de la capacidad del arte, en este caso de la literatura, para iluminar un instante de la realidad, y entiende que, si la realidad se revela a través de la obra, esta realidad es transfigurada y creada por la interpretación estética: "la lectura pide interpretación, y la interpretación del nuevo creador para que ésta no lo ahogue ni lo deje rendido, debido a la alta estima que otorga la tradición, necesita ser errónea, errónea en la noción de lectura errónea creativa. Debe abrir un espacio para que aparezca esa originalidad creativa de la cual se habla". Por consiguiente, la lectura de Borges es una lectura fundadora porque abre el espacio para el yo creador, Borges es un pre-texto para hablar de literatura y del arte de escribir: "escribir acerca de Borges, pelearse y admirarlo, negarlo y al mismo tiempo realizar estudios sobre él, son conductas que lo mantienen vivo; hierro candente que esparce luz sobre el resto de las cosas, pero que en su cercanía incendia y quema, sin que uno jamás renuncie a forjarlo, hora a hora, dentro de sí mismo".
La comprensión del fenómeno Borges es "un árreton, un Mysterium tremendum, alcanza la categoría de númen dentro de la literatura contemporánea", de allí la idea de que iluminar una cuestión o añadir conocimiento a un tema se presta a una estética de la escritura que adquiere forma bajo la figura del "capricho", es decir, Álvarez Castillo presenta a través de notas que tienen mucho de "capricho personal" sus juicios y opiniones sobre Jorge Luís Borges, y por extensión sobre otros autores y temas con los que está hecha la trama borgeana o, quizás, desteje "caprichosamente", como algo antojadizo y siempre bajo un sello personal, algunos de los hilos con los que el Destino o el Azar lo han llevado a la literatura y al hacer literario: "Denomino capricho a textos donde no se propone justificación y la idea se muestra sin un mayor desarrollo que la agote en sus posibilidades ni la suficiente argumentación que la apuntale en su faz crítica".
En el Camino a Babel coinciden el deseo crítico y la confianza en que la educación del hombre debe ser ética, intelectual y estética, porque por la palabra se revela la verdad que debe ser descubierta por el que escucha - lee; por lo tanto, éste, para seguir la dialéctica de las ideas que Borges dibuja sobre el tablero o reescribe en el libro que todo lo contiene, forja las necesarias estrategias de escritura para abordar al escritor modelo que se alza como un desafío y desarrolla, en consonancia, las observaciones del lector crítico. La obra está constituida por la acumulación de fragmentos, adquiere sentido en el juego. Borges atrapa un concepto, habla de un filósofo, de un escritor y ya súbitamente está en otro, se mueve a saltos como un caballo que desde cualquier posición llega rápido a otra casilla y amenaza aquí o allá; a ese movimiento del pensamiento, el autor y crítico lector se entrega por placer y por amor, y, bajo esa voluntad, el libro, la suma artística, del gran escritor argentino del siglo XX es un punto de partida, no una meta: la realidad del arte es la realidad en creación continua.
La memoria, en la segunda parte del libro titulada Solo memoria, es una aliada que ayuda a recuperar la calidez de los encuentros con Borges e ilustra las conversaciones privilegiando sucesos que, tomados individualmente, "tal vez no tengan valor suficiente para justificar su divulgación, pero, a la par del testimonio oral del escritor -además de recobrar algo de su frescura-, agregan elementos y matices" que el autor de Camino a Babel considera valiosos.
Como copartícipe del arte de conversar, en la tercera parte de la obra, dividida a su vez en dos encuentros en los que está ausente el estilo del reportaje, rescata la voz de Borges y despierta el placer del acercamiento: se observa que, por sobre el lugar común, gana espacio, gracias a la comunión entre espíritus, el lazo esencial que permite la comprensión del mundo por la palabra que está a la búsqueda de rozar algunas verdades. Es evidente, en el caso de Borges, el vínculo entre la producción oral y la producción escrita, entre ambas se elabora la imagen del escritor: su oralidad, es decir, sus conferencias y las entrevistas son la contracara no sólo de lo literario, sino también una parte vital de su obra; y la palabra no es solo la herramienta de expresión sino es, principalmente "el ámbito fructífero y privilegiado para la especulación" y el objeto de debate al que el lector de las tres partes de Camino a Babel asiste.

*Doctora en Letras

Editorial: Alvarez Castillo Editor
Precio de tapa: $21,90
Cantidad de páginas: 128
Puntos de venta: en todos los kioscos de diarios y revistas del país

Contacto de prensa: Pablo Bassi
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Como será la Web 3.0


Vint Cerf, uno de los "padres de la internet", detalló cómo será la red del futuro y qué rol jugarán los tradicionales medios impresos, en una conferencia que brindó en San Pablo y a la que asistió Infobae.com

Leonardo Tagliabúe
- Enviado especial (Infobae.com)

"La Web 3.0 nos llevará a la internet de las cosas, en donde todas las aplicaciones y los objetos van a tener la potencialidad de interactuar unos con otros. La clave será la interconexión total", disparó el hombre que creo hace más de 30 años los protocolos de comunicación que aún hoy utilizan los sistemas operativos para gestionar el acceso a la red de redes.

La proyección les permite a los actuales consumidores de la red ilusionarse con una internet que les concederá el control pleno de sus objetos a distancia, ya sea a través de dispositivos móviles u otras plataformas que el propio desarrollo de la plataforma se encargará de diseñar con el paso de los años.

Para ello jugarán un rol esencial los sensores, que tendrán la función de monitorear y difundir la información precisa que necesitan los consumidores finales de la red. Por ejemplo, la web 3.0 podría permitir que una persona reciba mensajes de texto en su celular con un reporte de cómo está trabajando el sistema de calefacción que tiene en su hogar. De este modo, este usuario podrá regular qué temperatura desea encontrar en su hogar para cuando deba regresar luego de su jornada laboral.

El grado de conectividad de la internet del futuro será tal, que Cerf imagina posible que alguna persona instale un censor en los corchos de los vinos que tiene en su bodega para conocer en tiempo real si el proceso de refrigeración está funcionando adecuadamente y actuar en consecuencia.

La Web 3.0 permitirá también un acceso inmediato a juegos, películas y canciones a través de los clásicos dispositivos de audio y video que actualmente consumen las familias. Así, la idea de alquilar un DVD o ir al cine para ver el último estreno pasará rápidamente a los recuerdos de la evolución y desarrollo de las sociedades modernas.

"Todo va a formar parte de internet", sintetizó Cerf, quien alertó que aún existen algunos desafíos para explorar y analizar cómo se debe trabajar para que las personas "naden en un mundo de información" y encuentren verdaderamente los contenidos que desean consumir.

Todo estará en la "nube"

El desarrollo de la interconectividad en la red generará un nuevo paradigma en donde la información estará almacenada en servidores profesionales de las grandes compañías, lo que algunos especialistas del sector se han inclinado por denominar la "nube".

"La necesidad de tener programas instalados en las computadoras personales será algo del pasado. Todo estará en la nube, que ofrecerá posibilidades enormes. Ese es el camino del futuro", explicó Alexandre Hohagen, director general de Google para América Latina.

Este nuevo concepto de "nube" evade la idea de que los usuarios estén cargo de servidores individuales y deja atrás para siempre el miedo a perder información personal por una falla en el hardware o un descuido personal. Así, el acceso a la red será el nexo entre los usuarios y su propia información. Esta idea fulmina para siempre los soportes físicos de información y nutre aún más de relevancia los dispositivos móviles, que adquirirán un rol protagónico en las vidas de las personas.

El papel, amenazado por los medios digitales

Según Cerf, también conocido como "evangelizador" de la web, este proceso de desarrollo se transformó en una amenaza de muerte para los periódicos impresos de todo el mundo, quienes se encuentran en un período de mutación a otras formas de difundir la información.

Es que las necesidades de los consumidores y la ecuación empresarial costo-beneficio confluyen para que el avance de los medios digitales de información tenga una perspectiva prácticamente inimaginable.

De hecho, hoy la red entrega un sinfín de posibilidades a los usuarios que nunca podrán ser alcanzadas por los tradicionales medios escritos. Por caso, la red permite que los consumidores de información puedan acceder a contenidos históricos al instante, o interactuar directamente con el difusor de formas que hasta hace muy poco tiempo eran inimaginadas.

Este sorprendente avance de los medios digitales generó también un gran desafío para todos los actores que forman parte de la red: cómo compensar los derechos de autor.
Sucede que en la red existe una muy baja proclividad de los usuarios a pagar por acceder a los contenidos, y esto ha llevado a los especialistas a plantear el debate sobre qué deben hacer los países para legislar sobre el acceso a las redes.
Del mismo modo que se plantea este y otros interrogantes sobre la internet del futuro, habrá que preguntarse ahora cómo van a reaccionar los usuarios, las empresas y los gobiernos para estas canillas enormes de información que se abren cada día más. ¿Estarán preparados?



29-05-09
Fuente: http://www.infobae.com.ar/




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“ Se escribe desde el sufrimiento …”, afirma el poeta Osvaldo Guevara .

El día Viernes 14 de Agosto del cte., se realizó en el Salón EJE, de calle Pellegrini 40 de nuestra Ciudad, la presentación del libro “ Sin Pena en la Palabra”, del poeta Osvaldo Guevara, nacido en Río Cuarto , y radicado desde el año 1976, en la Ciudad de Villa Dolores, del Valle de Traslasierras.
Guevara ya había venido a Cruz del Eje, en épocas anteriores, como integrante del “Grupo Laurel” de la Ciudad de Córdoba, y fue en esta ocasión presentado por el Profesor Andrés Py, quén remarcó los antecedentes literarios del visitante y la calidad de su labor poética y literaria en general, ante un auditorio que siguió con mucha atención al presentante, previa lectura de dos pomeas de su autoría de parte de los escritores Amanda Tomalino y Yamil Nievas del Castillo, de la localidad de San Marcos Sierras.
En su breve exposición el disertante, se refirió a los pormernores de su vida literaria, originario de la Ciudad de Río IV, radicándose luego en la ciudad de Villa Dolores, estableciendo contacto con escrtores de toda la Provincia y del país, y recordando de nuestra Ciudad a José Caribeaux, y a Gladyz Seppi de Fernandez, recomendando la lectura de sus obras .
Sostuvo Guevara que , en su caso, no puede decir que sepa lo que és la poesía, en su esencia, pero que desde siempre el hombre en su historia se expresó poéticamente, desde los albores de la cultura occidental, como el poeta Homero con la Ilíada y laOdisea. Vato conocedor de la literatura universal, cultiva unap erfección en el lenguaje, usando rimas y métrica, siendo su especialidad el Soneto “ese indeseable deseado“, como lo denomina en una de sus obras. También cultiva el versolibrismo y técnicas devanguardias. Afirmó en su alocución de que se escribe desde el dolor, desde la angustia, desde el sufrimiento de “estar en el mundo”,y que este sufrimiento existencial es posible atemperar, con la solidaridad, con el contacto con el otro, con la participación del escritor en luchas sociales o políticas, en comisiones vecinales, por ejemplo, en actividades que implican compartir el dolor ajeno, el sufrmiento del otro, para hacer este mundo un poco mas habitable, sin tanto dolor y tristeza.
Dice que en nuestro país se escribe y publica mucha poesía, no sabe si igualmense se lee de igual manera, ya que ha participado en numerosos concurso y certámentes como jurado, pudiendo constatar que los nuevos escritores tratan de obviar lo exclusivamente estético para centrarse en la expresión auténtica de sus emociones, y en hacerse comprender lo mejor posible. En esta obra, Guevara trata de escribir sin arrojar sufrimiento o penas a sus palabras, no sabiendo si realmente lo ha logrado.
En el poema que lleva por título su reciente libro libro dice : “Aunque me curve el desaliento / como un alud de piedras negras / no se lo cuento a mis palabras . Escribir triste / es seguir derramando un vino mamargo / sobre el mantel del mundo / ya mortalmente percudido. Pero tal vez / ciertas almas piadosas que me leen / vengan a investigar mis lagrimales / y acaben demostrándome que mis palabras / no sobrevuelan tan livianamente / las aguas del naufragio / como quiero creer .”

Licurgo, Cruz del Eje, 15 de Agosto de 2009 .-



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HOWLIN' WOLF

Nació: 10 de Junio, 1910 en West Point, MS
Murió: de Enero, 1976 en Hines, IL
Sellos: Chess, MCA, Charly, Universal Special Products, Sound Solutions, Blue Moon

"Sus ojos se iluminaban y podías ver las venas de su cuello y, amigo, no
había nada en su cabeza mas que la canción" "Cantaba con su maldita alma".
(Sam Phillips)

Chester Arthur Burnett nació en West Point, Mississippi, en 1910. Sus padres trabajaban en una plantación en Rulesville, no lejos de la plantación de Will Dockery, donde residía Charles Patton. Patton enseñó a los Wolf los rudimentos de la guitarra blues del Delta y, aunque Wolf nunca llegó a ser un gran guitarrista, almacenó estrofas que aprendió de Patton y sus contemporáneos para utilizarlas en el futuro.

Cuando creció, Burnet medía 1.90 m. y pesaba 143 kilos, por lo que le pusieron apodos como "Bull Cow" y "Big Foot Chester". Hay varias historias sobre el origen del nombre Howlin' Wolf (El lobo que aúlla) aunque la verdad tal vez sea menos importante que la forma en que Burnett llegó a encarnar el papel que implicaba el nombre. Grande, temible solitario y misterioso, Wolf ya era una imponente figura del Delta a finales de los años treinta.

Wolf vagó por el Delta durante algún tiempo en compañía de Robert Johnson y Rice Miller (Sony Boy Willamson) que se casó con la hermana de Wolf y le enseñó a tocar la armónica. Sin embargo la mayor parte del tiempo estuvo trabajando en el campo con su familia. En 1941 se alistó en el ejército, Tras la guerra Wolf regresó a las labores del campo en Mississippi, pero debió de intuir que algo se estaba gestando y en 1948 formaba el núcleo de su banda en West Memphis. A continuación vinieron sus trabajos como disc jockey y artista en vivo en la KWEM. Sus programas en directo en la KWEM tenían fieles seguidores "atraía mas gente a un club que nadie que haya estado nunca en la ciudad" según Rufus Thomas.
Sam Phillips era disc jockey en la WREC de Memphis y en 1950 inauguró el Memphis Recording Service que ofrecía grabaciones para bodas funerales y reuniones cívicas. Dándose cuenta de que había un mercado para los talentos del blues local, Phillips grabó a B.B. King para el sello de los hermanos Bihari, RPM, de la Costa Oeste en 1950. En seguida se puso a buscar a otros bluesmen : "Cuando lo escuche me dije: éste es para mi, encarna lo mejor del alma humana". Phillips tuvo a Wolf en su estudio por primera vez en la primavera de 1951. "Sus ojos se iluminaban y podías ver las venas de su cuello y, amigo, no había nada en su cabeza mas que la canción" recordaba Phillips del hombre que consideraría su mayor descubrimiento. "Cantaba con su maldita alma".

Wolf ha sido calificado de primitivo, pero su primitivismo era deliberado y se puede comparar con el de los pintores cubistas que yuxtaponiendo elementos primitivos de forma inesperada crearon el arte de vanguardia. Wolf comprendía lo que estaba haciendo. Para reconstruir esta música tuvo que desnudarla primero hasta sus fundamentos esenciales. Su canto, con cambios de blues estándar ante un único acorde y repetitivos riffs se convirtió en uno de sus recursos favoritos y aparece en muchas de sus grabaciones mas potentes. Una de las mas siniestras fue "No Place to Go" (1954) , en la que la banda toca un riff de cinco notas, asaltando el compás al principio de cada repetición al igual que la aguja que se queda atascada en un disco rayado. La monotonía del repetitivo riff es auténtico primitivismo, el salto sincopado que anuncia cada frase de cinco notas imita la caída de un martillo a la manera de un canto de trabajo de la prisión.

Puede que Muddy Waters cantara "deep blues", pero Wolf utilizaba raíces que
eran aún mas profundas.Sam Phillips envió las grabaciones que efectúo de Howlin' Wolf en Memphis a Chess, pero luego los hermanos Bihari de RPM contrataron a Ike Turner para que grabara a Wolf para RPM. Moanin' at Midnight (Chess 1479, editada el 14 de agosto de 1951) se convirtió en "Morning at Midnight" en RPM y entró en las listas nacionales de R&B en 1951. Finalmente Wolf se quedaría en Chess, y para estar completamente seguro Leonard Chess hizo que Wolf se trasladara a Chicago. donde se mantuvo en la cima por mas de dos décadas.

Howlin' Wolf se convirtió en el principal rival de Muddy Waters en la escena del blues de Chicago. "Me trasladé a Chicago en 1952 o 1953. Tenía un coche de cuatro mil dólares y 3900 dólares en el bolsillo. Soy el único que se marchó del sur como un caballero" le relató Wolf a David Booth en una entrevista.

Anacrónico en Memphis de 1951, llego a serlo aún más en Chicago donde como
dijimos se mantuvo vigente por mas de veinte años. El cáncer se llevo a uno de los mayores bluesmen del Delta en 1976. Howlin' Wolf fué presentado en el Rock an Roll Hall of Fame en 1991.

Moanin' at Midnight

Aunque no fue el primer tema que grabó, el mundo descubrió a Wolf con " Moanin' at Midnigth". Comienza con un ensordecedor zumbido a capella que parece irrumpir del interior del micrófono. Al oír este distorsionado aullido, uno puede imaginarse perfectamente la consternación de Phillips cuando vió que la aguja del vúmetro llegaba al extremo de la zona roja. A continuación se unía Willie Johnson con su guitarra eléctrica también muy distorsionada, tocando una figura repetitiva que probablemente le había enseñado Wolf y que procedía del "Cool Drink of Water Blues" (1928) de Tommy Johnson. Luego Wolf suelta un escalofriante aullido en falsete, otra huella de la influencia de Johnson. Después sopla la armónica de forma sencilla pero efectiva acompañado de la desigual guitarra de Johnson y la nerviosa batería de Steele, caótica y precisa a un tiempo. El sonido es una fusión con contornos borrosos, de armónica, guitarra y batería (el piano que la discografía señala, o es inaudible o se pierde en el fragor del combate). El resultado es una febril pesadilla sonora realzada por el paranoico texto de Wolf:

Well, somebody knokin' on my door/ Alguien esta llamando a la puerta
Well, somebody knokin' on my door /Alguien esta llamando a la puerta
Well, I'm so worried, don't know where to go/ Tengo tanto miedo, que no se
donde ir

Wolf canta los cambios de acorde estándar I - IV - V, pero la banda , como si estuviera hipnotizada por su ejecución, nunca deja el acorde I "En aquellos primeros discos", le dijo Wolf a Pete Welding, "yo era el único que le decía a los muchachos lo que tenían que tocar, como seria la música. Los patrones del bajo en estos discos son míos, es mi bajo. Alguna de aquellas piezas solo tenían un acorde. No hay cambios en ellas, esto es algo que he aprendido de la música de antaño".

* Fuente: Nothin' But the Blues (Lawrence Cohn)


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Macedonio Belarte
AÑO IV-N LXVIII-Miércoles, 30 de Septiembre de 2009
Revista Digital de Cultura de Cruz del Eje
Arte, Cine, Literatura, Música, Poesía, Plástica, Historia,Política, Filosofía


Sumario :


Koba el temible. 01 / El peronismo: una revolución contra el sentido del mundo. 04 / Fundamentos del liberalismo económico. 07 / BIOGRAFIA DE UN LIBRO MALDITO. 10 / PRAGA TE MALDECIRÁ. 14 / EL GOLEM. 16 / La No-literatura de Macedonio Fernández. 18 / Tratado de la delincuencia, por Roberto Arlt. 22 / MALDITO MITO. 24 / El fiord. 27 / El campo, conservadores de su ambiente. 31 / En el Mes Aniversario de su Nacimiento, Conversaciones con Jorge Luis Borges. 34 / Cómo será la Web 3.0. 37 / “Se escribe desde el sufrimiento…”, Osvaldo Guevara. 39 / HOWLIN´WOLF. 40

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